De aquel joven de pelo negro y abundante, sonriente y con un elegante traje oscuro, solo queda la foto en blanco y negro que luce en la sala de su casa. Eran los años setentas y ya formaba parte del gabinete de Daniel Oduber.
El Óscar Arias de hoy tiene el pelo canoso, su rostro deja ver las huellas de los 64 veranos que ya ha visto pasar y su accionar es ya más pausado.
Sus años de Presidente de la República (1986-1990) también son un recuerdo fotográfico que reposa en las torneadas repisas de madera brillante, en una de las salas de su casa, la famosa esquina de Rohrmoser, en Pavas.
A pesar de ello, hoy Arias quiere jugar de nuevo. Desde el 14 de enero es ya oficialmente precandidato a la Presidencia de la República en el partido que le dio cabida desde finales de los sesentas: Liberación Nacional.
Asegura que retorna a la política porque está seguro de que si Liberación pierde la elección del 2006 se acaba, se muere.
El martes pasado, Arias dio al equipo de Política de La Nación la primera entrevista como precandidato. Habló largo y tendido.
Al final se mostró inquieto por cuánta extensión se le daría a la entrevista. En esto, es el mismo Arias de los ochentas, quien ahora intenta reencontrar viejos votantes y conquistar a los nuevos.
A continuación un extracto de la entrevista con el exgobernante y premio Nobel de la Paz 1987:
-Don Óscar, hasta hace un mes había un ambiente que daba la impresión de que usted podía ganar las elecciones. ¿Usted cree que la tiene fácil?
-Lo que nos ha pasado en los últimos meses creo que es un socollón como nunca lo habíamos tenido en este país. El costarricense está enojado, molesto, desilusionado, y pienso que con toda razón, con su dirigencia política.
"Todos hemos pagado más o menos por igual, todos no caímos abruptamente en las encuestas y yo creo que este será el año de recuperar la confianza de los costarricenses porque la política es confianza y si yo no logro que los costarricenses recuperen la confianza en mí y en general en la dirigencia política, pues vamos a tener una abstención muy grande y eso es malo para Costa Rica".
-¿Cómo piensa recuperar esa confianza?
-Hablándoles con el corazón en la mano, entendiendo la política como siempre la he entendido. El podio será mi pizarra para educar, para decirle a los costarricenses lo que deben de saber y no lo quieren oír.
-Cuando usted dejó el Gobierno prácticamente se alejó del país. ¿Cómo convencer que ahora no es por conveniencia que está cambiando?
-Esa apreciación suya yo no la comparto.
-Perdón, don Óscar, pero es un hecho que usted se alejó del país y de su partido. Es más, a usted lo llamábamos y casi ni quería opinar sobre temas internos.
-Ninguno de los expresidentes opina tanto como yo. Lo que sí es cierto, es que desde 1990 me dediqué, por medio de la Fundación Arias, a tratar de persuadir al mundo de la necesidad de un tratado sobre el comercio de las armas y desde entonces he venido haciendo lobby en Europa, Asia, África, en América Latina y sobre todo en Washington, pero eso no significa que yo haya dejado de preocuparme por los problemas nacionales.
"Cuando dejé la Presidencia estaba convencido de que era para siempre; eso cambió cuatro o cinco años atrás cuando se intentó reformar la Constitución en el Parlamento y después por la vía de la Sala Constitucional".
-¿Qué motivó su cambio?
-¿De volver a la vida política nacional? ( Guarda silencio ) Un poco el anhelo de ese liberacionista de que el partido desaparecía si se perdía por tercera vez una elección y la convicción de muchos de que yo era una carta de triunfo. "Para mí, en lo personal, el que los costarricenses me puedan cobrar que pudiendo volver a la política y pudiendo hacerle bien a mi país, no lo haga solo por continuar disfrutando de la tranquilidad que da seguir siendo un ciudadano común, con tiempo para leer y oír música, para hacer todas las cosas que uno quiere hacer en la vida, sobre todo cuando tiene más de 60 años, porque volver a la política significa volver a un ring donde solo golpes voy a recibir.
-Y tiene que dar algunos usted también.
-Yo no soy de eso, no. Yo quiero convencer con ideas, con soluciones a los problemas.
-Si el PLN pierde por tercera vez ¿desaparece?
-Sí, históricamente está comprobado en América Latina y en Europa que si ya el electorado se va por tercera vez de un partido es muy difícil que vuelva.
-Entonces, ¿si usted no gana el PLN se muere?
-Sí, pero eso no va a pasar.
-Pero las cosas se le han venido poniendo cuesta arriba.
-Los actos de corrupción que salieron a la luz pública han causado un enojo generalizado en nuestro pueblo y yo le doy la razón a los costarricenses que están escépticos. Nuestra tarea es recuperar esa confianza y para eso tenemos esta campaña.
-Pero adicionalmente las encuestas reflejan que usted es el más castigado, la crítica de dirigentes de sectores sociales, los problemas en su partido, pareciera que el camino se está empedrando?
-No es así como yo lo veo.
-¿Cómo lo ve?
-Gobernar es educar, es convencer; si yo soy incapaz de convencer a los costarricenses de que mis ideas son las mejores pierdo y no hay más, pero yo confío de que mis ideas son las mejores.
-Además, todo hace ver que quien llegue a la Presidencia tendrá una Asamblea Legislativa más fraccionada que esta...
-En esta campaña le voy a pedir a los costarricenses que no quiebren el voto y que también me ayuden a elegir diputados en mi partido, la mayor cantidad.
-¿A quién vislumbra como rival en esta campaña?
-Creo que van a haber tres candidatos importantes: el que elija el PUSC, Otto Guevara del Movimiento Libertario y Ottón Solís del PAC.
-¿Cuál cree que será el más fuerte?
-Para qué especular si ahorita las encuestas nos lo dicen.
-Usted habla de apoyar un aumento de impuestos, de impulsar el TLC con Estados Unidos de romper monopolios estatales. ¿Se va a jugar usted el costo político?
-Yo no solo no voy a traicionar a los costarricenses diciéndoles cosas que no son ciertas, sino que no puedo traicionar mis convicciones.
"La gente no se da cuenta de que esta es la economía más abierta del continente, el comercio para nosotros representa el 95% del PIB, ni Chile importa más que nosotros; para los brasileños el comercio no es más de un 25% del PIB y para los norteamericanos no es más de un 25%.
"Yo quiero, que el comercio en el 2010 llegue a ser un 130% o un 140% del PIB y para eso tenemos que aprobar el TLC con Estados Unidos, negociar un Tratado con la Unión Europea, con Japón y un TLC con China. En Singapur el comercio representa más de un 400 por ciento. Singapur hace 50 años era más pobre que Nicaragua, hoy tiene más de $30.000 de ingreso per cápita".
-¿Por qué cree usted que levanta tantas pasiones en contra la candidatura de Óscar Arias en el PLN?
-En este país, ustedes lo conocen, hay 4 millones de candidatos a diputados y 4 millones de candidatos presidenciales, y diay, mucha gente viene haciendo camino y siente que Arias les enredó el paso y eso les causa mucho enojo.
-Se dice que usted se presenta como el mesías, el salvador de este país ¿Eso es cierto?
-Yo nunca he dicho eso y ustedes lo saben. Lo único que he dicho es que hay un sentimiento en la gente que cree que yo puedo ayudar a este país.
-¿Y usted lo cree?
-Sí lo creo, pero no porque haya conversado con Tatita Dios, ni con Buda, no fue una revelación divina. En lo personal tengo solo que perder con volver a la política, nada que ganar.
-¿Qué piensa del llamado a no reconocerlo como candidato que hace Luis Alberto Monge?
-Es una actitud poco costarricense no aceptar los fallos de nuestros tribunales.