La Municipalidad de San José anunció que el 30 de setiembre próximo es la fecha límite para que 89 comerciantes desalojen el Mercado de las Artesanías, ubicado en la calle 13 bis, en la capital.
A partir de esa fecha, las autoridades procederán con la demolición de las estructuras que estén en ese sitio, ubicado en el costado oeste de la plaza de la Democracia y que ha sido punto de polémica desde hace más de dos décadas.
Según consta en un anuncio publicado en La Nación, este viernes, la demolición procede porque el Mercado "obstruye y cercena el libre tránsito, así como el pleno uso y disfrute de dicha vía por parte de la ciudadanía para su destino natural, cual es de calle pública".
El ayuntamiento le ofrece a los "comerciantes informales" que se trasladen voluntariamente al Centro Municipal de Comercio Artesanal ubicado en avenida 6, entre calles 5 y 7, a un costado de la plaza de las Garantías Sociales.
Sin embargo, desde que dicha estructura se habilitó como mercado, en julio del 2014, los vendedores la rechazan, pues consideran que los locales son muy pequeños y está ubicado en "plena zona roja" donde los turistas no llegan.
En aquel momento, la obra le costó al municipio ¢1.800 millones.
La decisión de los desalojos y demoliciones en la calle 13 bis fue confirmada por el alcalde de la capital, Johnny Araya, quien aseguró que los desalojos podrían empezar días después de la fecha límite anunciada este viernes, con el objetivo de que las personas se vayan voluntariamente y no hacer un traslado forzado.
El jerarca municipal afirmó que han conversado con los artesanos sobre la reubicación; sin embargo, este gremio dice todo lo contrario y más bien invita al jerarca municipal a acercarse a ellos.
"Hacemos un llamado a don Johnny (Araya) para discutir en una mesa abierta el tema ampliamente y para analizar algunos aspectos del proyecto de ley (expediente 19.690) que está en la Asamblea Legislativa", comentó Rommel García, vocero de los artesanos.
Araya recalcó que los comerciantes no pueden quedarse en calle 13 bis porque es una calle pública. "Es incompatible tener en la calle pública un Mercado de Artesanías si ya hay uno formalmente establecido, con una inversión millonaria por parte de la Municipalidad", explicó.
Nuevas instalaciones. El alcalde josefino comentó que la Municipalidad está dispuesta a ayudarle con publicidad a los comerciantes si se trasladan al Centro Municipal de Comercio Artesanal y aseguró que en ese punto serán un imán turístico para los visitantes que transiten por el centro de la capital.
"Hicimos una inversión cercana a los ¢1.000 millones en un lugar con posibilidades importantes y adecuadas. Les hemos hecho propuestas por escrito para que sepan que no es solo salir del problema (quitarlos de la calle 13 bis), sino que nos interesa que funcione como un lugar atractivo", manifestó Araya.
Incluso, mencionó que los propios artesanos podrían operar el restaurante del mercado, con el fin de que la oferta gastronómica sea atractiva y variada para los turistas.
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Ese argumento es totalmente contrario al pensamiento de los comerciantes, ya que según Rommel García, vocero de los artesanos, ese edificio "no sirve" para fines comerciales y tampoco cumple con las expectativas que ellos tenían.
"Construyeron algo más pequeño de lo que nosotros tenemos. Actualmente contamos con 16 metros cuadrados (por local) o más en calle 13 bis y en las nuevas instalaciones es de 2 metros cuadrados. Don Johnny (Araya) tiene que analizar cómo se construyó el mercado porque se incumplieron varias normas institucionales", explicó García.
Polémica. En julio del 2014, el presidente Luis Guillermo Solís levantó el veto que impedía a los comerciantes permanecer en la calle 13 bis; sin embargo, la Sala Constitucional anuló esa medida un año después, en agosto del 2015.
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Ese mismo mes, el mandatario retomó la idea de convertir la calle en un mercado, pero mediante un nuevo proyecto de ley que se mantiene en Cuesta de Moras.
Los artesanos, por su parte, han reiterado en varias ocasiones que la calle 13 bis ha sido su lugar de trabajo por décadas y, aunque nunca han pagado alquiler, asumen por cuenta propia el pago de servicios de agua, electricidad y seguridad.
En mayo de este año, el grupo de comerciantes presentó el diseño que a ellos les gustaría tener en el nuevo mercado. Este consta de tres niveles, un anfiteatro, restaurantes y servicios para turistas.
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García aseveró que la orden de desalojo no ha sido notificada y que no tomarán ninguna decisión al respecto, hasta que se comuniquen con el alcalde.