A las 10:40 a. m. la gradería norte de sol del Estadio Nacional estaba floreada de sombrillas. Para cualquier chica, un espacio en la sombra era quizás más cotizado que un beso de don Felipe de Borbón.
A las 10:40 a. m. la gradería norte de sol del Estadio Nacional estaba floreada de sombrillas. Para cualquier chica, un espacio en la sombra era quizás más cotizado que un beso de don Felipe de Borbón.
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