Hace 20 días estaba esposado en la Fiscalía de Alajuela, pero ahora está con medidas cautelares, volvió a tomar su silla como alcalde de 293.000 alajuelenses y acelera su campaña de reelección en los comicios de febrero próximo.
La investigación en su contra por presunto peculado y prevaricato (un “ show político”, insiste) hizo de Roberto Thompson un personaje más allá de los límites alajuelenses; ahora lo es en el Partido Liberación Nacional (PLN), por encima de su conflicto con su vicealcaldesa, rival política dentro del PLN y encargada de lo social en la Municipalidad, Dinorah Barquero.
Está dispuesto, dice, a pagar su intención de “adecentar la política”, como suele reiterar este exviceministro de la Presidencia bajo el mando de Rodrigo Arias, un actual consejero suyo.
Así contesta el alcalde de Alajuela, cantón que ha mejorado su gestión municipal y su competitividad desde el 2010, aunque a la vez se ha deteriorado la calidad de vida de la población.
¿Por qué el conflicto ha llegado a estos niveles?
Porque hay gente que piensa diferente y no acepta que se tomen decisiones.
¿Quiénes? ¿Qué decisiones?
Excluir a doña Dinorah Barquero de la fórmula electoral.
¿Por qué la excluyó?
La renovación dentro del Partido exigía tener una fórmula que respondiera en fondo y forma a la buena política.
¿Cómo ha sido el trabajo de ella como vicealcaldesa?
A mi juicio, deficitario en las áreas que le han sido encomendadas y además ha habido deslealtad y en algunos casos, ataques públicos y privados contra la figura del alcalde.
¿Ella sola o con el esposo (el diputado Rolando González)?
Su trabajo no tendría por qué estar condicionado con el trabajo de don Rolando como diputado; como dirigente, me es difícil imaginar que no actúen de acuerdo.
¿Por qué en el 2010 la llevó dentro de su fórmula?
Ella no era mi candidata, pero ganó el derecho en una cantonal. No la escogí yo. En esta ocasión, yo sí tomé decisión de proponer una fórmula con otras personas.
¿Es este un conflicto puntual con ella o algo más?
Es la evidencia de formas distintas de hacer política. Lo que yo sufrí es un extremo, con el montaje alrededor de mi detención, un reflejo de que hay gente capaz de destruir honras ajenas para satisfacer sus aspiraciones. Falta honestidad, decencia y lealtad.
¿Este montaje lo hizo ella?
Informaciones periodísticas posteriores y otras manifestaciones de personas la vinculan.
Decía don Rolando González, el año pasado, que en el PLN se vive el canibalismo. ¿Es así?
La política enfrenta la enfermedad de la ambición y el PLN no escapa a esa enfermedad.
¿Por qué ella no compite con usted por la silla de alcalde?
La responsabilidad de la Alcaldía trasciende sus intereses. Es una responsabilidad muy grande, con 700 funcionarios y presupuesto de ¢30.000 millones. Es más cómoda la Vicealcaldía.
¿Tiene planes futuros?
Mi único plan en el futuro es reelegirme para continuar como el alcalde de los alajuelenses.
Dicen que usted querría ser diputado o incluso presidente.
Son solo rumores.
¿No ha pensado en irse a otro partido o fundar uno nuevo?
Nunca estuvo en mis planes pensar en otra opción política, aunque sabía que iba a sangrar en el camino.
Parece que se siente aventajado frente a otros candidatos.
Pienso que reconocen el trabajo hecho, pero en la política no hay rival pequeño.
¿Cuál es su fuerte?
Mi fuerte es lo hecho. Espero que juzguen eso. El cantón estaba gris y ahora tiene inversión y obras, y está generando empleo.
Las mediciones lo colocan bien en gestión municipal y competitividad, pero hay un deterioro en la calidad de vida de los alajuelenses, comparada con el 2010.
Lo que pasa es que los gobiernos locales tenemos las manos atadas en muchos sectores. El reto es que el desarrollo permee en todas las capas de la población.
¿Por qué va bien competitividad pero no calidad humana?
Podemos generar confianza a inversionistas, pero dependemos de otras decisiones estatales para completar ese esfuerzo. Por ejemplo, en transporte público.
¿Cómo es la relación con el gobierno de Solís?
No han sido fluidas las líneas de comunicación. Reconozco que hay gente valiosa, pero, en general, hemos visto una separación importante.
¿Importa la ideología en los gobiernos locales?
Sí importa en el énfasis. Hemos planteado un proyecto muy liberacionista a partir de visión de desarrollo del país, con Alajuela como motor.
Bien en lo económico y mal en lo social. ¿Neoliberal?
Es una etiqueta que no corresponde a lo real. Yo participé de un gobierno (2006-2010) en que el énfasis fue el apoyo a los sectores vulnerables. Aquí (en Alajuela) lo social fue delegado a doña Dinorah y hay un déficit importante, pero, además, no se puede romper círculo de pobreza sin generar economía.
¿Es usted arista?
Si eso es tener cariño por don Óscar y don Rodrigo, respeto, admiración y coincidencia en la visión de desarrollo del país... sí lo soy. Pero reconozco el liderazgo de otros expresidentes del PLN.
¿Quién es Rodrigo Arias?
Una persona hacia quien tengo una gran enorme aprecio y cariño, de quien fui viceministro y a quien le fui leal de principio a fin.
¿Es consejero suyo?
Converso con él a menudo. Tengo una buena relación con él.
¿Qué opina de que Figueres diga que “se acabó la vieja forma de hacer política”?
Eso debe demostrarse con hechos. Creo que la gente aún está incrédula de las palabras. Él tiene oportunidad de hacer las cosas diferente.
¿Ha sentido apoyo del PLN en este caso que usted señala como un show político?
He recibido apoyo de muchos.
Pero en privado.
Bueno, a través de llamadas y visitas, pero, más allá de la solidaridad, el Partido debe dar un paso adelante. Debe investigarse hasta las últimas consecuencias, señalarse y tomar decisiones. Espero que el PLN lo haga.
¿Puede ser don José María el candidato presidencial del PLN?
No sé. Todavía es joven el proceso. La responsabilidad de él debería estar en otra línea, que es asegurar la renovación del Partido. Si no, haría daño al Partido.
¿Está concentrado en esa línea de renovar el Partido?
Eso es lo que él ha manifestado y no tengo por qué no creerle.
¿Cómo fue esa noche en que pasó detenido?
Fue sorpresiva, triste y solitaria. Una noche de mucho cuestionamiento. No omito decir que pensé si valía la pena todo esto. Es una experiencia para valorar más muchos aspectos en que hay que trabajar en la política. Han sido días duros, nada sencillos. No ha sido fácil.