El incendio forestal que dañó el cerro La Trinidad en el 2008, les pasó años después la factura a los vecinos de Dota, Tarrazú y León Cortés, quienes al abrir el tubo de sus casas notaron una merma en la cantidad de agua.
Debido a la pérdida del bosque, los habitantes de esos cantones josefinos reciben hoy un 25% menos del líquido.
Los mantos acuíferos que yacen bajo el cerro La Trinidad benefician a unas 35.000 personas de esos lugares, que son abastecidas mediante el servicio de agua potable municipal y por asociaciones administradoras de acueductos rurales.
“Las consecuencias del incendio las vimos con el tiempo. Hemos notado un menor caudal en los acueductos que suministran agua. Por ejemplo, en el acueducto municipal se observa una merma de un 50% en relación con el año pasado”, declaró José Flores, de la organización comunal Coproarenas.
Lejos de cruzarse de brazos y liderados por Coproarenas, los vecinos decidieron ayudar a que el bosque se recupere, y por ello, reforestarán las 55 hectáreas que ardieron en el 2008.
A la fecha, se han sembrado unos 6.500 árboles, pero la meta es llegar a 10.000 antes de que finalice el 2013.
Para ello, idearon un plan técnico de reforestación con ayuda de la Unidad de Manejo de Cuencas del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y del Centro de Derecho Ambiental (Cedarena), así como el asesoramiento del Centro Agrícola Cantonal de Tarrazú para escoger las especies.
La iniciativa incluye siembra, reposición, abono, poda programada y el cuido de los árboles, que está a cargo de seis personas, quienes fueron capacitadas y son parte del programa de generación de empleo del Ministerio de Trabajo.
La empresa sueca SCA, a través de la marca de productos de higiene Tork, financia el proyecto y sus empleados se involucran como voluntarios en las jornadas de siembra.
Cerro de agua. El cerro La Trinidad es parte de un corredor biológico que conecta al Parque Nacional Los Quetzales ( Copey de Dota) y la Zona Protectora Caraigres (Acosta y Aserrí).
Para José Flores, de Coproarenas, el cerro La Trinidad es una “fábrica de agua”. Sus mantos acuíferos proveen de líquido a los vecinos de Dota, Tarrazú y León Cortés, pero también nutren los afluentes del río Parrita, con lo que ayuda a la generación eléctrica.
Desafortunadamente, un cigarro mal apagado provocó, en el 2008, un incendio forestal que consumió 25 hectáreas de bosque secundario y 30 de pastizales. “Perdimos árboles de encinos, madroños y damas de altura”, dijo Flores.
Rolando Castro, vocero de Cedarena, considera que la iniciativa es un ejemplo de esfuerzo comunal por gestionar el recurso hídrico.
“A partir del proyecto, la gente empezó a plantearse de dónde va a venir el agua del futuro, y por eso, el cerro La Trinidad es un símbolo”, destacó Castro.