En una clase de noveno año de Matemáticas, el docente comienza la lección pasando lista, hace anuncios varios, luego entrega trabajos que quedaron pendientes y atiende a un colega que llega a buscarlo a la clase.
Después, da las instrucciones a los estudiantes del trabajo a realizar, al tiempo que llama la atención a algunos que hablan entre sí y a otro distraído con su celular. En ese momento, ingresan dos alumnos que llegan rezagados a los que dedica otra reprimenda.
Y así, regaños y actividades que atrasan entrar en materia consumen hasta un 40% del tiempo de las lecciones de Matemáticas, de 40 minutos de duración, en los colegios públicos del país. Esto significa que, por año, se pierden 111 lecciones, lo que equivale a 18,5 semanas al año.
En otras palabras, el estudiante pierde aproximadamente cuatro meses de lecciones cada año.
Este es uno de los hallazgos que dio a conocer el Sexto Informe del Estado de la Educación, presentado la mañana de este martes, el cual incluyó un capítulo especial con un análisis de lo que pasa en el aula: distribución del tiempo lectivo, interacciones entre estudiantes y docentes y las condiciones de confort ambiental en el aula (estado de las paredes, ventanas, cielos, pisos, temperatura, etc.)
Se recolectó información de 118 aulas de secundaria en las clases de noveno año de Matemáticas.
"El principal hallazgo de la observación fue que en las 118 aulas existe un importante desperdicio de tiempo lectivo en actividades no relacionadas con el aprendizaje, además, las actividades de gestión del aula consumen un porcentaje excesivo de tiempo. El grado varía entre docentes y estudiantes", explica el informe.
Para la ministra de Educación, Sonia Marta Mora, la formación inicial que tienen los docentes incide en el buen uso del tiempo ya que, para ella, una buena carrera de educación trabaja principalmente en eso.
"Sabemos que muy pocas de estas carreras están acreditadas, y quizás no les dan las bases a los futuros educadores para que aprendan la manera más apropiada de emplear este recurso. Las buenas carreras de educación le dan gran importancia a la distribución del tiempo en el aula durante la formación de los futuros docentes", explicó Mora.
Cálculos
Según el estudio, los docentes dedican un 59% de su tiempo a actividades directamente relacionadas con el desarrollo de la lección (impartir contenidos, trabajos individuales, resolver ejercicios o copiar la materia); un 27% en la gestión de la clase (tomar lista, dar instrucciones, entregar o recoger materiales) y un 14% en actividades sin relación con el aprendizaje (alumnos distraídos, revisión del celular, conversaciones entre ellos, profesor fuera del aula o conversaciones con personas ajenas al aula).
En el caso de los estudiantes, ellos invierten un 63,5% del tiempo en las actividades académicas, un 8,7% a gestión de clase y un 27,8% a interacción social con los compañeros, usar el teléfono o cualquier otra distracción.
Según el Estado de la Educación, de acuerdo con los parámetros internacionales, si se quiere incrementar la efectividad de la enseñanza, los docentes deben dedicar un 85% o más de tiempo en actividades de aprendizaje con alta concentración en el monitoreo de los alumnos. En América Latina, Costa Rica tiene uno los resultados más bajos de la región en el uso del tiempo, pues solo está por encima de México.
El informe también destaca cómo se desperdicia tiempo de clase con el ausentismo y las llegadas tardías.
"Se encontró un promedio de entre 4 y 5 estudiantes ausentes en la clase. Las aulas de bajo rendimiento reportan más alumnos ausentes que sus pares de alto desempeño (...) Pocas fueron las clases que iniciaron con puntualidad. Del total observado, únicamente el 6% comenzó sin retraso, el 45% tuvo una demora de entre 1 y 5 minutos, el 31% de entre 6 y 10 minutos y el 18% de más de 10 minutos", explica el informe.
La impuntualidad, añade, proviene tanto de docentes como alumnos.
En total, los muchachos de noveno tienen 252 lecciones de Matemáticas en un año.
Según los cálculos del Estado de la Educación, de esas, hay que restar 30 lecciones dedicadas a exámenes y congresos, es decir, que los profesores tienen 222 lecciones para desarrollar los contenidos. A ese número, hay que restar 56 lecciones que los docentes emplean en actividades extracurriculares (actos cívicos, reuniones de profesores), 13 lecciones por impuntualidad y 43 lecciones que se pierden por tareas ajenas al aprendizaje. En total, solo se imparten, aproximadamente, 111 lecciones de manera efectiva.
Un dato adicional es que los colegios de mayor desempeño tienden a concentrar sus actividades académicas en el punto medio de las lecciones, con un tasa decreciente hacia el final de la clase. Los profesores de colegios de bajo desempeño concentran las actividades de aprendizaje hacia el final de la lección cuando los alumnos pueden estar más cansados o distraídos ante la proximidad del receso.
La ministra explicó que, en aras de que los docentes puedan dedicar más tiempo a la clase, se modificó el calendario escolar para sistematizar actividades dispersas, que consumían mucho del tiempo de los educadores, y consolidarlo como una guía, para que con menos tiempo puedan tratar esta temática.
"Tampoco podemos estandarizar completamente las aulas, parte de esta transformación curricular que promovimos reconoce que el aprendizaje nace en contextos específicos. Debemos partir de la idea de que cada grupo es diferente, algunos docentes trabajan con una población vulnerable, donde se dan situaciones de violencia o un desfavorable clima educativo, mientras que otros docentes lo hacen en un contexto donde esto no forma parte de su realidad", añadió la jerarca.
Metodologías poco tradicionales
Otro de los principales hallazgos de la observación en las aulas, es que los docentes imparten lecciones de forma tradicional, lo cual resulta contradictorio con los lineamientos del nuevo currículo de enseñanza de Matemáticas aprobado por el MEP, que busca que los alumnos desarrollen habilidades para razonar, conectar y comunicar.
"En las 118 aulas predominan las actividades centradas en el docente o que utilizan métodos tradicionales en los que el profesor explica un tema, da algunos ejemplo y asigna ejercicios al grupo. Se observaron pocas actividades de discusión y debate, sobre todo, poca retroalimentación de los estudiantes cuando estos no lo solicitaban", dice el análisis, el cual puso en evidencia la poca participación de alumno en la clase.