"Su diseño arquitectónico era el motivo de orgullo para los docentes y estudiantes. Era confortable, espacioso, lo que le daba una identidad institucional a nivel regional".
Con esas palabras, Uriel Rojas se refiere al liceo Yimba Caj, ubicado en el territorio indígena de Rey Curré, en Buenos Aires de Puntarenas. Pese a estar construido sobre pilotes, y a 200 metros de la ribera del río Grande de Térraba, el desbordamiento del afluente lo cubrió por completo tras el paso de la tormenta Nate la semana pasada.
Cuando las aguas volvieron a su cauce, quedaron al descubierto los estragos ocasionados en el liceo, inaugurado hace cuatro años. El techo se cae a pezados; el mobiliario, los equipos de cómputo, la cocina, pizarras y pupitres se perdieron. Pese a que ya pasó una semana de la inundación, aún el barro no sale.
Del liceo solo quedaron sus 115 alumnos que ahora viven en una incertidumbre sobre su futuro lectivo; 10 de ellos se deben enfrentar el próximo 31 de octubre a las pruebas de bachillerato. Muchos de los estudiantes perdieron su uniforme de colegio, útiles y los zapatos tras la inundación.
"Toda la comunidad tiene el orgullo herido. Las instalaciones quedaron muy deterioradas, las primeras valoraciones (hechas por el MEP) lo declararon inhabitable. Todo se perdió. Las aulas temporales serían en el salon comunal, un lugar poco propicio para la concentración que se requierre. Muchos de los alumnos están de cara a las pruebas de bachillerato y tenían planes para ingresar a la universidad", explicó Rojas, quien es vecino de la comunidad.
La directora del centro educativo, Shirley Cordero, explicó que intentaron sacar el barro del mobiliario, lavándolo con cloro, para poder usarlo en el salon comunal, pero agarró un "olor desagradable". Aún así, esas sillas y pupitres serán usadas en el salon comunal, la próxima semana cuando se reinicien las clases de forma momentánea mientras la comunidad intenta rcuperar el liceo.
Para la reconstrucción y equipamiento del centro educativo, los habitantes de la comunidad piden materiales de construcción, mobiliario, pupitres, computadoras, audiovisuales, entre otros artículos por medio de la campaña Manos Solidarias. Además, solicitan ayuda con uniformes, útiles escolares y zapatos.
El liceo Yimba Caj se inauguró en setiembre del 2013 y el costo fue de ¢565 millones. Contaba con nueve aulas, un comedor, una cocina, un aula de cómputo, una caseta para el guarda, biblioteca y un salón de actos.
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Rojas dijo que la presencia del Gobierno luego del desastre ha sido "casi nula".
"Las ayudas han provenido de la comunidad civil, de los amigos de Curré. Comida tenemos, lo que nos preocupa es la forma en que se van a reiniciar las clases para nuestros estudiantes", dijo Rojas.
Según el Ministerio de Educación Pública (MEP), este es uno de los centros que más daño tuvo luego de la tormenta.
Walter Muñoz, director de Infraestructura y Equipamiento Educativo del MEP, dijo que todo el mobiliario se perdió. Esta semana funcionarios del MEP visitaron las instalaciones para hacer un primer reporte de los daños, aún falta el reporte a profundidad.
"Se había construido en pilotes pero eso no bastó, estuvimos ante un evento histórico de inundación", explicó Muñoz.