“No es por casualidad que el Papa (Francisco) se haya pronunciado”.
Así se refirió el canciller, Manuel González, al llamado que hizo el sumo pontífice a Centroamérica, el domingo 27 de diciembre, para que mostrara “su genorosidad” y resolviera el “drama humanitario” de los 7.802 migrantes cubanos varados en Costa Rica.
Antes de ese mensaje, que a la larga resultó trascendental para el acuerdo que permitirá la salida de un primer grupo de 180 isleños, el cuerpo diplomático costarricense, la Iglesia católica local y el propio presidente de la República, Luis Guillermo Solís, realizaron un intenso lobby ante el Vaticano con la intención de que el Papa intercediera en el conflicto.
A finales de noviembre, el canciller se reunió con el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, al coincidir con él en París, previo a la inauguración de la Conferencia del Clima (COP21).
El titular de Relaciones Exteriores dijo que, en la capital francesa, sostuvo un encuentro casual pero prolongado con Parolin, con quien ya se había reunido en otras oportunidades. La última de ellas fue en abril en Panamá, durante la Cumbre de las Américas.
“Le expuse lo que en ese momento se presentaba. Obviamente no voy a tener la descortesía de pedirle ningún pronunciamiento de parte de la Santa Sede en ese sentido, pero evidentemente él tomó nota”, expresó González.
“También manifestamos que la posición nicaragüense en cuanto al tema cubano, específicamente en cuanto a los cubanos que están en Costa Rica, obedecía no a un contexto regional, sino al traslado de esa situación a la relación bilateral por la cercanía (en ese entonces) del fallo en (la Corte Internacional de Justicia de) La Haya”, agregó en referencia a la sentencia por la invasión a isla Calero y la construcción de la trocha fronteriza.
Antes de ese encuentro, el canciller había girado instrucciones a su embajador en el Vaticano, Marco Vinicio Vargas —al igual que lo hizo con el resto de los delegados diplomáticos—, para que informara constantemente sobre la situación con los migrantes cubanos al Estado donde estaba designado.
El embajador trasladó todos los pronunciamientos oficiales de Costa Rica a la Secretaria de Estado de la Santa Sede, propiamente al Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, pero fue más allá. Vargas también sostuvo un encuentro informal, a medidados de diciembre, con Parolin.
“Le reiteré un poco lo que el canciller le había dicho y después tuve una audiencia en la Secretaria de Estado (en la que participaron otros cardenales) planteando las mismas inquietudes y lo hice como lo hace cualquier otro diplomático. Uno tiene que estar informando. ¿Cuál fue nuestra sorpresa? Que el santo padre el día 27 (de diciembre) dio esa declaración”, declaró Vargas.
Ante la Iglesia del Ismo y ante la de Cuba. Poco después del inicio de la crisis, el 23 de noviembre, en suelo nacional el presidente Solís informó de los hechos a los obispos del Istmo, quienes ese mismo día pidieron abrir las fronteras de la región a los cubanos, mediante un comunicado del Secretariado Episcopal de América Central.
Se trata de la misma carta que, un día después, el canciller González entregó a sus homólogos de la región durante una reunión del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), en El Salvador, en la cual no se alcanzó una salida consensuada para los migrantes.
El mantario también trató la problemática de los isleños en un encuentro con el arzobispo y cardenal de La Habana, Jaime Ortega, con quien conversó durante su gira por Cuba a mediados de diciembre.Al mismo tiempo, la Iglesia católica costarricense hizo otros movimientos. Según monseñor Ángel San Casimiro, se le envió una nota al Papa por medio de Caritas Internacional, organización del catolicismo que vela por asuntos sociales.
En dicha misiva, se le solicitaba a Francisco su intercesión en la búsqueda un acuerdo regional, así como apoyo económico para la manutención de los cubanos varados en el país desde el 15 de noviembre, día en que Nicaragua cerró su frontera con el Ejército e impidió el paso de los isleños, que pretendían viajar por su territorio rumbo hacia Estados Unidos.
“Iba en la línea de solicitar alguna ayuda y, sobre todo, ver si era posible su incidencia. El santo padre, con la autoridad que él realmente posee, pues podía efectivamente coadyudar en una solución cuanto antes de este problema”, dijo San Casimiro.
“Dimos esa voz de alerta en relación con el problema que estábamos teniendo, en la línea de solicitar ayuda para los albergues que eran atendidos por la Iglesia católica. En estos momentos, aproximadamente estamos atendiendo una cuarta parte de los cubanos que están en Costa Rica”, añadió.
Los isleños buscan llegar hasta Estados Unidos para acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, la cual ordena que, cuando un cubano ponga un pie en esa nación, debe ser recibido.
Determinante. El embajador Vargas considera que la reunión que sostuvo el canciller González con Parolin en París fue “trascendental”, pues el prelado es una especie de primer ministro del Vaticano. Es la persona que se encarga de informar al Papa sobre la parte administrativa y política de la Santa Sede.
“Esa conversación fue muy importante porque era un ministro de Relaciones Exteriores concientizando a un primer ministro”, aseveró el diplomático, quien le envió una nota de agradecimiento a Parolin después del mensaje del pontífice.
Tanto Vargas como González reconocen la importancia del mensaje de Francisco, pero ambos coinciden en que no se puede presumir que respondiera exclusivamente a las constantes gestiones que emprendió Costa Rica. “Ni siquiera insinuar que por una gestión o una información que nosotros compartimos, el Papa se va a pronunciar, jamás, esa es una decisión de él”, aseguró el canciller.
Lo que sí relució es que el llamado del Papa a los países de Centroamérica, para que buscaran una salida a los isleños, fue angular en el acuerdo que se alcanzó un día después —el 28 de diciembre— a fin de permitir el traslado de un primer grupo de 180 cubanos a El Salvador el próximo martes, para que, desde ahí, continúen por tierra su recorrido hacia Estados Unidos.
“El esfuerzo de El Salvador para la solución de esta crisis migratoria va en línea con el llamado que hiciera su santidad el papa Francisco”, reconoció la Cancillería de ese Estado en un comunicado de prensa.
González calificó el pronunciamiento como un “factor de un gran peso” en el acuerdo y aseguró que el gobierno de Solís acudió al sumo pontífice, tomando en cuenta el papel que él jugó en el reinicio de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba.