Resoluciones del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), de años recientes, respaldan la interpretación que dio el presidente electo, Luis Guillermo Solís, a la Constitución Política para poder nombrar como ministro de la Presidencia a Melvin Jiménez, quien es presbítero y obispo de la Iglesia luterana.
En respuestas dadas por el TSE a consultas de otras índoles, los magistrados han sostenido que el artículo 142 de la Constitución Política solo prohíbe la participación política de los clérigos católicos, con lo cual el cristiano luterano Melvin Jiménez estaría habilitado.
Esta regla establece que los ministros de Estado deben ser seglares; es decir, que no deben ser clérigos. Aunque la regla no limita de manera literal a los católicos, tampoco especifica si se refiere a todas las religiones.
Pero la interpretación del TSE sí lo limita. “El concepto ‘seglar’ se utiliza para excluir al clero católico únicamente”, se lee en la resolución 0566-E-2005, base de fallos posteriores, como el 1948-E-2007.
Para ello, se basa en la segunda acepción de la palabra “clérigo” que daba el Diccionario de la Real Academia Española en el 2001, en la que limitaba ese vocablo a los religiosos católicos.
El vocero del TSE, Gustavo Román, también explicó que la resolución de la entidad se basó en la intención de quienes escribieron la Constitución Política en 1949, cuando las iglesias no católicas eran casi insignificantes en tamaño. Incluso, las actas de entonces hablan de restringir la influencia católica sobre asuntos de Estado.
Un tercer elemento sería la necesidad de interpretar la norma de manera “restrictiva”, pues el artículo 142 se refiere a derechos fundamentales (participación en política). O sea, que la interpretación debe ser lo más limitada posible, para que restrinja este derecho a la menor cantidad de gente posible.
Acorde con estos criterios del TSE, el presidente electo designó a su asesor de confianza, Melvin Jiménez, el pasado lunes 14 de abril para que sea ministro de la Presidencia, un cargo clave porque actúa como vocero de gobierno, interlocutor con sectores y también como coordinador del gabinete.
Jiménez es sociólogo y teólogo de profesión, pero ha oficiado desde 1990 como presbítero de la Iglesia luterana y desde hace seis años como su único obispo en el país, aunque ahora pretende suspender sus tareas eclesiásticas.
Esta designación de Jiménez, basada en la interpretación de que la prohibición solo se aplica a clérigos católicos, ha molestado a dirigentes de la Iglesia católica en Costa Rica, pues consideran que es “discriminatoria”.