El nombramiento del canciller de Nicaragua, Norman Caldera, como coordinador de las futuras negociaciones entre Centroamérica y la Unión Europea (UE) causó sorpresa en Guatemala, a pesar de que su presidente, Óscar Berger, fue uno de los cuatro mandatarios que firmó el acuerdo.
El viceministro de Comercio Exterior guatemalteco, Enrique Lacs, dijo a La Nación que no conocía decisión alguna sobre la designación de Caldera.
“No hemos recibido ninguna notificación. Eso es algo que tenemos que discutir con el presidente Berger para saber bien qué respuesta dio”, afirmó Lacs desde ciudad de Guatemala sobre el acuerdo firmado por Berger y sus colegas Elías Antonio Saca (El Salvador), Manuel Zelaya (Honduras), Enrique Bolaños (Nicaragua) y --al parecer -- Martín Torrijos (Panamá).
“Es muy probable que Nicaragua quiera sacar una ventaja en este tema, pero hasta el momento nuestros superiores no nos han notificado oficialmente nada al respecto”, agregó Lacs a AFP .
Los cuatro presidentes firmaron un texto redactado durante la cumbre del SICA, el 11 de julio, en Panamá, cuyo mandatario habría firmado posteriormente.
A espaldas. Costa Rica no fue consultada y ahora adversa el nombramiento de un jefe negociador; prefiere un formato de equipos de cada país con vocería rotativa.
Así lo comunicó el canciller, Bruno Stagno, para quien la ausencia de la firma del presidente Óscar Arias hace que el acuerdo carezca de validez.
Lacs anunció que pedirá al sistema de Integración Centroamericana (SICA) la notificación que, según Caldera, ya está inscrita en ese organismo regional.
La Cancillería preparaba aún ayer la nota que enviará a los restantes cinco países que negociarán con la Unión Europea, así como a Bruselas, sede de la UE.
Óscar Arias, por su lado, usó parte de la mañana en telefonear a sus colegas centroamericanos y tratar de buscar una solución a las diferencias, dijo su vocera de prensa, Mishelle Mitchell.
En una carta a Arias, la Asociación de Agentes de Aduana de Costa Rica aprovechó la discusión para pedirle que revise con autoridades del istmo las políticas de la Unión Aduanera Centroamericana, para “poner en evidencia las violaciones que se han cometido a los tratados y acuerdos centroamericanos”.
La Unión Aduanera es uno de los requisitos que los europeos esperan de Centroamérica, para poder contar con un mercado de casi 40 millones de personas.