Los principales partidos hacen sus cálculos para enfrentar económicamente una eventual segunda ronda y el factor clave para ello es la porción de deuda política que cada uno gane mañana.
Liberación Nacional (PLN) y el Movimiento Libertario son los grupos con menos margen de maniobra para poder financiar una nueva elección con dinero de la contribución estatal, lo cual los obligaría a recurrir a donaciones.
El Frente Amplio, Acción Ciudadana (PAC) y la Unidad Social Cristiana (PUSC) están más holgados.
Mañana, además de competir por la Presidencia y el Congreso, los partidos se juegan el dinero que permitiría a dos de ellos enfrentar una posible segunda vuelta el domingo 6 de abril.
El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) informó de que no dispone de un monto adicional para financiar a las agrupaciones políticas sus gastos de otra campaña.
Según Gustavo Román, vocero del TSE, la institución cuenta con una única deuda política de ¢18.150 millones que será distribuida de acuerdo con el resultado de mañana. Recibirán dinero los grupos que obtengan más de un 4% en la elección presidencial y los que elijan al menos un diputado.
Si dos partidos pasan a una segunda vuelta, para la nueva campaña solo podrían recurrir a dinero estatal si lo que gastaron en la primera ronda no excede el monto que les corresponde por los votos recibidos este domingo.
El PLN es el grupo que más ha gastado. Hasta diciembre, había desembolsado casi ¢3.000 millones.
El tesorero verdiblanco, Alex Sibaja, afirmó que invertirán un 60% de lo que gastaron hace cuatro años, unos ¢5.500 millones.
“La segunda ronda, al igual que en el 2002 (único año en que ha ocurrido una), se financia con contribuciones privadas”, dijo Sibaja.
Esa vez, las personas jurídicas podían hacer donaciones y, desde que esa opción se eliminó en el 2009, las contribuciones privadas se cayeron. “Buscaríamos mecanismos para persuadir a las personas físicas para que nos ayuden masivamente en ese reto”, explicó.
El Libertario planea gastar ¢3.200 millones hasta mañana.
Carlos Herrera, tesorero libertario, apuesta a que sobre dinero entre lo que ya gastaron y el monto al que tendrán derecho. “Si no nos alcanza la cobija, sería uno de los ‘flancos’ para la segunda ronda. Se tendría que hacer una campaña muy agresiva en donaciones”.
El Frente Amplio reclamaría unos ¢1.000 millones por la primera vuelta, mientras que el PAC y el PUSC, ¢1.300 millones cada uno.
Rodolfo Ulloa, jefe de campaña frenteamplista, afirmó que negociarían un nuevo préstamo bancario para una segunda ronda, el cual podrían cubrir con deuda política.
Lo mismo haría el PAC, según su tesorera, Leda Zamora, quien agregó que gastaron menos de lo previsto porque su posición en las encuestas les limitó el financiamiento bancario. Ese hecho los tuvo semana y media sin pauta publicitaria.
Gerardo Rudín, jefe de campaña del PUSC, dijo que si pasan a segunda ronda tendrían un “colchón”.