En cuatro décadas muchas cosas pasaron. El país tuvo nueve presidentes, se abrieron nuevas escuelas, universidades y hospitales.
La selección de fútbol asistió a cuatro mundiales mayores, las hermanas Silvia y Claudia Poll ganaron cuatro medallas olímpicas y Franklin Chang viajó siete veces al espacio.
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Según el registro de la Red Sismológica Nacional, en 40 años, 25 temblores causaron daños en el territorio nacional, cuatro de ellos con magnitud superior a siete grados y un huracán atravesó el país por primera vez.
Eso y muchas otras cosas ocurrieron, pero la construcción de los 5,6 kilómetros de la sección norte de Circunvalación sigue sin llegar.
El trayecto, que conectaría La Uruca con Calle Blancos, ha sido la piedra en el zapato de diez gobiernos diferentes. Su conclusión ha sido la promesas de campaña de muchos candidatos presidenciales, pero el ofrecimiento se ha quedado en el papel.
Falta de fondos, diseños sin concluir, atrasos con expropiaciones y reubicación de un precario son algunos de los obstáculos del plan.
De acuerdo con el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), la obra debería iniciar este año. Sin embargo, aún hay pendientes trámites de expropiación y la relocalizacíón de varias familias del precario Triángulo de la Solidaridad.
Además, desde el 2014, el banderazo de salida de la construcción se ha aplazado por diferentes motivos.
En agosto del año pasado, Carlos Villalta, ministro de Obras Públicas y Transportes, dijo que las labores empezarían en octubre de 2016, pero eso no sucedió.
Los trabajos, adjudicados al consorcio internacional Estrella-H. Solís, tienen un costo de $147 millones e incluyen la construcción de 4,3 km, es decir, al final de esta contratación la carretera seguirá sin terminar.
Para el resto del proyecto se necesitan $70 millones adicionales, dinero que aún no tiene el Estado. El trayecto que quedaría inconcluso es el que va de la intersección con la ruta 32 a Calle Blancos.