Celia, de 70 años, volvió a nacer el pasado jueves, cuando cirujanos cardiovasculares del hospital San Juan de Dios desbloquearon siete puntos de su aparato circulatorio por donde no pasaba la sangre.
De no haberse sometido a este procedimiento, Celia pudo haberse sumado a las 13 personas que, en promedio, mueren todos los días en el país debido a las enfermedades del corazón.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), de las 16.139 personas que fallecieron en Costa Rica el año pasado, 4.680 murieron por problemas cardiovasculares.
Eso representa un 30% de las muertes por todas las causas.
Dichos padecimientos constituyen la principal causa de enfermedad y mortalidad, tanto en el país como en el mundo.
En el caso costarricense, las enfermedades cerebrovasculares, las crisis hipertensivas y los problemas de circulación cardiopulmonar, entre otros, tienen un impacto en la mortalidad un 40% mayor que el cáncer.
Impacto. A Celia, vecina de Puriscal, los médicos le colocaron siete stents , dispositivos cuyo costo unitario es de $3.000.
Esos aparatos sirven para desbloquear las arterias que han sido obstruidas por elevados niveles de colesterol y triglicéridos.
Solo la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) invertirá este año más de ¢35.000 millones en el tratamiento de este tipo de enfermedades.
En el caso de Celia, la institución desembolsó $21.000 (más de ¢10 millones) solo en la compra de los stents , sin contar el costo de la cirugía, de las medicinas ni de los días de internamiento.
Su caso no es el único. Las consultas por problemas del corazón van en aumento en los hospitales y clínicas de la Caja e implican numerosas y costosas intervenciones.
Ocho años atrás, se realizaban 644.692 consultas al año. En el 2005, hubo casi 300.000 más.
Una tendencia similar experimentaron los internamientos de enfermos del corazón, que pasaron de 136.338, en 1998, a 149.978 el año pasado. Las incapacidades, entre tanto, pasaron de 118.967 a 151.034 en el mismo período, según la Dirección Actuarial de la CCSS.
Freno. Las autoridades de la Caja, en coordinación con otras instituciones de salud, pretenden bajar estos números aplicando tres estrategias concretas.
La primera tiene relación con la detección temprana de los problemas cardiovasculares, o sea, antes de que hayan evolucionado a complicaciones más serias.
Una segunda medida tiene que ver con la prevención; la última, con la promoción de estilos de vida saludables.
Según informó ayer el presidente ejecutivo de la Caja, Eduardo Doryan Garrón, los programas de promoción del ejercicio se extenderán de siete a 19 áreas de salud.
Doryan también aseguró que la institución cuenta con un programa específico para la población escolar, la cual es considerada clave para contar en el futuro, con adultos saludables.
El Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, y el Calderón Guardia, en San José, tienen proyectos así, y esquemas de tratamiento para casos de una complejidad similar al de Celia.
Se espera que mediante este tipo de medidas se reduzca la aparición de nuevos enfermos y el impacto económico que su tratamiento representa para el sistema de salud.