“De darse disturbios, el Centro Dormitorio no se abrirá por esa noche”. Esta y otras 13 advertencias se consignan en el rótulo que cuelga de una de las paredes del albergue, y son de acatamiento obligatorio para quienes quieran un baño, una cena y una cama para pasar la noche.
Las reglas se deben seguir desde que se espera en la fila, frente al edificio ubicado en el sector del distrito Merced, conocido como la “zona roja”. Cada día logran ingresar las primeras 102 personas en llegar. Quienes quedan fuera, pueden intentarlo al día siguiente.
Bajo esa modalidad y durante los últimos ocho años, el Centro Dormitorio de la Municipalidad de San José ha dado cobijo, atención y consejo a 4.927 habitantes de la calle.
El objetivo básico de la iniciativa es ofrecerles un lugar seguro donde dormir, pero también pretende que los usuarios se reinserten en la sociedad, según explicó ayer Mariela Echeverría, jefa del Departamento de Servicios y Económicos Sociales del municipio, durante la celebración de aniversario.
Casos de éxito. Desde el Centro han gestionado 1.062 tratamientos para combatir adicciones, 152 pensiones del Régimen no Contributivo, 122 retornos al sistema educativo y 202 contratos de trabajo.
“Cada día vemos resultados que nos hacen decir: esto y más vale la pena”, dijo Echeverría.
El seguimiento de casos indica que de todos los que han llegado al Centro, 304 dejaron la indigencia; 29 lo lograron este año.
Uno de ellos es Carlos Alvarado, quien ayer recibió una mención de honor por su esfuerzo.
Su adicción al alcohol y otras drogas lo llevó a estar internado en centros de rehabilitación en 23 ocasiones, tras las cuales llegó al albergue municipal. Una vez recuperado, retomó su profesión como mecánico y se convirtió en dueño de un taller.
Otro de los usuarios que ha pasado por el Centro es Érick Bonilla, quien leyó en la actividad una reflexión de su autoría titulada “En el dormitorio vive Dios”.
“En el Centro Dormitorio lo que sobra es el amor, y con este amor conocemos también la solidaridad”, dice un extracto de la obra de Bonilla.
El albergue opera todos los días del año. Para cubrir los gastos de operación, la Municipalidad de San José destina unos ¢168 millones anuales.
“Nosotros solo cubrimos cuatro cenas de cada semana. El resto es gracias a colaboradores, como iglesias y otras organizaciones”, explicó Echeverría.
Johnny Araya, alcalde de San José, anunció ayer que su gestión tiene la meta de construir un segundo Centro Dormitorio para indigentes en el sector sur de la ciudad. Para ello, busca un terreno dónde levantar el albergue, así como apoyos externos.