Tener protegido el 26% de su territorio, le permitió a Costa Rica generar ganancias por ¢778.148 millones por concepto de turismo y generación de energía hidroeléctrica en el 2009.
Este es tan solo un ejemplo del tipo de servicios ambientales que se podrán medir más sistemáticamente cuando el país tenga cuentas ambientales.
“La contabilidad ambiental puede ser una herramienta valiosa para el diseño de políticas y estrategias para el desarrollo sostenible en áreas como el manejo energético y recursos hídricos, el monitoreo de los patrones de consumo y producción así como su impacto en el ambiente, y los pasos para construir una economía verde, basada en actividades económicas que contribuyan al bienestar humano y la calidad de los ecosistemas”, explicó Luis Rivera, colaborador de Waves en el país.
Inversión, no gasto. Para Ana Lorena Guevara, viceministra de Ambiente, las cuentas verdes serán beneficiosas porque darán información clave para la consecución de fondos como retribución a los servicios ambientales prestados al sector productivo. Así, estos serán invertidos en conservación.
“Parte de los problemas que hemos tenido en el sector ambiente, es que ha sido muy complicado demostrarles a quienes reparten los recursos hacendarios que lo que se le da al sector es una inversión y no un gasto. Es difícil porque aún no se le da un valor cuantificable al recurso natural”, dijo.
Además, esta valoración brindará una oportunidad para fortalecer el Programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA) y así beneficiar a más personas por proteger las fuentes de agua, secuestrar y almacenar carbono gracias a los árboles en sus fincas, así como conservar la biodiversidad y la belleza escénica.
Actualmente, el PSA recibe fondos por el pago del canon de agua y el impuesto a combustibles, así como por contribuciones de algunas empresas.
Ese dinero permite beneficiar a 1.260 finqueros al año, aunque unos 2.800 lo solicitan.