Luz Esperanza Cifuentes Espinoza, de casi 50 años, llora al relatar su larga espera para ser operada del corazón.
En abril próximo cumplirá un año de estar en la lista del hospital San Juan de Dios. Como a muchos otros, la apuntaron en un papel, le pidieron su número de teléfono y le prometieron llamarla cuando hubiera campo. El teléfono, desde entonces, no ha sonado para darle la noticia ansiada.
"Mi cirujano me dijo que la operación tenía que ser desde el año pasado, porque si no él luego no asumía las consecuencias", recordó esta vecina de Río Oro de Santa Ana.
La estenosis mitral severa (estrechamiento y obstrucción de la válvula mitral), la obligó a dejar su trabajo de recepcionista. Ahora, ella piensa en qué pasará con su hijo menor, Juan Sebastián, de tan solo 10 años, si ella llegar a faltar.
Su vida dio un giro en el 2003, cuando su problema volvió a surgir. Ya ella había sido operada de lo mismo en su Colombia natal. De ser una mujer activa pasó a estar encerrada en su casa, deprimida.
Además de soportar la incertidumbre de la espera, Cifuentes contó que ningún médico especialista la ha vuelto a revisar desde mayo. "Yo misma he ido allá (el hospital) y la secretaria me dice que estoy en la lista. ¡Pero yo veo esto tan demorado! Yo cada día me siento con menos aliento", aseveró.