En el comedor del Colegio Técnico Profesional Ricardo Castro Beer, en Orotina, sirvieron a los estudiantes la semana pasada picadillo de papa con carne en el almuerzo. Sin embargo, lejos de lo que se podría imaginar, se trata de una comida cara.
El liceo debió pagar ¢4.234 por el kilo de carne molida corriente, aunque lo hubieran podido comprar en cerca de ¢2.450. Por cada kilo de papas, el centro educativo se vio obligado a pagar ¢600 aunque, en otro lugar, lo vendían en ¢495. Por las moras para el fresco pagaron ¢1.700 el kilo, pese a que se hubieran podido ahorrar ¢200 de su limitado presupuesto.
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Este colegio forma parte de los 1.200 centros educativos públicos del país que están obligados por ley a comprarle al Consejo Nacional de Producción (CNP) las carnes, verduras, vegetales, hortalizas, frutas y abarrotes necesarios para alimentar a los estudiantes de bajos recursos en los comedores, aunque esta institución tenga precios más altos que los existentes en el mercado.
Así se evidencia al comparar los valores que tiene el CNP para los centros educativos con los precios del Mercado Central de San José y los del centro de distribución Cenada, en Heredia.
También lo confirman directores de centros educativos que le compran al Consejo.
Los funcionarios no solo se quejan del costo sino también de la "baja calidad" de algunos productos, los atrasos en la entrega, la "burocracia" en la compra y el "desorden" del CNP en el manejo de facturas.
Todas las quejas también constan en las solicitudes planteadas por los centros educativos a la Contraloría General de la República (CGR) para que les permita contratar a otro proveedor. En cuatro años, la Contraloría ha recibido 65 solicitudes, la mayoría son denegadas.
En las resoluciones, el ente contralor les recuerda el deber de comprarle a esa entidad por mandato del artículo 9 de la Ley Orgánica del Consejo Nacional de Producción.
Se trata de una reforma del 2008, que estableció la obligatoriedad de los entes públicos de comprarle al Consejo todo tipo de suministros genéricos propios del tráfico de esta institución "a los precios establecidos".
"El precio se encarece porque pasa por tres o cuatro manos antes de llegar al plato de los niños; los productos son más caros que comprarlos en el mercado ya que el CNP, desde el 2014, es el intermediario entre nosotros y los proveedores. Para completar el menú, algunas veces se les pide colaboración a los alumnos, ellos aportan entre ¢200 y ¢500", comentó Rubén Salas, director CTP de Orotina.
"Panea (Programa de Alimentación y Nutrición del Escolar y del Adolescente del MEP) lo que da es un subsidio de ¢320 por estudiante, con eso es imposible darles de comer a todos, la plata hay que rendirla y se pueden conseguir mejores precios, pero estamos obligados por ley a solo comprar al CNP", añadió.
Ese colegio tiene una población de 1.400 alumnos y un presupuesto de ¢3,7 millones al mes para el comedor.
El MEP es el principal cliente del Consejo Nacional de la Producción pues la entidad abastece al 26% de los centros educativos (1.200).
El año pasado, el Consejo le vendió al Ministerio ¢13.500 millones; el CNP recibió por eso ¢1.800 millones para "gastos operativos" como intermediario entre los centros y los proveedores, labor por la cual se deja una comisión de entre 5% y 7% por cada producto vendido.
Las quejas contra el CNP van siempre sobre la misma línea (precio-calidad-servicio), puntualizó Fernando López, director regional del MEP en Alajuela.
"Mi criterio sobre el CNP es bastante negativo. El CNP se gana un margen de intermediación, se lo gana por ser el que maneja el negocio. Los productos que le llegan a la escuela le llegan más caros, un kilo de carne de ¢4.000 comprarlo cuesta alrededor de ¢6.000,y eso es en todos los productos. Si uno va a otro negocio, todos lo que vende el CNP sale más caro", manifestó López.
Comparaciones
La Nación visitó el fin de semana anterior varias carnicerías del Mercado Central de San José para comparar los precios de las carnes de con los que ofrece el CNP. En todos los casos, el Consejo tenía uno más alto.
Por ejemplo, el precio del kilo de bistec de cerdo en el CNP es de ¢4.043, en tres carnicerías del Mercado el costo promedio era de ¢2.900.
El precio de venta de la posta de cerdo del CNP es de ¢3.956; en el Mercado salió en un promedio de ¢2.750. El kilo de mondongo el Consejo lo vende a ¢2.767, en el Mercado se puede conseguir a ¢1.900.
El queso molido le cuesta a los centros educativos ¢4.620 el kilo, en el Mercado se puede conseguir en menos de ¢3.100.
Las frutas también están por encima de los precios del Centro Nacional de Abastecimiento y Distribución de Alimentos (Cenada) para la semana del 26 de mayo. A modo de ejemplo, el kilo de vainica el CNP lo comercializa en ¢1.000; en el Cenada cuesta ¢800 y el kilo de tomate llega a la mesa de los estudiantes, de manos del Consejo, a ¢500, mientras que este se puede conseguir en menos de ¢462.
Tanto el CNP como el MEP están al tanto de las quejas de los centros educativos.
Según Óscar Quirós, director Agrocomercial del CNP, los precios ofrecidos son de "mercado". Según él, a la fecha, no hay un "estudio serio" que demuestre que los valores del Consejo son más altos.
"Los precios no tienen esa disparidad. Permanentemente tenemos un monitoreo de precios; estamos por debajo de los precios del consumidor. No hay ningún estudio formal y creíble sobre diferencias de precios que reúna a todos. Conocemos casos de escuelas a las que les ha sobrado presupuesto", declaró Quirós.
El funcionario dijo que van en un proceso creciente de cobertura a centros educativos, esperan aumentar su capacidad para poder dar abastecimiento al 100% de las escuelas y colegios del país. Actualmente, solo pueden abastecer 1.200 de los casi 4.500 centros. Los restantes se abastecen con su propio proveedor mientras el CNP no los incluya en su lista.
Rosa Adolio, directora de Programas de Equidad del MEP , explicó que el año pasado se realizó una indagación de los precios que tiene el menú de los centros educativos basado en precios de abastecedores de la Gran Área Metropolitana.
"Se encontraron diferencias de precios de diversos proveedores, incluidos el CNP. Es decir, algunos proveedores ofrecen precios más caros o baratos que el CNP. Se encontraron diferencias de precios a favor de ciertos proveedores que no cumplían con las normas de inocuidad que se solicitan.
"El CNP, como ente público, tiene potestad de fijación de precios de los proveedores, sin embargo, este es un factor que estamos en constante comunicación con el CNP (... ). Esta institución tienen un margen de intermedicación que es cargado al precio final de los productos", recordó Adolio.
Insatisfacción
En los últimos tres años, el MEP ha recibido 172 denuncias de centros educativos en torno a la calidad, atrasos, precios y servicios en general del Consejo. Esos datos se extrajeron de una revisión manual, pues el MEP no cuenta con un sistema que filtre el tipo de denuncia.
Los centros educativos hacen los pedidos todas las semanas y esperan que los productos les lleguen el lunes en la mañana para poder hacer el almuerzo.
Aunque se fija una hora, puede que la mercadería llegue tres horas después o el proveedor no llegue del todo. Si hacen entrega del pedido, es posible que los proveedores no incluyan la totalidad de productos que se pidieron y, en ocasiones, las carnes y verdura, llegan "añejas" o son de baja calidad, explicaron algunos directores y funcionarios de las instituciones.
"El servicio desmejoró más de lo que ya estaba demejorado el año pasado que comenzamos con ellos. La cosa empeoró por la calidad de los productos. Lo que son las verduras llegan quemadas, en malas condiciones, es verdura añeja, las carnes también. Se hacen pedidos al CNP pero ellos no lo comunican a los proveedores, entonces no llega nadie", contó Guillermo Salas, director del CTP Santo Cristo de Esquipulas, en Alajuela. Esta institución tiene 510 alumnos y el presupuesto para el comedor es de ¢1,9 millones mensuales.
Según Salas, por el "elevado" precio que manejan en el CNP, ya no se les puede dar los mismos cortes de carne a los estudiantes ni las mismas frutas.
"Con el proveedor anterior podíamos darles manzanas y guayabas, ahora solo nos alcanza para dar bananos. Aquí hay dos supermercados, antes le comprábamos a uno que nos vendía por debajo del precio de góndola. El CNP hizo un contrato con el otro supermecardo que ahora nos vende por encima del precio de góndola, pero no nos podemos salir del CNP porque es una ley", añadió.
Luego de que los centros educativos hacen la compra de los suministros al CNP, esta institución tarda cerca de tres meses en pasarles la factura, lo que provoca un desorden administrativo a las instituciones.
"El año pasado, el CNP nos cobró ¢14 millones de una plata que supuestamente le debíamos. Se tuvo que pagar, pero nadie sabe de dónde se originó, si no pagábamos no nos daban mas productos", contó Rubén Salas, director CTP de Orotina.
Óscar Quirós, del Consejo, dijo que tardan en promedio 73 días para entregar a los centros la factura de compra pero que en los próximos tres meses mejorarán la gestión de cobro.
En cuerda floja
El Consejo fue creado mediante ley en agosto de 1956 con la idea de fomentar la producción agrícola e industrial, así como estabilizar los precios de artículos necesarios para la alimentación de los ciudadanos.
Con la transformación de las actividades productivas y las políticas agrícolas, la institución decayó de manera importante lo que obligó al Estado a considerar una reorganización.
Desde entonces se han intentado planes de salvamento y proyectos de ley, sin que hayan dado grandes frutos a la fecha, pues la institución opera con déficit. Para enfrentar esa situación, el Gobierno le realizó transferencias por ¢7.290 millones en 2014; ¢2.250 millones en 2015; ¢2.000 millones en 2016 y apenas ¢200 millones este 2017.
Según el sitio web de la institución, la misión del CNP es "apoyar la generación de valor agregado, con énfasis en calidad e inocuidad y la comercialización, mediante la prestación de bienes y servicios que promueven la competitividad y sostenibilidad de las actividades productivas e interviene en el mercado para garantizar la seguridad alimentaria, con el fin de beneficiar a productores y consumidores".