Turrialba, Cartago. “El maestro nos dice que recemos, que alistemos una maleta con radio y foco, que estudiemos en la casa y leamos. No tenemos clases, pero todo es culpa del volcán”.
Así describe Sofía Pereira, de 9 años, el calendario inestable de los niños que reciben clases en la escuela Las Virtudes, ubicada a unos dos kilómetros del volcán Turrialba, en Cartago.
La semana pasada, la actividad volcánica obligó a ese centro educativo y a otros tres (El Volcán, La Orieta y La Reunión) a suspender lecciones, como medida de prevención emitida por la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).
Esas cuatro escuelas son las que están más cerca del macizo, a una altitud mayor a 2.000 metros sobre el nivel del mar.
“Uno está trabajando y de un pronto a otro nos llaman y hay que ir a recoger a las chiquitas. Mi esposa y yo tratamos de que ellas hagan tareas, que lean, pero no es lo mismo estar en la casa que en la escuela”, dijo Jorge Pereira, padre de dos niñas quienes están primero y cuarto grado en la escuela Las Virtudes.
Según él y otros padres de familia de la zona, este año llevan unos 21 días de clases suspendidos por la actividad volcánica y las medidas de prevención.
La directora regional de Turrialba, Isabel Martínez, declinó responder las consultas de La Nación sobre la suspensión de días lectivos, las acciones emprendidas por los centros educativos y la cantidad de estudiantes afectados.
“No tengo por qué dar datos de nada, todo depende de lo que pase con el volcán”, se limitó a responder la funcionaria pública.
Acciones. El Ministerio de Educación Pública (MEP) ejecuta desde el año pasado, un plan de contingencia para que una vez que se suspenden lecciones, los docentes de la zona asignen tareas extraclase y lecturas para que los niños hagan en la casa.
“La idea es que los docentes asignen trabajos extraclase de investigación y lecturas para que los niños sigan el ritmo de las lecciones. Los planes de adecuación incluyen, por ejemplo, el tema del vulcanismo”, explicó Fernando Ulloa, jefe del Departamento de Control Interno y Gestión de Riesgo del MEP.
Dentro del plan remedial, el MEP solicita a los maestros que asignen cuestionarios, fichas técnicas, resúmenes y prácticas a sus estudiantes.
Incluso, algunos docentes visitan, casa por casa, a los alumnos para hacerles llegar el material.
El MEP también autoriza que los educadores evalúen a sus alumnos mediante tareas y trabajos y no solo con exámenes.
“Lo que pretende el plan remedial es suspensión de lecciones, eso no implica atraso en el desempeño de los estudiantes”, dijo.
En total, las cuatro escuelas más afectadas, atienden a unos 35 niños de la localidad.
Solo fue posible conversar con familias que llevan a a sus hijos a la escuela Las Virtudes, debido a que los otros tres centros educativos y sus hogares vecinos se ubican después del retén policial y solo se permite el ingreso a los lugareños y autoridades en la atención de emergencias.
El cierre pretende que personal del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) y de la Red Sismológica Nacional de la Universidad de Costa Rica realicen monitoreos y observaciones sobre el comportamiento del volcán.
Temor. Las familias vecinas del volcán Turrialba temen que la inestabilidad en el calendario escolar de sus hijos implique un futuro traslado hacia la Escuela de Santa Cruz, de Turrialba.
“Nos han comentado esa posibilidad, pero ir hasta Santa Cruz es mucho más largo y sale caro. Imagínese que en carro es como una media hora”, dijo Nidia Masís, vecina de la zona.
En las casas, las mesas del comedor son los nuevos pupitres para los niños. Es ahí donde se hacen las tareas, se buscan recortes del periódico para ilustrar el tema del volcán y repasan materia.
“Tengo que estudiar las sumas y las restas, pero también salgo con mi hermana a jugar con los pollitos, las vacas y ayudamos a mi mamá a hacer el queso”, dijo Sara Pereira, de 7 años.
En marzo pasado, el MEP suspendió lecciones en 12 centros educativos que están en un área de influencia y riesgo por las erupciones del volcán Turrialba.
“Estamos tranquilos, pero esperamos que ya el volcán se calme, porque la zozobra es mucha. Las chiquitas preguntan y uno lo que puede decirles es que estemos tranquilos y que recemos porque nada malo pase”, manifestó Arturo Pereira.
Dentro de las acciones que solicita la CNE a las familias es que los niños lleven una botella de agua y un paño a las aulas, en caso de que haya una fuerte emanación de ceniza.
Según el Censo 2011, del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), el cantón de Turrialba, en Cartago, tiene una población de 73.000 habitantes.