Laura Chinchilla alcanzó en junio la peor calificación que la ciudadanía le otorgó a un presidente de la República durante los últimos seis gobiernos.
Desde que la empresa Unimer empezó a medir la conformidad del público con la labor de los mandatarios, en 1991, ningún gobernante obtuvo tantos criterios negativos.
Tras casi tres años de deterioro ante los ojos del ciudadano, hoy 60 de cada 100 costarricenses opinan que la labor de Chinchilla es mala o muy mala, mientras que solo 9 de cada 100 creen que es buena y nadie cree que es muy buena.
Otros 31, en tanto, consideran que su trabajo es regular.
Con ese nivel de desaprobación, la presidenta sobrepasó la peor nota que un mandatario había obtenido.
Pasaron 23 años desde 1991; gobernaron Rafael Ángel Calderón, José María Figueres Olsen, Miguel Ángel Rodríguez, Abel Pacheco y Óscar Arias y nunca la desaprobación fue tan alta.
Antes de junio, la peor nota la tenía Figueres. En setiembre de 1995, durante su segundo año de administración, el exmandatario liberacionista recibió el criterio negativo de 57 de cada 100 ciudadanos. Luego, las calificaciones negativas bajaron, aunque siempre superaron a las positivas.
En el caso de Chinchilla, ella alcanza este punto al iniciar su último año de gobierno y tras una marcada tendencia al deterioro.
Así lo revela la más reciente encuesta de la empresa Unimer para La Nación, que fue elaborada mediante consultas a 1.200 mayores de edad entre el 4 y el 13 de junio.
El estudio, que se efectuó en todo el territorio nacional, tiene un margen de error de 2,8 puntos porcentuales hacia arriba o hacia abajo y un nivel de confianza del 95%.
En estos 23 años, los presidentes mejor calificados fueron Pacheco y Rodríguez, con un 64% de opiniones favorables, cada uno. Sin embargo, el primero lo logró al inicio del gobierno y el segundo en el último año de su administración.
En el otro extremo, además de Chinchilla y Figueres, solo Abel Pacheco logró una desaprobación superior al 50%. La obtuvo poco antes de dejar el poder.
No para de caer. En octubre del 2010, seis meses después de empezar a gobernar, Chinchilla obtuvo su mejor calificación. En ese momento, 41 de cada 100 personas calificaban de buena o muy buena su labor y solo 9 de cada 100 la calificaban de mala o muy mala.
Sin embargo, a partir de allí, la opinión del público sobre su trabajo empeoró de manera sostenida durante dos años y medio hasta que en febrero alcanzó un 55% de desaprobación, apenas por debajo de la peor nota de Figueres. ¿Qué pasaría a partir de allí?
Entre febrero y junio vinieron al país los presidentes de Estados Unidos y de China, Barack Obama y Xi Jinping, respectivamente.
Sin embargo, también el Gobierno enfrentó una escalada de descontento público por la concesión de la carretera San José-Ramón a la empresa brasileña OAS, la cual exigía a los usuarios pagar ¢4.000 por viajar ida y vuelta.
Chinchilla debió ceder ante las protestas y anular el contrato.
Además, trascendió que la mandataria viajó a Venezuela y a Perú en el avión de una firma petrolera vinculada a un polémico empresario colombiano-costarricense.
Ese caso le pasó una alta factura al Ejecutivo, pues debieron renunciar el ministro de Comunicación, Francisco Chacón, y el director de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), Mauricio Boraschi.
Además, continuó la fuga de ministros del gabinete de Chinchilla y ahora hasta el propio PLN y su candidato, Johnny Araya, la critican.
Según la encuesta, también subió del 93% al 96% el grupo que cree que Chinchilla no controla la dirección del Gobierno. Hoy, solo un 2% creen que sí lo hace.