En botellas de refresco, en envases de cremas para manos y frascos de vidrio que antes contenían alimentos para bebés, el mercurio entra camuflado a Costa Rica desde Nicaragua y, aquí, los coligalleros lo usan para extraer oro a sabiendas de que contaminan ríos.
La directora de Geología y Minas del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), Ileana Boschini López, confirmó que hay contrabandistas del producto que proviene, en su gran mayoría, de minas de este metal pesado que han sido cerradas en México.
Pese a que su importación por vía legal está altamente regulada para fines industriales y médicos, el ingreso por las porosas secciones de la frontera norte se ve facilitado en vista de las características físicas del mercurio.
El decomiso más reciente lo hizo la Policía de Fronteras la noche del sábado 13 de mayo, en Crucitas, distrito de Cutris de San Carlos, cuando sorprendió a cinco oreros ilegales –conocidos como coligalleros– con 1.889 gramos del metal.
"Este grupo de mineros, en vez de excavar para extraer el oro, lo que han hecho es aplicar directamente el mercurio a los riachuelos para separar el preciado metal del lodo", informó el Ministerio de Seguridad Pública al confirmar que presentó a los cinco hombres ante la Fiscalía.
"El sitio donde estaban estas personas es en gran parte una zona protegida, con bosques primarios donde abundan los almendros y otras especies de árboles que constituyen el hogar de aves como las lapas. Además, en el sitio hay nacientes que dan al río San Juan", de Nicaragua, agregó el Ministerio en su reporte.
¿Cuánto mercurio entra ilegalmente al país? La cifra es un enigma. Lo único que se sabe es que su efecto es dañiño para el ambiente y para el ser humano.
"La inhalación de vapor de mercurio puede ser perjudicial para los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo y los pulmones y riñones, con consecuencias a veces fatales", reseñó la Organización Mundial para la Salud (OMS) en un informe de marzo pasado.
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"Entre el 2006 y el 2011 la Dirección de Geología y Minas hizo un estudio sobre el impacto del mercurio en los coligalleros, y determinó que un 11% presenta algún tipo de deterioro de salud ligado al mercurio", explicó Boschini.
Para el 2012 el Minae estimaba en unas 700 personas la población que trabajaba en la extracción artesanal de oro. Para el 2016, esa cifra se acercaba al millar, por lo que la estimación de personas contaminadas preocupa a las autoridades.
Esto sin tomar en cuenta a quienes están o podrían estar infectadas por elconsumo de peces y otros alimentos, donde el mercurio se encuentra presente.
¿Cómo se da la contaminación?
El coligallero toma el mercurio y lo vierte directamente en un recipiente en el que mezcla lodo del lecho del río. Lo pasa por la rastra, una especie de zaranda que se usa para apartar la tierra del mineral, y empieza a separar el mineral del barro.
Esto gracias a la reacción química que produce el mercurio sobre el oro. Simplemente, el mercurio atrapa el oro, generando una especie de masa plateada, llamada amalgama.
Así lo explica Greivin Rodríguez, experto en minería artesanal y actual administrador de la finca Las Crucitas, en Cutris de San Carlos, quien se dedica a ahuyentar a los coligalleros de las propiedades de Vivoyet.
Una vez separada la amalgama del lodo, los coligalleros toman un tubo metálico, introducen la amalgama en él, y la tapan. El tubo es expuesto a altas temperaturas en una fogata, de manera que el mercurio se vuelve gaseoso.
Luego, liberan el gas (contaminándose en el proceso) y lo que queda en el fondo del tubo es una pieza de oro puro. Para ese momento, el mercurio ya está en el ambiente.
Manos amarradas.
Boschini es consciente de que al ser una actividad ligada al contrabando, su regulación implica un despliegue de recursos que no poseen.
Lo mismo sucede en la línea limítrofe. El comisionado de la Policía de Fronteras, Allan Obando, admite que es complejo atajar el contrabando de mercurio, y sus oficiales se dan a la tarea de trabajar junto con la Fuerza Pública en la detección e incautación de mercurio que portan coligalleros o contrabandistas.
Territorio adentro, la supervisión le corresponde al Ministerio de Salud y al Ministerio de Ambiente, según el lugar donde se encuentre la operación minera, que además, posee un marco de legalidad en el cual no se encuentra, por ahora, ninguna organización de mineros artesanales del país, dijo Boschini.
La funcionaria explicó que, pese a un aumento sustantivo en su personal dado este año, son solo siete los geólogos a cargo de 1.400 concesiones de todo tipo de materiales en el país.
Impacto en la salud
La belleza de su apariencia esconde una alta toxicidad. El mercurio es un metal pesado, su símbolo en la tabla periódica es Hg, y posee la curiosa característica de mantener su estado líquido en temperatura ambiente. Esto es lo que permite su transporte a través de recipientes comunes.
Sin embargo, este metal líquido de extraña apariencia es fuente de peligrosas enfermedades, trastornos nerviosos y afectación en órganos de tejido blando como los riñones, ojos, pulmones y el hígado.
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"La exposición al mercurio (incluso a pequeñas cantidades) puede causar graves problemas de salud y es peligrosa para el desarrollo intrauterino y en las primeras etapas de vida", señala la OMS en su informe del 2014.
En el mismo se detalla que el mercurio "es uno de los diez productos o grupos de productos químicos que plantean especiales problemas de salud pública".
La principal vía de exposición humana es el consumo de pescado y marisco contaminados con metilmercurio, compuesto orgánico presente en esos alimentos.
Coligalleros en vías de "extinción legal"
Como si estuviera contaminada de mercurio, la actividad de los coligalleros está destinada a la muerte, al menos legal, en el país.
La reforma al Código de Minería aprobada por el Congreso en noviembre del 2010, bajo la Ley 8914, extendió la validez de la actividad a diciembre del 2018.
Luego de allí, los casi 1.000 coligalleros que trabajan en las distintas zonas oreras del país estarán en la ilegalidad.
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Así lo establece la reforma en uno de sus transitorios, al señalar que el Estado costarricense tiene la obligación de buscar la manera de abrir fuentes de empleo para estas personas.
Asimismo, la ley señala que los actuales coligalleros deben conformar cooperativas para explotar el recurso. De esto, hasta ahora solo una cooperativa de Abangares está en un punto cercano a la finalización de trámites que le permitan operar legalmente.
Sin embargo, este marco de legalidad está llegando tarde para estos habitantes de ese cantón guanacasteco, quienes buscan el sustento en medio de túneles abandonados por las empresas mineras que durante los siglos XIX y XX operaron allí.
A criterio de Ileana Boschini, del Minae, esta situación supone un problema social que está a las puertas del Gobierno.
"El 80% de la población de Abangares vive de esta actividad, y lo hacen de forma ilegal. Las tierras que explotaban el oro les daba el trabajo; las compañías se fueron del país dejando deudas con el Estado y con estas personas.
"Ellos invadieron las minas para sobrevivir extrayendo el oro, y se iniciaron los procesos legales para liberar las concesiones. Se han dado los procesos legales necesarios y ahorita en el Tribunal Contencioso hay un caso sin resolver y otro que está ya listo para la resolución", afirmó Boschini.