Boca Arenal (San Carlos). Carlos Ramírez Chávez ha vivido 50 de sus 59 años muy cerca del río San Carlos, que bordea esta población cabecera del distrito de Cutris.
Lo conoce mejor que la palma de sus manos pues en sus aguas aprendió a nadar desde que tenía nueve años.
De sus profundidades, sin tener formación de buzo y sin más oxígeno que el de sus pulmones, ha rescatado 53 cadáveres de personas que murieron ahogadas.
Lo siente suyo y ello explica la lealtad y el amor que le profesa.
También explica su permanente estado de alerta para tratar de evitar que lo contaminen, denunciar a quienes cortan árboles en sus márgenes o pescan ilegalmente.
Ramírez, miembro del comité comunal que cuida el cauce, dijo estar dolido por las constantes “agresiones” de que este es objeto.
“Mucha gente parece no comprender que el río es fuente de vida para humanos y animales.
“Tampoco tiene conciencia de la necesidad de cuidarlo y en vez de hacerlo lo maltrata”, expresó.
Difícilmente pasa un día en que Ramírez no navegue por el San Carlos. “Me basta recorrerlo unos pocos kilómetros para detectar si hay anomalías, pero quisiera disponer de mucho tiempo para dedicarlo a limpiar el cauce, a hacer trabajo de vigilancia”.
Don Carlos, tractorista, técnico en reparación de lavadoras y otros artefactos de uso doméstico, pero ante todo defensor acérrimo del San Carlos, añora los días en que sus aguas eran cristalinas y abundaban los peces.
“Ahora tenemos algunos días de aguas color chocolate debido a la sedimentación que generan las plantas hidroeléctricas; días de aguas verdosas debido a la contaminación con agroquímicos que usan algunas empresas piñeras y cada vez menos peces”, lamentó Carlos Ramírez.