El presidente electo, Luis Guillermo Solís, se basó en una interpretación de la Constitución Política para designar a su asesor Melvin Jiménez como ministro de la Presidencia, a pesar de que es obispo de la Iglesia luterana de Costa Rica.
Solís y Jiménez consideraron inaplicable en este caso el artículo 142 de la Constitución Política, que señala como requisito de los ministros de Gobierno pertenecer al estado seglar; es decir, no ser clérigo.
Solís indicó que esta norma es aplicable para los sacerdotes católicos, pero no para un cristiano luterano como Jiménez, pues la misma Constitución Política establece el catolicismo como la religión oficial del Estado (artículo 75).
Así, según su argumento, Melvin Jiménez podría ejercer como ministro sin perder el título de obispo de la Iglesia luterana, a la que pedirá un permiso para no ejercer durante cuatro años.
Solís confirmó a Jiménez como parte de su futuro equipo de gobierno la semana pasada. Argumentó que, además de su afinidad con él, su exjefe de campaña tiene afinadas aptitudes como interlocutor con sectores sociales y económicos, no solo entre religiosos.
Desde su nombramiento, la alerta se encendió en círculos católicos. “Entre los sacerdotes lo hemos hablado y nos parece que estamos ante una norma que, interpretada como lo están haciendo, sería discriminatoria”, opinó Sixto Varela, vicario de Comunicación de la Diócesis de Alajuela.
“¿Qué hubiera pasado si se hubiera nombrado un obispo católico? No es que andemos de chimados, pero la Constitución Política se debe respetar”, agregó.
La reacción, sin embargo, no ha llegado al círculo episcopal católico nacional. “Ni llegará. La Conferencia Episcopal no va a tomar un pronunciamiento”, agregó Varela.
El sacerdote Glenn Gómez, vocero de los obispos católicos, consideró conveniente consultar el reconocimiento que tiene la Iglesia luterana ante el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
“Sí creo que la norma interpretada así sería discriminatoria”, exteriorizó.
Los razonamientos de los católicos coinciden con la opinión de los abogados constitucionalistas Fabián Volio y Manrique Jiménez.
“Pertenecer a un estado seglar no limita solo al credo católico. Esa norma no tiene que ver con lo de religión oficial del Estado. No creo que la norma se limite a la Iglesia católica”, comentó Volio.
Manrique Jiménez tiene una conclusión similar: “¿Qué significa estado seglar? Quien no tiene órdenes clericales. ¿Quién es un clérigo? Quién ha recibido las órdenes sagradas, algo que no puede limitarse a la Iglesia católica. El señor ministro propuesto (Jiménez) es un obispo luterano; es decir, ha recibido tales órdenes”.
“En mi criterio muy personal creo que con el potencial nombramiento (de Jiménez) se violarían eventualmente los artículos 33 y 142 inciso 3 de la Constitución Política”, contestó Manrique Jiménez.
El futuro diputado opositor Rolando González, del Partido Liberación Nacional (PLN), más bien defendió la interpretación de Luis Guillermo Solís. “No hay impedimento legal. La norma constitucional es un límite que se aplica para el clero católico exclusivamente y no se debe aplicar una restricción por analogía”, contestó el exjefe de campaña de Johnny Araya.
González, para quien Jiménez tiene “reconocida capacidad para el diálogo”, dijo que el artículo 142 de la Constitución se escribió en 1949 basado en la Constitución de 1871, cuando el debate era entre los liberales y los conservadores afines a los católicos, por lo cual esta norma alude a ellos .
El abogado Manrique Jiménez difiere: “Lo que la Constitución quiere evitar es el clericalismo; es decir, la injerencia excesiva del clérigo en asuntos políticos, lo que debe entenderse en contexto de adaptación obligada a la actualidad como parte de una Constitución de ventanas abiertas. De lo contrario, sería una norma pétrea”.
Para Melvin Jiménez, toda esta discusión quedó aclarada con consultas a abogados dentro del Partido Acción Ciudadana (PAC).
Por esa razón, él está concentrado en prepararse para asumir como ministro el 8 de mayo, merced a un permiso que pedirá al Consejo Directivo de la Iglesia luterana en Costa Rica, que él mismo preside.
“Estaré fuera permanentemente. En algún momento, si un nieto mío se va a bautizar, podría pedir a la Iglesia que me permita (celebrar). En la Iglesia estaré totalmente ausente”, contestó Jiménez este lunes por la mañana.
Jiménez, sociólogo y teólogo, se consagró obispo hace seis años, aunque ejerce como presbítero desde 1990. Dice que ahora, en su faceta de político, su modelo sigue siendo Jesucristo.