
A rey muerto, rey puesto. Decidido Óscar Arias a no postular su nombre para la candidatura de Liberación Nacional (PLN), el presidente del Congreso, Antonio Álvarez Desanti, analiza entrar a la lucha por la nominación verdiblanca para el 2018.
El diputado dijo a La Nación que una precandidatura es “una alternativa probable”
Así, Álvarez desafiaría al exmandatario José María Figueres (1990-94), quien ayer reiteró que someterá su candidatura a la convención interna del PLN, el próximo 2 de abril.
No obstante, Álvarez adelantó que dar el paso y reservar un espacio en la precampaña de Liberación depende del proceso de recuperación de la salud de su esposa, Nuria Marín, quien se sometió a una cirugía recientemente.
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“Debemos ver los tratamientos que siguen después de su operación, pero si las cosas son compatibles, estoy considerando seriamente plantear mi nombre para la lucha interna en Liberación Nacional”, adelantó.
Apenas en mayo, al asumir la Presidencia del directorio Legislativo, Álvarez dijo que en el 2018 acabaría su carrera política al salir del Congreso. No obstante, ahora evalúa escalar hacia la Presidencia de la República.
“El país requiere de un liderazgo con capacidad de negociación, requiere visión de lo que se debe construir, como una Costa Rica hacia el futuro, y creo que por mi experiencia como ministro, diputado y presidente de la Asamblea, cumplo”, subrayó ayer desde Estados Unidos, donde acompaña a Marín en su recuperación.
Entre varios cargos, Álvarez fue ministro de Agricultura (1987-88) y de Gobernación (1988-90) y legislador (1994-98).
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En el 2005 decidió dejar las filas social demócratas y hacer casa aparte. Fundó el Partido Unión para el Cambio, con el que fue candidato a la presidencia en la campaña del 2006.
Pero la aventura fue efímera y poco exitosa y Álvarez, también empresario y abogado, decidió regresar en el 2007 al PLN. Entonces recibió críticas del arismo.
Un giro. Sin embargo, una década después, la página se escribe distinto. Álvarez dijo que si Arias decidía aspirar a la candidatura, él lo apoyaría.
Al retirarse ayer del camino el Premio Nobel de la Paz, el presidente legislativo considera que puede convertirse en la carta de triunfo del PLN para el 2018.
“Creo que hay un vacío que no está siendo llenado por los otros precandidatos. Que la familia liberacionista va a buscar un espacio para llenar ese vacío. No veo a ninguno de los otros aspirantes llenando ese vacío”, comentó.
Rumbo al 2018 le sobran novios a la candidatura presidencial verdiblanca.
El primero en confirmar sus aspiraciones fue Figueres, a quien Arias intentó infructuosamente de persuadir de que desistieran, durante una reunión efectuada el pasado 5 de setiembre.
También figuran los nombres de los exdiputados Sigifredo Aiza y Clinton Cruickshank, a quienes se sumó el abogado Enrique Rojas Franco. Aún meditan ingresar a la contienda el diputado Rolando González y el alcalde de Alajuela, Roberto Thompson.
No va más. Anoche, Arias, quien gobernó Costa Rica en dos periodos (1986-90 y 2006-10) declinó optar por un tercero mandato.
“No me presentaré por tercera vez a la Presidencia porque creo que es mi deber, como líder, propiciar nuevos liderazgos. Le he servido a este país con lo mejor de mis capacidades desde la silla presidencial, y hoy debo servirle apartándome de esa silla, dando oportunidad a quienes gobernarán la Costa Rica del mañana”, expresó en un comentario escrito que remitió ayer a este diario.
Según el exgobernante, él no es el único que puede presidir Costa Rica y que una democracia es más sana cuando hay una generación política en formación para sustituir a la anterior
“Iré al proceso de convención de Liberación Nacional. Contrastaremos mi visión del país con la de otros precandidatos y me esforzaré por ofrecer las mejores ideas social-demócratas para el futuro de Costa Rica”, escribió Figueres en su perfil de Facebook.
Agregó que recibía con “respeto” la posición de Arias y elogió sus 45 años de servicio público. Además, expresó su deseo de seguir contando con su “consejo oportuno” ante los retos futuros del país. Colaboró AARÓN SEQUEIRA