Peñas Blancas
Cientos de migrantes africanos se agolpan en la frontera de Peñas Blancas, en el límite entre Costa Rica y Nicaragua. Entre carpas, tiendas de campaña y malos olores transcurre el día a día de estos extracontinentales, la mayoría provenientes de la República Democrática del Congo.
Los testimonios de estos extranjeros y lo que se aprecia en las calles demuestran que están viviendo en lotes baldíos, tienen muy poco acceso a agua potable y a servicios sanitarios.
Sin embargo, alegan que pueden sobrevivir en estas penurias, con la esperanza de que en algún momento se reabra la frontera y puedan continuar su viaje hasta Estados Unidos, donde anhelan llegar para establecerse y rehacer su vida.
Este martes se informó de que la cantidad de migrantes en Peñas Blancas eran 3.000, basados en versiones de oficiales de Fuerza Pública de la zona, pero el Gobierno aclaró que solo se contabilizan unos 500.
El ministro de Comunicación, Mauricio Herrera, dijo que Migración ha registrado desde el 21 de abril a más de 2.900 personas que han pasado por el control migratorio y la atención humanitaria en Paso Canoas. "Es difícil estimar la cantidad de migrantes que están en Peñas Blancas, pero son alrededor de 500 personas", detalló Herrera.
Desde noviembre del 2015, las autoridades nicaragüenses prohibieron estos movimientos de personas, cuando se dio la oleada de cubanos que cruzó desde Suramérica.
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Presión para cruzar frontera
Kattia Chavarría, encargada de la Fuerza Pública en Los Chiles, confirmó que este martes un grupo de africanos provocó un bloqueo de tres horas en la ruta de paso de carga y turistas, como medida de presión para que los dejen seguir su viaje hacia Estados Unidos.
"De Costa Rica hemos recibido un buen trato, pero la negativa de Nicaragua para permitirnos pasar nos tiene en problemas", reconoció Jéssica Paura, quien ya comienza a desesperarse ante la falta de una solución.
Con el paso de los días la cantidad africanos en la cerca fronteriza crece, algunos tienen casi dos meses de estar en la zona, mientras que otros apenas empiezan el periplo, luego de bajarse de un autobús en el que recorrieron 520 kilómetros desde Paso Canoas, en el sur costarricense.
Al lado de las carpas algunos cocinan, los más pequeños juegan, al tiempo que otros se las ingenian para trasladar agua desde casas cercanas. Incluso hay migrantes que pagan hasta $3 (¢1.635) para asearse en los baños de viviendas cercanas.
"La situación está fea por las condiciones en las que vivimos, el agua tenemos que traerla de casas vecinas y no hay luz. La mayoría estamos acá (en lotes baldíos), pero algunos se instalan afuera de casas donde les permiten estar", mencionó Eduardo Souza, quien tiene un mes en Peñas Blancas pero dos en Costa Rica.
Para comunicarse con familiares en su país, los africanos se agrupan alrededor de una antena y ahí, con su teléfono celular en mano realizan la llamada vía Internet.
Sin embargo, eso no aliviana la angustia y en el sitio las penurias no distinguen condición. Natalie Umar tiene siete meses de embarazo y afirmó que le ha tocado dormir al aire libre en varias ocasiones, por lo que con el paso de las semanas la zozobra crece.
El bloqueo del martes interrumpió el paso en la frontera norte en dos ocasiones. Los camiones que salían del país y aquellos que ingresaban debieron esperar al menos tres horas para continuar su viaje.
La fila de furgones se extendió por al menos tres kilómetros, a pesar de los intentos de la Fuerza Pública por habilitar el paso rápidamente.
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Herrera aseguró que la Policía hizo la advertencia correspondiente para que la vía se abriera de nuevo.
"Costa Rica está tratando la situación desde la perspectiva humanitaria, pero no va a tolerar el bloqueo de vías", mencionó el ministro de Comunicación.
El jerarca confirmó que existe una acumulación importante de personas en Peñas Blancas porque la migración persiste, a pesar del cierre de fronteras en otros países vecinos.
"Ningún país tiene condiciones para frenar por completo los flujos migratorios. Ellos llegan acá y se les atiende en la zona sur, luego se trasladan a un centro y se les extiende un documento por 25 días para regularizar su condición en el país, con eso se trasladan hacia el norte", explicó Herrera.
El funcionario añadió que el Gobierno está "haciendo lo posible" por atenderlos de manera digna, a pesar del incremento de personas cerca de la Aduana.
"Se les está dando atención humanitaria en las Vueltas de Peñas Blancas y en el Jobo de La Cruz, Guanacaste. Ahí se les brinda alimentación, agua y servicio sanitario. Hay una concentración importante en esa región", dijo Herrera.
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Kattia Chavarría, de la Fuerza Pública en la zona, expresó que la Policía ha hecho trabajos de contención desde el lunes, para evitar incidentes.
A pocos metros, la cantidad de soldados del ejército de Nicaragua son pocos, pero siempre mantienen vigilancia para evitar que algún foráneo se cuele sin permiso.
A pesar de los intentos ticos por ofrecer las mejores condiciones humanitarias a los migrantes, estos advierten que la angustia por no poder reanudar el viaje hasta tierras estadounidenses los puede hacer perder la cabeza.
"No sabemos qué puede pasar, queremos continuar nuestro camino", expresó Eduardo Souza.