Cada día, a eso de las 9 a. m., las entradas de los edificios legislativos se vuelven un hormiguero de funcionarios que corren para llegar a tiempo. Mas esta prisa no es aplicable a la asesora exdiputada Aida Faingezicht: según el acuerdo que ella tiene con su jefe, el diputado del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), Johnny Leiva, ella tiene permitido no llegar.
Si bien algunos ujieres y otros empleados legislativos la recuerdan como excongresista del PUSC en el periodo 2002-2006, otros ni siquiera tienen idea de quién se trata, por lo que, para preguntar por ella, se les debe mostrar una foto.
Ningún funcionario abordado por un equipo de La Nación pudo decir a ciencia cierta si Faingezicht es empleada legislativa o no, a excepción de sus compañeros en el despacho de Leiva.
Ante la pregunta sobre el control de asistencia de la exlegisladora y también exministra de Cultura (1990-1994), Leiva manifestó que Faingezicht cuenta con toda su confianza.
“Doña Aida está llegando de acuerdo con las tareas que yo le asigno, y con base en los trabajos que yo le asigno.
”Ella hace trabajo fuera de la oficina, investigación, consultas, y trabaja con base en lo que le asigno. Constantemente, nos reunimos para darle seguimiento a los trabajos”, sostuvo.
Reglas. Aunque Leiva no tiene reparo en que Faingezicht trabaje fuera, el director de Recursos Humanos del Congreso, Hugo Cascante, asegura que el manejo de asesores no funciona así.
En reiteradas ocasiones, Cascante ha insistido en que los funcionarios de confianza deben presentarse a la Asamblea Legislativa al igual que el resto del personal, a las 9 a. m.
Pero un estudio de videos de entradas y salidas hecho por este diario evidenció que desde que fue contratada, el 3 de agosto anterior, a Faingezicht no se le ha visto llegar a la hora de rigor.
La noche de este lunes, Cascante reiteró que hay dictámenes jurídicos que respaldan la igualdad de responsabilidades entre los funcionarios administrativos y el personal de confianza.
Sin embargo, el control de los funcionarios de confianza recae sobre el diputado que contrata, aunque pague la Asamblea.
“Lo que sí sé es que ella está haciéndome los trabajos que le asigno, indiferentemente de que sea instalada ahí directamente en la oficina o en las distintas funciones que le asigno para los trabajos del despacho. Claramente, yo no he visto un control o un registro que lleve la Asamblea de cada uno de todos los asesores que trabajan en la Asamblea Legislativa”, recalcó Leiva.
Cercanos. La relación entre Faingezicht y su jefe en el Congreso se remota a años atrás.
Leiva, electo por Guanacaste en el 2014, se desempeñó antes como tesorero de la campaña (previa a los comicios del 2010) de Luis Fishman, esposo de Faingezicht, cuando se presentó como el candidato “menos malo”. Este último también fue diputado y, además, ministro de Seguridad.
Una semana antes de esta publicación, Faingezicht indicó que su contratación como asesora de prensa, desde el 3 de agosto, obedece a un ejercicio profesional y no tiene un carácter político.
Esta afirmación la hizo para aclarar que la cercanía con el extesorero de campaña no busca un acercamiento con la tendencia del precandidato del PUSC, Rodolfo Piza, de quien Leiva se perfila como futuro gerente de campaña para las elecciones del 2018.
No obstante, Faingezicht también dijo que no cerraría las puertas a la política, ya que ella “nunca” se alejó de la Unidad.
Su esposo, Fishman, sí lo hizo. El exdiputado se apartó de Piza en el pasado proceso electoral, luego de darle su apoyo al aspirante del Partido Liberación Nacional (PLN), Johnny Araya.
Fishman aseguró que él nunca controló a sus asesores, siempre y cuando entregaran el trabajo solicitado, y afirmó que su esposa es una funcionaria con suficientes atestados.
Se intentó conocer el criterio de Faingezicht sobre este tema, pero no estaba en la Asamblea y tampoco respondió su celular.