San José.
La línea de 1.820 km de transmisión eléctrica que une a los seis países de Centroamérica se encuentra en un estado de vulnerabilidad que podría ocasionar más apagones como el ocurrido el sábado, que dejó sin luz a Costa Rica, Nicaragua y Panamá.
René González Castellón, director ejecutivo del Ente Operativo Regional (EOR), organismo centroamericano responsable de esa red de $505 millones, confirmó desde San Salvador que, producto del rezago de inversiones, el sistema podría volver a desconectarse si se presenta una sobrecarga de energía, como sucedió el fin de semana en Panamá, donde se originó la falla.
Nicaragua, con 307 km de líneas, también afronta debilidades y lo mismo Honduras (275 km), declaró el ingeniero nicaragüense.
"Por varios años se retrasaron las inversiones en el sistema de transmisión de Panamá (150 km)", dijo González, quien explicó que la energía no viaja bien del norte al centro de ese país.
Luis Pacheco, gerente de electricidad del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) precisó este rezago.
A raíz de apagones y racionamientos en Panamá en los últimos años, afirma, ese país impulsó un plan de expansión agresivo con plantas hidroeléctricas en Chiriquí y Bocas del Toro, cerca de nuestra frontera sur.
Sin embargo, las autoridades no desarrollaron en paralelo la infraestructura de transmisión requerida, por lo que esta zona de alta densidad de generación quedó "débilmente conectada con la carga principal de Panamá, en la zona del Canal".
"Esto le genera vulnerabilidad al sistema eléctrico panameño y ante fallas que ocasionen disparos de carga en la zona central, un riesgo para el resto del sistema interconectado, pues la sobre-generación permanece conectada con los sistemas al norte del Mercado Eléctrico Regional. La situación debería mitigarse con la tercera línea al noroeste de Panamá", precisó.
A ello, se suma otro problema: las distribuidoras eléctricas panameñas instalaron hace un tiempo, en forma no planificada, un sistema de desconexión (interruptores) en caso de sobrecarga en sus redes. Si hay un sobrevoltaje, explicó González, la red de Panamá interrumpe la transmisión y, la generación de más en ese momento, se redirige a Centroamérica.
Eso ocurrió el sábado. Bajo una fuerte lluvia y rayería en la ciudad de Penonomé, provincia de Coclé, trabajadores daban mantenimiento al cableado. La intensidad de la tormenta suspendió el servicio y, entonces, la sobrecarga de electricidad se enrutó hacia el Istmo. Al recibir el aumento de voltaje, Costa Rica y Nicaragua se desconectaron automáticamente.
Precisamente, Nicaragua también tiene problemas en su línea de transmisión interna, indicó González, pues en el sur de ese país se da un "cuello de botella" al confluir la energía de la red centroamericana y la de producción eólica de plantas nicaragüenses. Esto satura las líneas en ese punto y han llegado a desconectarse distintas líneas.
El efecto es que, como el sábado, quedan interconectados solo Guatemala, Honduras y El Salvador, mientras los otros países permanecen aislados mientras levantan de nuevo su generación, recordó el ingeniero.
"Ahí también hay necesidad de reforzar infraestructuras. Ya las autoridades locales en Nicaragua han informado que están haciendo obras para reparar esto y estarían operativas en enero del 2018", precisó González.
El otro país que requiere "refuerzos importantes" es Honduras porque, según González, cuando se creó el sistema cada nación se comprometió a tener una red de transmisión interna capaz de soportar 300 Megavatios (MW) de intercambio. Sin embargo, los hondureños tienen una capacidad inferior a los 180 MW por lo cual necesitan inversiones por $60 millones, explicó.
"Los sistemas eléctricos de potencia son vulnerables en la medida que se presentan situaciones. Hablamos de países pequeños y con situaciones de desarrollo dispar en inversión. Hay mucho trabajo que hacer. Lo que se refleja a nivel económico en el desarrollo de cada nación, igual se refleja en subsistemas eléctricos", explicó.
Luis Pacheco, del ICE, agregó que el sistema costarricense posee controles y protecciones para impedir que futuras fallas lo afecten.
"El ICE es el mayor interesado por blindar el Sistema Eléctrico Nacional, que ha demostrado ser fuerte y robusto. Las previsiones han permitido que el país no haya sufrido los efectos de diversos eventos que se han presentado en la región, así como restablecer el servicio eléctrico de forma eficiente el sábado", comentó.
El CENCE (Centro Nacional de Control de Energía del ICE), señaló Pacheco, incluso analiza si es posible reforzar acciones ante eventos de esta magnitud.
Costa Rica (con 499 km de cables y 1.343 torres) tiene subestaciones en Cañas, Parrita, Palmar Norte y Río Claro como parte de este sistema por donde se comercian los excedentes de energía de cada nación. El costo de la electricidad, en algunas horas o momentos del año, resulta menor al de la producción local. De ahí que el ICE completara, en el 2014, su integración total a la red.
En los últimos seis meses, el EOR reportó caídas temporales de energía, sobrecargas en las líneas de transmisión y hasta la explosión de transformadores en la línea que enlaza el Mercado Eléctrico Regional (MER), que permite la venta o compra de excedentes de electricidad entre los países del área.
"La red se encuentra en un estado frágil mientras no entre en operación el proyecto de la tercera línea de transmisión (en Panamá), que tiene un avance del 98,4%, que se espera esté lista en setiembre y así beneficiar a la población panameña con el mejoramiento de la calidad del servicio energético", precisó Antonio Guelfi, director de la estatal Empresa de Transmisión Eléctrica S. A. (Etesa).