Un total de 24 comunidades de Guanacaste y San Carlos reciben agua contaminada con arsénico, una sustancia química perjudicial para las personas.
Javilla de Cañas, Guanacaste, es el lugar más afectado, pues Acueductos y Alcantarillados (AyA) detectó cerca de 97 microgramos (mcg) de arsénico por litro de agua, cuando lo permitido para el consumo son 10 mcg por litro.
Otras comunidades afectadas son Los Chiles de Aguas Zarcas y Vuelta de Kooper (Caño Negro), Cerro Cortés, y Los Llanos de San Carlos.
También reciben agua contaminada El Jobo, Puerto Soley de La Cruz, Vergel de Cañas, La Gloria, Santa Fe, Altamira, La Palmera, Santa Rosa, Arbolito y Montenegro de Guanacaste.
Marielos Jiménez, de la Asociación de Vecinos de Bagaces, manifestó que el problema no es nuevo, pues se advirtió desde el 2010.
“El pueblo se enteró en el 2010 y avisó. Ahora, lo que solicitamos es el apoyo del alcalde y el concejo municipal para que pronto nos den una solución”, explicó Jiménez.
Natalia Salazar, vecina de Bagaces, dijo que hay varias personas que han presentando problemas renales por esta situación.
El arsénico puede traer consecuencias negativas; incluso, expertos le han atribuido propiedades cancerígenas.
Debido a las denuncias de los vecinos de Bagaces y de otras comunidades, en el 2010 el Gobierno decretó emergencia nacional para atender la situación. Ante esto, AyA hizo un estudio que reveló la afectación en los 24 pozos y ojos de agua de estas comunidades.
Estos pueblos reclaman que, pese al decreto de emergencia, es poco lo que se ha realizado a la fecha por los encargados del tema.
Luis Carlos Vargas, director de Investigación y Desarrollo del AyA, explicó que luego de varios estudios, se determinó que el origen del químico es geológico y no es producto de actividades humanas.
“En Costa Rica, lo hemos encontrado en las montañas y zonas alejadas de los pueblos. Se hicieron estudios en los pozos y estudios geológicos para focalizar el origen”, explicó Vargas.
El especialista explicó que desde el 2010 se emprendieron acciones y se han revisado más de 600 pozos y ojos de agua, de los cuales 24 son los más afectados.
Solución lejana. El funcionario del AyA especificó que lo más grave es que no existen recursos ni tecnología en la institución para hacer frente a esta contaminación.
Vargas añadió que la solución más cercana es dejar de usar los pozos contaminados y buscar otros nuevos que estén limpios.
“Lo ideal es que las comunidades que tiene pozos limpios compartan con estos pueblos, pero no quieren hacerlo”, expresó Vargas.
El representante del AyA añadió que otras opciones incluyen usar tecnología para limpiar el agua.
Sin embargo, el costo de usar estas tecnologías incrementaría las tarifas de los recibos. “Las comunidades no están dispuestas a pasar de pagar ¢5.000 a ¢15.000 o más”, advirtió Vargas.
Colaboró: Julio Segura, Corresponsal de Cañas.