El embajador de EE. UU. en Costa Rica, Stafford Fitzgerald Haney, llama al país a la calma ante las expectativas creadas alrededor del arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, y destaca que la cooperación en seguridad y la política migratoria de parte de su país se mantendrán.
Haney atendió a un equipo de La Nación en momentos en que se consideraba inminente su salida de la legación por el cambio de gobierno. No obstante, este miércoles en la noche, la Embajada anunció que el diplomático "recibió una prórroga para continuar en su cargo". De seguido, un extracto de la conversación.
En el tema de seguridad, entiendo que siguen en pie las donaciones para el apoyo contra el crimen organizado.
Todas las donaciones acordadas entre los presidentes (Luis Guillermo) Solís y (Barack) Obama y el vicepresidente (Joe) Biden en la Casa Blanca, siguen adelante. No va a haber cambio. Los aportes en materia de seguridad y prevención siguen caminando. Estamos hablando de embarcaciones de 110 pies, estamos hablando de aeroplanos, helicópteros y otros buques, así como los planos de construcción para puestos de guardacostas, siguen caminando. Las relaciones siempre han sido y seguirán siendo fuertes".
¿El Comando Sur y el equipo de la Embajada seguirán coordinando con las autoridades costarricenses?
No habrá un nuevo equipo de la Embajada. El equipo de personal seguirá igual (...), pero el aporte del Departamento de Estado, que es un gran aporte que hacemos acá, y el Comando Sur, quedan iguales.
¿Qué proyectos en temas de seguridad y donaciones seguirán más allá del 20 de enero?
Ya anunciamos los buques de 110 pies, que están en remodelación. Hay que hacer una capacitación con personal de EE. UU., será entre abril y junio; esto está en camino, y llegarán a Costa Rica a finales del 2017. En cuanto a algunos de los planes para aeroplanos y helicópteros, los presupuestos están aprobados.
¿Cuántas naves son?
Costa Rica compró dos, y nosotros aportamos dos. En cuanto a helicópteros, son dos o tres, y dos aeronaves. Son cosas que toman tiempo, hay que hacer las cosas bien, pero son proyectos aprobados.
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Usted estuvo cerca de programas humanitarios, barcos hospitales y visitas a zonas indígenas, como Talamanca.
Nosotros, como gobierno, en Costa Rica, sí, pero yo como persona, fue la primera vez. Me impresiona el trabajo que hacen, mes a mes, las autoridades para llegar a zonas tan remotas para dar asistencia a ciudadanos ticos, es impresionante. Nosotros llegamos para aportar y trajimos asistencia médica de nuestra fuerza Bravo, pero eso fue una ayuda, el día a día está en manos de la Caja, y esa dedicación y compromiso me impresionaron mucho.
También hubo aporte en el caso del huracán Otto.
Igual, lo que hicimos y que pudimos traer y ayudar con helicópteros, es solo un aporte al gran trabajo que hacen las autoridades de la Caja, Seguridad Pública y el Gobierno, en las zonas afectadas. Fue impresionante, sobre todo para un país que nunca había experimentado un huracán. Nosotros no podríamos decir, 'ah sí, nosotros hicimos eso hace dos o tres años', porque era la primera vez que llegaba un huracán al país.
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¿Fue el conflicto con el entonces director del Departamento Fitosanitario del Ministerio de Agricultura el de mayor tensión durante su gestión?
Lo que yo traté de hacer no fue una polémica, ni fue un tema personal. Lo que yo quise hacer fue señalar la necesidad que tenemos como países amigos con un tratado, de actuar dentro del marco ya establecido, y el hecho de que tengamos diferencias está bien, pero hay que encontrar la manera de ajustarnos o lidiar con las diferencias, como siempre lo hemos hecho. Siempre habrá temas que hay que trabajar más, pero, como en cualquier relación, hay días muy buenos y otros no tan buenos, y comparado con otros colegas de la región, hay mucha más polémica que la que hay acá.
Sin embargo, sí fue un chispazo.
Creo que hay cosas que podemos mejorar de los dos lados. Se hizo público, gracias a La Nación, pero eso es así.
¿Las relaciones comerciales entre Costa Rica y Estados Unidos están en orden, a pesar de esta situación?
Yo creo que nuestras relaciones comerciales están bien, lo que quisiéramos es que si hay una discusión, se haga en el marco de discusión de las reglas entre ambos países, y que la solución sea positiva para ambas partes. Los dos países han aprovechado mucho del Tratado, tanto Costa Rica como EE. UU. En agricultura, el nivel de exportación de Costa Rica a EE. UU. se ha incrementado mucho. Desde que soy embajador, ha aumentado un 8%, y desde la firma del Tratado, mucho más.
¿Qué impresión le deja nuestro país, más allá de lo positivo y políticamente correcto que nos pueda decir?
Yo, a partir de las 12 en punto del viernes 20 de enero (fecha original de su salida por el ascenso al poder de Trump), voy a ser un gringo común y corriente aquí en Costa Rica. Obviamente, hay cosas buenas y razones por las que tantos ciudadanos estadounidenses vienen acá. Tenemos más de 100.000 estadounidenses viviendo aquí en Costa Rica, y más de un millón visitan este país cada año. Es una nación con mucho que ofrecer, tanto para el que viene por un par de semanas, como para el que se queda más tiempo.
"Podemos hacer una lista de todas las cosas buenas que ofrece Costa Rica. Siempre hay retos. Como una persona que vive en San José, sí digo que hay que hacer algo con las presas, no es un secreto. Hay dinero, y la gente está frustrada. La infraestructura no es la que debe estar, siendo un país tan desarrollado como Costa Rica".
Hace un año, en una entrevista previa, conversábamos sobre el tema migratorio, y aún se debe hacer. ¿Cómo fue que se llegó a la decisión de la administración Obama de poner fin a la política "pies mojados, pies secos"?
La medida de "pies mojados, pies secos" viene de la administración Clinton. La Ley de Ajuste Cubano, que viene de los años 60, sigue en pie. Lo que modificaron es la práctica de los Estados Unidos de aceptar a cualquier cubano que llega a tierra en Estados Unidos, porque también, por muchos años, las personas que fueron halladas en el mar, fueron regresadas a Cuba.
"La medida es parte de la normalización de relaciones con Cuba, que se inició en diciembre del 2015 (...). En Cuba tenemos un programa de entrega de 20.000 visas cada año, y eso no ha cambiado. Todavía hay mecanismos para que los cubanos que reúnan ciertas características puedan migrar hacia Estados Unidos.
Con la llegada de Trump, ¿podrían cambiar las políticas de cooperación hacia el país?
No puedo especular sobre lo que va a pasar, pero no veo por qué cambiaría. El hecho de que el general (John) Kelly fue nombrado como secretario de Seguridad Nacional podría mantener la percepción de que Costa Rica es importante.
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El general John Kelly fue jefe del Comando Sur.
Así es, y conoce Costa Rica y sabe de Costa Rica. Yo hablé con él hace poco, y obviamente, Costa Rica sigue siendo importante, por lo que no creo que (la política de seguridad y cooperación) vaya a cambiar.
¿Qué consejo puede dar, como ciudadano estadounidense, como embajador de ese país, en torno a la llegada de un presidente, como lo es Trump?
Creo que no hay que preocuparse. Las relaciones son fuertes, los lazos son fuertes y van a continuar así. Fue una campaña diferente, sin duda, y ha traído mucha especulación, pero no hay que especular. En el caso de Costa Rica, creo que las cosas van a salir muy bien.
¿Y en cuanto a la política migratoria?
Para nada. Nosotros, aquí entregamos visas al 90% de los ticos que las piden. Cada año suben más y más las peticiones y aprobaciones. Va a haber cambios, sí, pero, honestamente, yo diría que hay que tomarlo con calma y que vamos a seguir hacia adelante.