Una fiebre alta provocada por infección de las vías urinarias, unida a que el papa Juan Pablo II recibió el sacramento de la extremaunción, hizo que la atención del mundo se centrara en el Vaticano, donde permanece el Sumo Pontífice.
En la plaza de San Pedro, centenares de personas se congregaron la noche de ayer para conocer sobre su estado de salud. El máximo jerarca de la Iglesia Católica fue medicado con antibióticos.