Doce estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR) se embarcarán este 1.° de noviembre en una travesía de seis meses, que los llevará por aguas de Brasil, Perú, Chile, República Dominicana, México y Bahamas.
El viaje es parte de su práctica profesional: un año con la tripulación de un buque.
Cuando superen esa prueba, recibirán el título de ingenieros en Marina Civil.
Ellos integran la primera generación de esa carrera que se imparte en la sede de la UCR, en Limón, desde el 2012.
Para los futuros profesionales, el título será la llave para convertirse en capitanes, jefes de máquinas u oficiales radioelectrónicos de barcos, o laborar en tierra para empresas marítimas.
Esta especialidad es parte de las carreras que las universidades públicas costarricenses abrieron durante los últimos cinco años, algunas con la misión especial de propiciar el desarrollo en la periferia del país.
Otras ofrecen posibilidades de especialización que habían sido pocas o nulas.
“Costa Rica ha vivido de espaldas al mar. Se ha entendido como zona de recreo, turismo y exportación de fruta, pero no se ha visto la potencialidad como mano de obra en navegación y en los múltiples trabajos que tiene que haber en tierra para mantener el tráfico de buques”, opinó José María Silos, coordinador de la carrera, que actualmente tiene 94 estudiantes.
Silos llegó a Limón hace cinco años para impartir Marina Civil, carrera que enseñaba en la Universidad de Cádiz, en España. Antes de eso, pasó 24 años en el mar, 13 de ellos como capitán de buques.
Para Silos, el país podría proveer parte de la demanda mundial de 20.000 personas, ya que ofrece profesionales de calidad, pero no “excesivamente caros”.
Quienes escojan la carrera deben pasar meses lejos de casa, dominar técnicas de supervivencia, las ciencias exactas y las dificultades que tiene la vida en el mar.
Adrián Salas aceptó esas condiciones.
El joven limonense de 21 años encontró en la Marina Civil su ocupación ideal, pues creció viendo el mar y a su papá, quien es mecánico. Por eso, decidió especializarse en el trabajo con máquinas.
“El sueño de uno ahora joven es navegar en un barco grande, como maquinista en el caso de mi especialidad. Ya mayor, y si se quiere formar una familia y hacer algo serio, uno piensa en trabajar en un puerto, por ejemplo en APM Terminals”, dijo Salas.
Esa firma es la responsable de levantar un megapuerto en Limón que comenzará a operar en enero de 2018.
Agua para el futuro. Del otro lado, en Liberia, Guanacaste, la Universidad Nacional (UNA) prepara la primera generación de ingenieros hidrológicos del país.
Se trata de 40 alumnos que iniciaron sus estudios este año, comprometidos con la búsqueda de alternativas para que haya suficiente y buena agua para el futuro, y que el recurso hídrico se gestione de manera adecuada.
La carrera surge ante una urgencia del país, pero en especial de Guanacaste. Según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), en los primeros meses del 2015, la región Chorotega tuvo un déficit de lluvia del 65%.
Todo indica, además, que las dificultades se agravarán.
“Los problemas de agua que tendremos en el futuro serán muchos más”, dijo Andrea Suárez, directora del Centro de Recursos Hídricos para Centroamérica y el Caribe (Hidrocec), y quien coordinó la creación de la carrera.
El plan de estudios pretende preparar a los alumnos para lidiar con los cambios demográficos, las descargas de aguas negras, la contaminación de acuíferos y el cambio climático.
“Es una carrera del futuro”, expresó Suárez.
La académica explicó que los ingenieros hidrológicos se necesitan tanto en instituciones públicas como en empresas privadas y Organizaciones No Gubernamentales (ONG), no solo en el Pacífico norte, sino en todo el país y Centroamérica.
“Cuando te hablo de que a la gente le deja de llegar el agua a sus casas es un tema de mucha preocupación, de igual manera en invierno y en el Caribe (...)El problema del agua está a nivel internacional y sobre a todo en países como los nuestros, que estamos siendo los principales afectados del cambio climático y que necesitamos adaptarnos más”, dijo Suárez.
La carrera tiene 600 postulantes para el 2017, pero solo entrarán 40. Para evitar la saturación del mercado, no se recibirán más estudiantes hasta el 2019.
Huertos de peces. La Universidad Técnica Nacional (UTN), en la sede de Puntarenas, promueve el cultivo de animales acuáticos.
La carrera se abrirá, por primera vez, en el segundo cuatrimestre del 2017, con cupo para 32 personas en el primer año. La UTN ofrece la opción de obtener título de diplomado o bachillerato, e inclusive licenciatura.
En las lecciones, los estudiantes aprenderán técnicas adecuadas para la reproducción de animales acuáticos, a fin de venderlos después o transformarlos en productos con valor agregado, como enlatados o jamones.
El aprendizaje se concentrará en especies como las tilapias, camarones y peces gato.
“El estudiante tiene que ser amante de los animales y querer brindar un producto que resuelva la seguridad alimentaria”, explicó el docente Nelson Peña.
El profesor explicó que la formación tiene enfoque regional.
“Principalmente por la influencia que tenemos del Pacífico. Dentro de los cursos hay uno específico para maricultura, que es el cultivo de especies marinas”, dijo Peña.
La carrera la pueden matricular habitantes de cualquier lugar. El objetivo es que los profesionales puedan colocarse en una empresa,en instituciones o que inicien sus propios negocios, según las necesidades propias y las de sus comunidades.