La situación económica es difícil, pero esta percepción no frena las esperanzas de los costarricenses de que durante este 2004 el panorama presente mejorías.
Quienes así lo manifestaron fueron diversos ciudadanos entrevistados el martes, al azar, por este periódico.
Hubo quienes, como Enrique Rivera Cordero, cogedor d ecafé de 46 años, expresó no tener mayor preocupación por su futuro económico.
Aún con los vestigios del sudor y de tierra fresca en sus ropas y en su piel, tras una larga jornada en los cafetales, explicó por qué: “La gente habla de que la vida está muy dura, pero yo pienso que eso depende de la organización de cada uno.
“Yo no tengo ese problema simplemente porque no gasto más de lo que gano... si tengo ¢5.000 no gasto ¢7.000. Así uno siempre va a tener qué comer”, afirmó, mientras sacaba un celular de su alforja para contestar una llamada.
Si bien no todos los testimonios recolectados en el área metropolitana desbordaron tanta seguridad y optimismo, la veintena de entrevistados coincidieron en que, frente a una difícil situación económica, el costarricense puede salir adelante.
“Pura vida”, excepto por...
La mayoría de entrevistados también estuvieron de acuerdo con que si pudieran pedir un deseo para Costa Rica, más que la estabilidad económica se inclinarían por una mayor seguridad personal y general.
Ese sentimiento es reflejo de una percepción de que la delincuencia ha aumentado, lo cual genera que el temor cobre auge.
Este fue uno de los soportes de la opinión de la abogada Miryam Jiménez Bolaños, quien vive en Santo Domingo de Heredia.
“He sentido que este año ha sido muy duro, sobre todo porque los servicios han aumentado de precio y no ha sido congruente con las mejoras.
“Pero más que eso lo que me preocupa para el año que viene es la inseguridad en que vivimos. Ya no se puede salir a la calle... Yo, como abogada, no le tengo mucha fe al sistema judicial, aunque tengo que reconocer que a la luz de lo que ha pasado estos días hay grandes esperanzas en que por fin haya llegado alguien a poner mano dura.
“En ese sentido sí estoy optimista, ojalá no sea una situación que dure seis meses nada más”, puntualizó Jiménez.
Otro que ha sentido la situación “un poco dura”, pero que “a pesar de todo” no se queja y espera mejorías es Roy Mora Badilla, de 29 años y quien es dependiente en un puesto de Súper Mango, en Novacentro, en Guadalupe, Goicoechea. “Yo espero que no empeore. Ahí va saliendo uno”, dijo.
Pero quizá las amas de casa, quienes deben hacer “de tripas chorizo” a la hora de hacer las compras, tienen razones para no ver el asunto con optimismo.
Es el caso de Lorena Paniagua Barrantes, de 37 años y vecina de San Pedro de Montes de Oca. “¡Qué va! Ha sido un año muy duro, todo ha subido al doble, los salarios no alcanzan, nosotros tenemos tres hijos y hemos tenido que restringir especialmente las salidas. Ya es un mito eso de que en Costa Rica se vive bien”.
A pesar de su criterio, manifestó esperar con optimismo una mejoría económica en el 2004, por aquello de que la esperanza es lo último que se pierde.
En cambio, el abogado Fabio Jiménez Vargas, de Vázquez de Coronado, calificó el 2003 como “muy positivo”. “Creo que hay buenas expectativas para el 2004, condicionadas a lo que suceda con el Tratado de Libre Comercio. Si lo que dice el gobierno es cierto, tenemos perspectivas mucho mejores que la mayoría de países de América Latina”, aseguró.
También los extranjeros residentes en el país también tienen algo qué decir.
Así, el médico cubano Santiago Enríquez Romero, quien radica aquí desde hace cinco años, redondeó la actitud que se percibió durante este sondeo: “En el último semestre sentí que los ticos han visto mejores perspectivas para el futuro”, declaró.