Santa Ana. “No es que esté rajando, pero tengo tres pergaminos. Uno me lo dio el Papa, otro el concejo municipal y otro el MAG... algo habré hecho bien”.
Con estas palabras, don Antonio Aguilar Sáenz inició su relato. Y es que de oír toda su historia habría que sentarse a escucharlo por horas, pues fácilmente se puede decir que él ha labrado el desarrollo de este pueblo.
Por donde quiera que se le mire es un luchador. Padre de 12 hijos, casado dos veces y gestor del Liceo de Santa Ana, colaboró en la ampliación del cementerio local y siempre ha sido el espíritu de los festejos locales.
Aguilar también fue el encargado del huerto de la iglesia, durante Semana Santa, por más de 50 años continuos.
Tan inquieta trayectoria lo hizo ganarse, en 1982, el título de Hijo Predilecto de Santa Sana.
“Mi padre siempre me decía: al pueblo se le sirve no por la plata, sino por obligación”, rememora don Toño , como se le llama cariñosamente en la comunidad.
Hace cerca de un año la Iglesia le rindió un homenaje durante el Día de San Isidro Labrador, pues aparte de ser un activo dirigente comunal, él se autodefine como un “labriego sencillo”.
Agregó: “Cuando mi padre me hizo hombre, a los 12 años, me dijo que ser hombre era velar por las necesidades de nuestro pueblo, y eso he hecho desde entonces”.
A sus 89 años, don Toño continúa siendo el ejemplo del pueblo santaneño.
Entre sus anécdotas figura un viaje a Panamá, por invitación del desaparecido Omar Torrijos.
“Fue una vez que vino por aquí y lo invitamos a comer algo humilde. ¡Diay!, parece que le gustaron los frijoles que le dimos y después nos mandó a invitar. Nos atendió de lujo”, relata este personaje de paso cansado y con incansable voluntad de ayuda.