Calmado, pero reacio a que se lo fotografíe, el checo Jan Kalina defiende la operación del Hotel Las Palmas y alega que no está obligado a desalojar el sitio.
Este viernes respondió a las preguntas de La Nación y en todo momento insistió en que la sentencia de la Sala Primera de junio del 2004 solo lo obliga a "restituir las cosas a su estado original", acción que, según dice, ya ha ejecutado.
Insistió en que el Ministerio del Ambiente no tiene razones para obligarlo a cerrar el hotel pues hace unos 10 años contrató especialistas para recuperar el humedal y sembró hasta cinco palmeras por cada uno de "los palos de coco viejo que eran una amenaza".
Él no coincide con el ministro Carlos Manuel Rodríguez.
En una carta que Rodríguez envió a Kalina en abril pasado, le recalcó: "Aunque usted manifieste que ha sido restituido y recuperado el recurso, es claro que en su momento existió el incumplimiento y la afectación ambiental".
Pese a tal discrepancia, Kalina manifiesta que esperará la respuesta de la Comisión de Desalojos; mientras tanto, seguirá operando el hotel.
Advirtió que el cierre le generaría pérdidas por unos $6 millones (¢2.856 millones) y que unas setenta familias se quedarían sin empleo en tal caso.