Aunque los organizadores de la llegada al país del Concorde consideran que no hay un riesgo extremo, algunos especialistas aconsejan que las personas que deseen observar el aterrizaje o el despegue del avión deben usar como mínimo un par de tapones en los oídos.
Las autoridades del aeropuerto Juan Santamaría señalaron el lunes que existe cierto riesgo para la gente por el exceso de ruido que producen los motores de esa aeronave a la hora de aterrizar o despegar, mayor al de cualquier aeronave convencional.
El Concorde, propiedad de la aerolínea francesa Air France, llegará a esa terminal aérea el próximo domingo a las 2 p. m. Será su última parada en un recorrido que ha hecho por varios países latinoamericanos con un grupo de 90 millonarios estadounidenses, quienes dieron por su boleto ¢14,3 millones.
La gente podrá observar la aeronave por lo menos a 30 metros de distancia pues será la principal atracción de la Tercera Feria Internacional de la Aviación, que se efectuará este fin de semana en la terminal remota del aeródromo.
Sobre las medidas de seguridad que se deben tomar, la gerente de Mercadeo de Air France, Emilia Madrigal, afirmó que hoy tendrán una reunión con personeros de la Dirección General de Aviación Civil y del aeropuerto para discutirlas.
No obstante, dijo que "aunque no hay un peligro inminente, la gente va a tener que taparse los oídos".
Para el otorrinolaringólogo Carlos Eduardo Arce Arce, en principio las turbinas de los aviones pueden causar daños en los oídos de quienes trabajan en la pista y, en consecuencia, están obligados a usar protectores.
Aconsejó que las personas que quieran observar el aterrizaje o el despegue del Concorde usen un tapón de algodón o de plástico (como los que utilizan los nadadores), para que se garantice una disminución de un 15 por ciento en la intensidad del ruido, lo cual reduciría el peligro de un trauma acústico.
El oído humano, explicó el especialista, puede aguantar hasta un rango de 7.000 y 8.000 decibeles de sonido, pero el problema depende de la intensidad y la duración del ruido. Para que se dé una idea, en una discoteca los jóvenes están expuestos a un nivel de 10.000 decibeles.
"Eso es muy relativo pues depende de la capacidad de cada persona, ya que hay quienes con un nivel de ruido más leve, pueden sufrir un daño mayor", dijo el especialista.
Su colega Luis Fernando Arce Rodríguez opinó que, para mayor seguridad, la gente debe adquirir unos protectores (o audífonos) especiales como los que utilizan las personas que trabajan con motosierras.
"Los daños por ruido dependen de la duración a la exposición del sonido pues, entre más intenso sea, menor debe ser el tiempo en que se debe estar expuesto", puntualizó.
Un protector de oídos de orejera (como se les conoce) tiene un costo de ¢2.297 en ferretería El Mar, y de ¢5.508, en Cemaco, según las consultas hechas en ambos establecimientos.
Colaboró en esta información Pablo Bulgarelli Mora, redactor de La Nación.