El Ministerio de Educación Pública (MEP) intentará amoldar la enseñanza de la lectura y escritura en los primeros años de la escuela al desarrollo natural del cerebro.
El nuevo programa de Español para Primer Ciclo de la escuela, presentado por el MEP ante el Consejo Superior de Educación (CSE), el 8 de abril, incorpora varios principios a partir de recientes hallazgos de la neurociencia.
Según explicó el ministro de Educación Pública, Leonardo Garnier, una de las conclusiones más importantes que arrojan los estudios analizados es que el lenguaje escrito se aprende de manera muy distinta del lenguaje oral.
“Cada vez con más evidencia, se demuestra que si bien el lenguaje oral se adquiere de forma bastante natural con solo estar expuesto a gente que hable, la lectoescritura es un código cultural que no se aprende de manera automática, sino que debe enseñarse de manera sistemática”, explicó Garnier.
“Alguna gente piensa que los chiquillos evolucionan de los garabatos a los dibujos, a las letras, como si fuera un continuo, y lo que la ciencia nos dice es que una cosa es el mundo de los dibujos y otro el de los códigos”, añadió el ministro.
Entonces, ¿qué tipo de cambios implican estos hallazgos?
Una de las modificaciones consiste en desarrollar con los niños, desde preescolar, la conciencia de los sonidos que se usan al hablar.
“Es hacer mentalmente explícito cómo suena el lenguaje y cómo las palabras se dividen en sonidos como sílabas y fonemas, sin necesariamente convertir eso todavía en letras”, aclaró Garnier.
Como resultado de este cambio, la propuesta del MEP también invierte la “decodificación” del lenguaje que se usa en las escuelas.
En la actualidad, a los estudiantes se les enseña que una letra se llama de tal forma y que suena de tal otra. Con el nuevo esquema, aprenderán que un sonido que utilizan al hablar se codifica de cierta forma. Es decir, en lugar de pasar de la letra (grafema) al sonido (fonema), pasarán del sonido a la letra.
La propuesta también incorpora un mayor énfasis en la comprensión de lectura, ámbito en el cual el país ha registrado deficiencias.
Costa Rica tiene una tasa de alfabetización del 96%, pero en las pruebas internacionales PISA, apenas un 33% de los estudiantes obtuvo una comprensión de lectura superior al mínimo.
El nuevo programa eliminaría la reprobación a finales de primer grado para aquellos niños que no sepan leer, para que el proceso de aprendizaje se amplíe otro año.
Garnier desmintió las críticas de que la estrategia es una “alcahuetería” y aseguró que esta estrategia se apega a los resultados de las investigaciones y la medidas implementadas en países como Finlandia y Cuba.
“Es todo lo contrario a la alcahuetería, lo que nos estamos planteando es cómo hacer para evitar el fracaso escolar. Hacer ese corte no tiene sentido pedagógico”, dijo.
Si el CSE aprueba el programa antes de concluir mayo, se empezaría a usar a partir del próximo año.
Posteriormente, se presentarían los cambios para preescolar.
El representante de los trabajadores ante el CSE, Mario Alfaro, aseguró que los sindicatos están en proceso de recolectar reacciones y recomendaciones de las bases.
Alfaro dijo que le parecía una propuesta interesante y que la están “valorando seriamente”.