La Dirección de Migración y Extranjería confirmó este sábado que deportará a Cuba a los migrantes cubanos que entraron ilegalmente a Costa Rica, luego de que el presidente, Luis Guillermo Solís, suspendiera el otorgamiento de nuevas visas a los isleños.
Migración informó de que un primer grupo de 56 antillanos ya se encuentra en el Centro de Aprehensión Temporal de Hatillo y que serán enviados a su país de origen siguiendo el debido proceso. “Estamos planificando cómo se van a deportar”, manifestó vía telefónica la encargada de la oficina de prensa.
Se trata de migrantes detenidos en distintas partes del país en operativos donde se revisó su condición, los cuales continuarán durante esta época.
Consultado el canciller Manuel González sobre la posibilidad de una deportación a otro país, respondió: "Eso en realidad lo decide Migración. Lo del tercer país es solo si los aceptan y no sé de ninguno que esté dispuesto. Me imagino que a Cuba es por la logística, ya que hay vuelo directo, a Ecuador (país que les otorgó visa a los isleños) no".
Sobre la conveniencia de enviar a estos migrantes a Cuba, el canciller respondió: "Es un tema a considerar, pero es lo que autoriza los tratados, parte de los riesgos que ellos toman. Su país de origen ha comunicado públicamente que está dispuesto a recibirlos sin condiciones y, como le indique, no es una decisión en la que participe Cancillería".
El costo de la deportación correrá por cuenta del Estado costarricense, según confirmó Kathya Rodríguez, directora de Migración.
"El país que deporta es el que cubre los costos... La estimación del costo no la tengo. Estamos con el tema de logística, que es la salida, los tiquetes y las autorizaciones de salida de los custodios, no estamos en la mejor época del año para esto (para la deportación)", manifestó Rodríguez.
La jerarca agregó que con cada persona deportada deberán viajar dos custodios, eso según las normas internacionales de Seguridad Aeronaútica.
El 9 de diciembre, antes de que se suspendiera el otorgamiento de visas extraordinarias, el presidente Solís aseguró en un video que no habría deportaciones obligadas a la isla gobernada por Raúl Castro: "Algunos de ustedes tienen preocupaciones de que el Gobierno de Costa Rica pueda negociar un regreso forzoso a Cuba, eso no va a ocurrir, eso no lo voy a hacer, solamente regresarán a Cuba quienes voluntariamente quieran hacerlo, pero no se negociará con el proyecto de vida de ninguna persona que esté migrante en nuestro país. La única razón por la cual una persona es deportada en Costa Rica es por haber cometido crímenes y eso no lo establece la mala fe, sino la ley".
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Mauricio Herrera, ministro de Comunicación, manifestó hoy que el mandatario se refirió en esa ocasión a los que tenían permiso de tránsito. "El presidente siempre fue claro en que no serían deportados a Cuba los migrantes con visa vigente y que no tengan conflictos con nuestras leyes. La situación es diferente para quienes no tienen visa o han roto las leyes costarricenses", dijo por escrito, sin aceptar una conversación telefónica.
Sobre la deportación directa a Cuba, Rodríguez aseguró que se hace de esa forma porque no hay otra alternativa, pues de momento no hay terceros países que quieran recibir a los isleños.
Desde el 14 de noviembre, Costa Rica ha otorgado casi 8.000 visas de tránsito a migrantes cubanos que llegaron por la frontera con Panamá, en busca de seguir hacia Estados Unidos, los cuales se encuentran varados en territorio costarricense porque Nicaragua cerró su frontera.
Ante la falta de apoyo de Nicaragua, Guatemala y Belice para permitir el traslado de estos isleños hacia el norte, el Gobierno de Solís anunció el 18 de diciembre que no entregaría más visas de tránsito y que quienes fueran descubiertos de manera irregular serían deportados.
Mientras muchos cubanos siguen en la frontera con Panamá, a la espera de que el gobierno costarricense les dé visa, otros se aventuran con coyotes a cruzar Nicaragua por terrenos montañosos.
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Nicaragua le cerró su frontera a estos emigrantes, que se dirigen a Estados Unidos, aduciendo riesgos a la seguridad y la soberanía, y además acusó a Costa Rica de "provocar y manipular" la situación para legitimar las políticas migratorias estadounidenses, las cuales otorgan grandes beneficios a los cubanos que llegan a ese país.
La imposibilidad de Costa Rica de conseguir alternativas para que los cubanos continuen su camino también llevó a su salida temporal del gobierno de Solís de los órganos políticos del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).