Costa Rica intenta jugar la carta del equilibrio y el criterio autónomo sobre el conflicto armado en la franja de Gaza, donde los combates entre Israel y el grupo palestino Hamás cumplen más de cuatro semanas, con graves daños para la población de esa zona de disputa en Oriente Medio.
La postura del gobierno de Luis Guillermo Solís se centra en condenar la violencia y llamar al diálogo, pero también usa otras palabras significativas en la diplomacia: atribuye “acciones militares desproporcionadas” a Israel y califica de “terrorista” a la milicia de Hamás, que gobierna en Gaza.
De momento, el Ejecutivo “no descarta ninguna medida diplomática” que insista en su discurso por la paz, incluida la posibilidad de retirar temporalmente a su embajador en Israel (Rodrigo Carreras), como ya lo han hecho otros cinco países de América Latina.
El canciller Manuel González dice que aún analizan las implicaciones de aplicar un método de protesta como “llamar en consultas al embajador” (así se le llama al retiro temporal de un embajador) contra Israel, como admitió el miércoles junto a Ban Ki-moon, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
En paralelo, Costa Rica intenta lograr un comunicado conjunto de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), de la cual ostenta la presidencia pro témpore, y también participa en las conversaciones dentro del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
En la Celac, donde las decisiones se toman por consenso de los 33 países, opinar en conjunto sobre la situación en Gaza parece lejana.
Incluso en el SICA, pese a tener ocho integrantes, se dificulta una posición unánime, pues El Salvador y Nicaragua están reacios a condenar las acciones de Hamás y señalarle responsabilidad sobre la matanza, desacuerdo que reconoció el canciller González.
Costa Rica en este punto no va a ceder, pues insiste en que Hamás ha tenido responsabilidad sobre una parte de la tragedia, que se cifra en más de 1.300 muertos, la gran mayoría de ellos civiles palestinos.
Así se lee en el comunicado emitido por la Cancillería costarricense el 23 de julio. Ese día, Costa Rica votó como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU a favor de una resolución que criticó el operativo militar de Israel, país que la calificó como “una farsa”.
Costa Rica votó igual que los restantes siete países latinoamericanos y otras 21 naciones que integran el Consejo de Derechos Humanos. El único voto negativo correspondió a Estados Unidos, histórico socio de Israel.
Costa Rica pudo haberse abstenido como lo hizo la mayoría de los europeos, pero prefirió votar en la línea como lo ha hecho en ese Consejo los últimos años, favorable para los intereses palestinos.
Solo hubo una excepción, en el 2012, recordó el vicecanciller Alejandro Solano, quien contó que se debió a una visita que días después realizaría a Israel el entonces canciller tico Enrique Castillo, por lo que convenía reducir tensiones.
Las posiciones de Costa Rica en Naciones Unidas son proclives a reconocer los derechos de Palestina, tanto como los de Israel.
Un viraje. Esta es una postura relativamente nueva; en el siglo pasado el país fue un importante aliado regional de Israel, hasta que el presidente Óscar Arias, en 2006, anunció que trasladaba la embajada de Costa Rica de Jerusalén a Tel-Aviv.
Ello significó un acercamiento al mundo árabe y molestó a la comunidad judía costarricense.
En 2008, Costa Rica estableció relaciones diplomáticas bilaterales con Palestina y, luego, en el 2012, votó a favor de que se convirtiera en la ONU en Estado observador.
El país también apoyó a Palestina para incorporarse como miembro de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Aunque los israelíes expresaron su molestia durante el gobierno de Óscar Arias, la relación siguió cordial y aún hace unas semanas se esperaba la visita aquí de su canciller, Avigdor Lieberman.
Base histórica. El lazo predominante del siglo pasado con Israel sigue fuerte. Con especial peso en la figura del padre Benjamín Núñez, embajador allí en el gobierno de José Figueres Ferrer 1970-1974, y en el de Daniel Oduber, a partir de 1974.
Núñez es papá del actual embajador en Tel-Aviv, Rodrigo Carreras, quien no está en Israel porque en junio tomó vacaciones para coincidir aquí con la frustrada visita del canciller israelí Lieberman.
Carreras es también un viejo amigo de Israel y sus opiniones personales lo reflejan, como apuntó el analista de asuntos internacionales Carlos Murillo, quien destacó también el riesgo de otras señales que puedan crear confusión sobre la posición de Costa Rica.
Entre ellas, una fotografía que ha circulado en redes sociales con el presidente Luis Guillermo Solís posando junto a personas que sostienen una bandera palestina.
Eso da sentido al último párrafo del comunicado de Cancillería del miércoles: “La única posición oficial de la República de Costa Rica es la que se ha manifestado por medio de los comunicados del Ministerio de Relaciones Exteriores”.
Murillo, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional, considera que ha habido señales confusas que le han restado contundencia a la posición de Costa Rica, aunque hizo ver que con la llegada de Ban Ki-moon, el Gobierno elevó el tono.