El presidente de la República, Luis Guillermo Solís, confesó ayer haber topado con sorpresas que dificultan algunos de los planes que ofreció en la campaña electoral o en el inicio de su Gobierno
“No es lo mismo verla venir que bailar con ella”, dijo el mandatario al admitir la existencia de condiciones y factores inesperados en la gestión y dentro de los ministerios.
Eso le dificulta planes como frenar las tarifas de los servicios públicos, completar el equipo de gobierno o hacer avanzar planes en sectores. Por ejemplo, señaló los problemas en el Ministerio de Cultura.
Esto lo afirmó Solís casi dos meses después de asumir el Gobierno y tres meses después de la victoria electoral aplastante, con el voto de 1,3 millones de personas, en medio de un ambiente de elevadas expectativas populares.
Ahora, sin poder evitar el aumento en los precios de energía eléctrica y de combustibles para los ciudadanos, Solís señala la existencia de obstáculos para poder hacer realidad sus palabras.
“Obviamente, no es lo mismo ser presidente que ser aspirante a presidente, o presidente electo”, contestó a preguntas de periodistas durante una visita a Aserrí.
Durante la jornada se le cuestionó por su reacción ante la aprobación de aumentos de parte de la Autoridad Reguladora de Servicios Públicos (Aresep), a pesar de que él rechazó las alzas en ese mes de euforia por la Selección Nacional.
“La gente no es estúpida”, dijo hace dos semanas, cuando se le preguntó sobre el clima popular y el ajuste de tarifas en luz, combustibles e Internet celular.
Solís ha insistido en que las tarifas no son su responsabilidad completa pues la Aresep es autónoma, aunque sí logró que el aumento en electricidad se hiciera en tres partes durante 18 meses, y no de golpe.
“Lo que se puede hacer en luz es lo que se hizo. Cualquier otra cosa tendrá que ser un acuerdo entre sectores”, alegó el ministro de la Presidencia, Melvin Jiménez, en rueda de prensa, cuatro horas antes de que hablara Solís.
Ahora, con el alza en combustibles que lleva el precio de la gasolina a un máximo histórico (¢816), también el Gobierno se declara atado de manos. Había pedido explicaciones a Aresep, pero las opciones resultaron inviables: eliminar el impuesto o reducir de golpe los costos de operación de Recope.
“Ahora nos estamos dando cuenta de que (las tarifas) no están bajo nuestro control”, declaró el ministro Jiménez, quien minutos más tarde añadió que los cambios de criterio obedecen a “ajustes”.
Esa misma palabra utilizó Solís por la tarde. “Hay que hacer pequeños ajustes en el discurso, para volverlo más consistente”, justificó.
Las palabras de Solís y su ministro Jiménez cayeron como canfín en el ánimo de la bancada opositora del Partido Liberación Nacional (PLN). “Nos demuestran que no estaban preparados para gobernar”, opinó el jefe de los diputados verdiblancos, Juan Luis Jiménez .
La vocera de la bancada del Frente Amplio, Patricia Mora, fue menos dura: “Efectivamente, creo que no han encontrado las arcas públicas como debían haberlas encontrado. El país atraviesa una situación difícil”.