La contralora general, Marta Acosta, considera que si se hiciera un ejercicio de revisión del gasto por parte de la actual administración, se podría recortar la distancia con la estabilidad financiera, sobre todo en momentos donde el rojo se pinta en los números de las finanzas públicas.
Desde su despacho, en el piso 14 de la Contraloría, la funcionaria conversó con La Nación sobre las alternativas para mejorar la salud financiera del país, antes de que el déficit del Estado empiece a comerse el dinero de los programas sociales, y de los servicios públicos. El siguiente es un extracto de esa conversación, que es más un llamado de atención.
Usted habla de “urgencia” para que se ataque el problema de las finanzas públicas. ¿Cuál es su principal preocupación?
Es que siga creciendo la deuda, sigue creciendo el gasto y no tenemos ingresos suficientes. Esa es al corto plazo la mayor preocupación. La Contraloría no habla solo de recortar el gasto, no es solo recortar el presupuesto, es también el tema de las compras públicas , donde se puede ahorrar mucho . Hay un modelo que se definió por Hacienda, pero no es obligatorio para todas las instituciones, entonces no va a ser tan efectivo como debería de serlo. También hemos hablado de revisión del régimen de empleo público, régimen de pensiones del Poder Judicial... , pero sí, en el tema del gasto, el presupuesto es bastante rígido, y las partidas de transferencias y de salario, hay que revisar. También está el tema de las transferencias a instituciones que se les pasan recursos para que generen resultados, pero terminan en superávits.
Nadie quiere recortar; eso se vio en las comparecencias de ministros para el presupuesto pasado. Todos los ministros dijeron que se iba a afectar la prestación de servicios. ¿Eso es cierto?
Hay una experiencia de cinco años consecutivos, en que medimos que el presupuesto se subejecuta en un 5%. Yo creo que si cada institución revisa de manera concienzuda, va a encontrar espacios para ajustar el presupuesto. Me parece que es un ejercicio sano, no podemos estar subejecutando tanto y lo mismo todos los años. Algo está sucediendo, o estamos presupuestando mal, o estamos planificando mal. (...) Cuando oigo jerarcas que se quejan, estoy segura de que no se han sentado con sus mandos medios a revisar concienzudamente el presupuesto de su institución. Creo que nos hace muchísima falta en nuestras instituciones, que haya jerarcas que realmente se sienten y no permitan que haya bolsones, como les llamamos, en los presupuestos públicos.
Una reforma tributaria, modificando el IVA y renta, le significaría al Gobierno, en el mejor escenario, cerca del 3% del PIB, un 2% en un escenario más realista. Usted apuntó en su informe que la subejecución anda en el rango de ¢300.000 millones. Es casi un 1,5% del PIB. ¿Ahí hay espacio?
Sí, y también en el tema de la evasión. Los estudios de la Contraloría dicen que es de un 5% del PIB, los de Hacienda que un7,75% con elusión incluida. Hay espacios, digamos, en compras y en otros aspectos. El tema es que urgen recursos en el corto plazo.
El cortísimo plazo es la presentación del presupuesto 2016.
Claro, claro, para mí hay dos cosas importantes: el tema del presupuesto y el tema de las compras públicas, es que deben ser por un sistema electrónico y unificado para todo el mundo. Nosotros aquí, por ejemplo, unas computadoras que comprábamos por procedimientos normales nos costaban $1.800, cuando lo hicimos en Mer-Link nos costaron $1.000, por la transparencia y la competencia.
¿Y sobre el presupuesto?
Sí, creo que el presupuesto del 2016 hay que ajustarlo a la realidad económica y la capacidad financiera del Estado. Creo que se deben revisar las transferencias, porque si hay instituciones que de manera recurrente no están utilizando los fondos que reciben del Gobierno Central, deberían de recibir menos.
Pero usted verá a los ministros en el Congreso, diciendo que no tienen de dónde recortar, y que si recortan más se van a poner en riesgo programas y servicios para los ciudadanos.
Si no aportamos y sacrificamos todos, no vamos a poder solucionar este tema. Por eso digo que hay que tener una agenda priorizada y todos los grupos tenemos que estar de acuerdo, y aquí entran los diputados, el Poder Ejecutivo, instituciones descentralizadas y gremios.
¿A usted le piden consejo los jerarcas?
Viera que no; algunos, muy pocos, vienen a visitarme.
¿El presidente?
No. Nunca.
¿Nunca han hablado sobre el tema de la situación financiera del país?
No, nunca. Nunca he conversado sobre este tema financiero con él. Con quien lo he hecho es con don Helio Fallas (ministro de Hacienda).
¿Pero hay anuencia suya para conversar sobre estos temas con don Luis Guillermo?
Por supuesto. En cualquier momento. Nosotros somos un órgano auxiliar de la Asamblea Legislativa, pero con mucho gusto me puedo sentar con el presidente y con cualquier ministro. En el pasado siempre he recibido jerarcas, de municipalidades, descentralizadas y otros. En esta ocasión, esta labor ha disminuido muchísimo
¿Hace falta comunicación?
Bueno, de aquí para allá, hay comunicación, anuencia, informes, pero bueno, es con los niveles más técnicos, pero reuniones de carácter estratégico y de asesoría, no tanto como en otras ocasiones.Qué es lo que más le preocupa de esta situación, donde se dice que no hay espacio para recortar por un lado y por el otro no se quieren aprobar impuestos.Estamos entrampados, me parece que con el tema de la desaceleración de la economía, el déficit, esto, sino logramos contenerlo, va a tener consecuencias de índole social. Me preocupa mucho que esto se convierta en la normalidad y no logremos ver que es un problema grande. Que es un problema viejo, porque nos estamos quedando sin espacios.
Eso se nota en la baja de calificaciones internacionales.
Esa puede ser una consecuencia cercana, que nos bajen otras calificaciones si pronto, no se toman medidas de carácter fiscal, porque eso va a hacer que la deuda sea más cara, nos va a costar más y es una espiral que nos cierra espacios y al final, esto lo van a pagar los más vulnerables.
¿Qué pasa con la plata que se subejecuta?
Por ejemplo, el Gobierno se endeuda para obtener el dinero de la partida de remuneraciones. Si esa partida se subejecuta y si al final hay dinero que no se utiliza, nos queda la deuda. Es como si se pasara una tarjeta de crédito.Esos dineros que están en la Caja Única del Estado, deberían retornar a las arcas del Estado. Por ejemplo, si una municipalidad tiene recursos en Caja Única, y no ejecuta, mejor que esos recursos pasen a manos del Estado, que los necesita.
¿La subejecución es sinónimo de ineficiencia?
No siempre (...). Tenemos una manera de presupuestar muy particular, se presupuesta con base en criterios de inflación, en históricos, lo que se presupuestó el año pasado más un porcentaje de inflación... Esa manera de presupuestar no es una manera que permita revisar a conciencia. Y eso se refleja en las subejeciones. Sí. Yo sí creo que hace falta liderazgos comprometidos con el buen uso de los fondos públicos.
¿Considera que se gasta mucho y se hace poco o no?
Se gasta mucho, se hace mucho, pero no se hace lo que se tiene que hacer. A veces creo que es una falta de rumbo, saber a dónde se va, qué planes se tiene. Es un problema de ganas y compromiso, de visión.
¿Cree que hace falta responsabilidad legal y financiera de los jerarcas?, se lo planteo porque a veces parece que los jerarcas se equivocan y no hay mayor consecuencia. Por ejemplo, el caso de Elizbeth Fonseca y el FIA en el Ministerio de Cultura.
Más allá las sanciones y las responsabilidad... a veces es frustrante determinar responsabilidades. Hay demasiadas trabas y recursos legales para (frenar) esos procedimientos. Seguro le voy a sonar romántica, pero no hay vocación de servicio. Falta compromiso real.
¿No hay vocación?
Los dineros públicos son para generar el bienestar de la colectividad, de todos, desde los más vulnerables hasta los empresarios, y eso, se nos olvida. Ese gran compromiso de cara a la ciudadanía, a veces se nos queda corto.