Si las proyecciones de Aviación Civil se cumplen, en el año 2025 llegarán al país 9 millones de pasajeros, que el aeropuerto internacional Juan Santamaría, en Alajuela, será incapaz de recibir.
Esta situación obliga a las autoridades a revivir los planes de construir una nueva terminal aérea más moderna, que pueda atender naves de cuerpo ancho (como el Boeing 747-400, el Airbus A340-600 o el Boeing 777).
En la actualidad, cuando aterriza un avión de este tipo (como los de Iberia), el resto del aeropuerto se paraliza, porque el cuerpo de la aeronave es tan ancho y sus alas tan largas, que el espacio entre la pista de aterrizaje y la pista de carreteo resulta muy angosto.
La idea de “pensionar” al Santamaría no es nueva, pues ya en 1996 se habló de un aeródromo de mayor tamaño que el Santamaría.
En esa época, la firma consultora estadounidense TAMS Inc. le recomendó a Aviación Civil que trasladara la administración del Aeropuerto Juan Santamaría a manos privadas, mientras se construía una terminal nueva, que empezara a funcionar en el 2020.
Luis Carlos Araya, actual viceministro de Transporte Aéreo, aceptó que no pueden seguir perdiendo tiempo, pues las mejoras en el Santamaría rendirán hasta el 2025, cinco años más de lo que preveía TAMS.
“Lo que estamos haciendo es previendo lo que se nos puede venir a futuro si no tomamos medidas. Si este país no tiene la infraestructura portuaria que necesita, con un turismo en crecimiento, en pocos años vamos a estar en problemas”, sentenció el viceministro.
Las nuevas proyecciones se basan en un nuevo estudio de la firma española Ingeniería y Economía del Transporte (Ineco), que sugirió las obras prioritarias para los próximos años en materia aeroportuaria para todo el país.
Entre ellas, relató Luis Carlos Araya, se encuentra el aeropuerto 2025 (como llaman al que tendría más tamaño que el Santamaría), así como nuevos aeródromos en la zona sur y en San Carlos.
Las recomendaciones también contemplan mejoras en la pista La Managua (Quepos) y la reubicación del aeropuerto internacional de Limón, que hoy opera dentro de la zona marítimo terrestre y con alguna frecuencia se inunda.
Ese estudio incluye la proyección de que el 2025, Costa Rica recibirá 9 millones de pasajeros y habrá un crecimiento anual del 4,6%.
Una concesión. Si en verdad al Santamaría le restan 13 años de vida, al Estado no le queda más remedio que buscar socios comerciales para el nuevo proyecto.
Según Luis Carlos Araya, el país no puede financiar una obra de entre $1.500 millones y $2.000 millones con fondos propios y eso significa negociar nueva concesión.
Por ahora, el terreno más recomendado se ubica en Coyolar de Orotina, también en Alajuela. La propiedad le pertenece a un ciudadano español cuyo nombre no recordó el viceministro.
La pista de aterrizaje tendría entre 3.000 y 4.000 metros de longitud y debería dejar el espacio previsto para una segunda pista.
La pista del Santamaría tiene 3.012 metros.
Si la idea de la nueva gran terminal se concreta, el de Orotina se convertiría en el aeropuerto internacional más importante del país.
Tal posibilidad exige, a su vez, una ampliación y mejoras de la carretera San José-Caldera.
Entre tanto, el Juan Santamaría pasaría a atender vuelos locales, recibir avionetas y jets pequeños, así como atender los aviones que llegarán para reparación a Coopesa.
Además, implicaría la clausura del aeropuerto Tobías Bolaños, localizado en Pavas, adelantó Araya.
La Nación intentó conocer la razón de los atrasos en estas obras en anteriores gobiernos, pero no fue posible localizar a la exministra de Obras Públicas y Transportes Karla González, ni a la viceministra Viviana Martín.
El exministro Javier Chaves dijo, por medio de su vocera, que no se iba a referir a este caso.