El viceministro de Transporte Aéreo, Luis Carlos Araya, renunció ayer a su cargo y a finales de esta misma semana estará dedicado a la campaña política de su hermano, el liberacionista Johnny Araya.
El viceministro confirmó a La Nación que este lunes le envió la carta de renuncia a la presidenta, Laura Chinchilla. Sin embargo, su salida se hará efectiva a la medianoche del 15 de mayo.
El funcionario adujo motivos familiares para dejar el cargo; no obstante, en declaraciones a este medio reconoció que atenderá el despacho del aspirante liberacionista a la presidencia.
“Voy a estar muy cerca de Johnny, y la idea es que mantengamos el mismo despacho. Voy a estar cerca de él, por supuesto asistiéndolo en todas las cosas, pero, especialmente, en giras y atención al público”.
Eso sí, el viceministro dijo que no iba a referirse en profundidad a estos temas, porque aún está en el ejercicio de un cargo público.
Antes de ocupar ese cargo, Araya fue diputado entre el 2006-2010. En el caso de su hermano, había anunciado que en junio dejará el cargo de alcalde de San José.
Este es el segundo cambio importante en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes en lo que va del mes. A principios de mayo, asumió Silvia Bolaños como viceministra de Transportes, en sustitución de Rodrigo Rivera.
Anoche, el ministro Pedro Castro confirmó que la ingeniera Ana Cristina Jenkins llegará al despacho de Aviación en lugar de Araya.
Agenda pendiente. Según Luis Carlos Araya, no se había separado de sus obligaciones hasta que dejara avanzados dos proyectos que considera prioritarios.
Entre ellos, dar la orden de inicio para sustituir el asfalto de la rampa remota del aeropuerto internacional Juan Santamaría.
Actualmente, los aviones ingresan a la rampa de carga empujados por un tractor remolcador, y con las turbinas apagadas para evitar graves accidentes con las piedras del asfalto desprendido.
Sustituir los 76.000 metros cuadrados de la rampa tiene un costo de $15,8 millones. Además, Araya quería dejar avanzado el cartel de licitación para reubicar Coopesa, cuya construcción costará de $38 a $40 millones.
Los actuales talleres de aviones de Coopesa estorban en los planes de expansión de la terminal aérea.
Si los proyectos se concretan, al sur del aeropuerto se construirá un hangar de 10.000 metros cuadrados, con capacidad para atender ocho aviones simultáneamente.
Quedan pendientes otras iniciativas, como los estudios de factibilidad para el “aeropuerto 2025”, que sustituiría al Santamaría. Y, por último, el avance en los estudios ambientales para construir un aeropuerto en la zona sur, en viejas fincas de plátano y banano, ubicadas entre Sierpe y Palmar de Osa.