“Tengo pensado muchas otras cosas para este país”, dijo José María Figueres poniendo un gesto serio y mirando a los ojos como para constatar si están quedando claras sus palabras.
El expresidente (1994-1998) acababa de terminar una conferencia sobre el uso del agua y esta vez sí estaba dispuesto a dar la entrevista. Coincidió con su retorno para establecerse de nuevo en Costa Rica ahora, casi dos años después de abstenerse de pelear la reelección y seis meses después de asegurar que no descarta nada para el 2018 .
Esto lo dijo el propio 2 de febrero, el domingo en que su Partido Liberación Nacional (PLN) se llevó el primer golpe de algo que él llama “una paliza histórica”.
Ahora no quiso hablar del 2018 (“por ahora, hagamos patria”), pero sí de planes como si en su cabeza estuviera volver. “Soy bastante perseverante”, dijo.
Este es un extracto de una entrevista que llevó meses en espera. Así habló el político cuestionado por el caso Alcatel, el que cerró el sistema de trenes en su gobierno y que ahora dice tener pensado algo mejor.
¿Para qué se va a instalar en el país?
Siempre he tenido eso como objetivo; he logrado acomodos en mis responsabilidades internacionales, que me permitan ejercerlas desde Costa Rica.
¿Para qué?
¿Y por qué no? Es lo lógico; es mi país, donde está la mayor parte de mi familia y me siento en la casa.
¿A qué tipo de país siente que llega en este momento?
Desde fuera se sigue viendo pequeño y lleno de oportunidades.
¿Y ya aquí? ¿Desde dentro?
Uno percibe la preocupación que siempre llega a existir con el arranque de todo nuevo gobierno, que llega con las mejores intenciones e ilusiones de acometer lo que prometió en campaña y que debe aprender cómo llevarlo adelante. Ningún gobierno nace aprendido.
¿Se mantiene la expectativa?
Depende de con quién converse.
Con usted.
Hay que tomar en cuenta que el gobierno son cuatro años y que aquí estamos apenas en las de arranque. Un gobierno es una cosa compleja, con mucha gente capaz, que nunca ha trabajado junta y muchos de ellos, quizás con poca experiencia en el manejo de la cosa pública. Lo prudente es esperar el informe de 100 días.
¿Cuál es la impresión del gobierno de Solís en este arranque?
El presidente es honorable, capaz y estoy convencido de que quiere lo mejor. Espero señale derroteros a los cuales adherirnos.
¿Ya logró usted explicarse esa derrota histórica del PLN?
Es la paliza más grande que hemos recibido en la vida de Liberación Nacional. Ahora hay un fraccionamiento entre PLN y el apoyo de la clase media y otros sectores de la sociedad que eran importantes en la vida del partido. Espero que estén en eso, pero levantarse de una paliza como esa no es fácil.
Cuando le han preguntado qué pasó al PLN, ¿cómo responde?
Dos gobiernos generan un desgaste que dificulta un tercero. También la campaña estuvo, en principio, llena de triunfalismo La decisión de Johnny (Araya) de retirarse de la contienda es algo que entristeció a la familia liberacionista.
¿Era él un buen candidato?
Fue el candidato que escogió Liberación Nacional.
Claro, pero ¿era bueno?
Para la familia liberacionista, ese era el candidato.
Sin convención y después del retiro de opciones como la de don Rodrigo Arias o la suya. Pareciera que Araya solo fue perseverante.
Para estar en política, la perseverancia siempre es buena, pero no puedo decir que ese sea el atributo principal de Johnny. Tiene muchos años de experiencia en función pública, hizo un esfuerzo fuerte por articular algunas ideas y llevar la campaña en circunstancias duras. No voy a hacer leña del árbol caído.
¿Es usted perseverante?
Soy bastante perseverante.
¿Cómo para intentar en 2018?
Estoy abocado a cosas como estas (un foro sobre el agua). Recién pasadas unas elecciones como estas, no es el momento de conversar del 2018. Tenemos a un gobierno recientemente electo con cuatro años para lograr mucho por este país y que no lo tiene nada fácil, con una fracción minoritaria en el Congreso y con ocho fracciones más. Por ahora, hagamos patria y ayudemos al gobierno que elegimos.
¿Le complace lo hecho hasta ahora por el PLN?
No me complace, pero tampoco me llena de zozobra. Cuando uno se lleva un golpe, la chichota es grande y Liberación se llevó uno duro. Hay que dejar que baje la chichota y las cosas tomen su rumbo.
Usted sigue con sus tareas en el área del cambio climático.
Sí. Estoy esperanzado porque veo posibilidades de que el mundo llegue a un acuerdo para la reunión de París en diciembre 2015.
Decía Ban Ki-moon que la meta tica de ser carbono neutral en 2021 es ‘muy ambiciosa’. ¿Es realista?
Yo pienso que sí. En la migración hacia una economía de bajo carbono, Costa Rica puede ser pionera.
El proyecto hidroeléctrico Diquís es un ejemplo del dilema entre el ambiente, lo social y lo económico. ¿Cómo resolverlo?
Para empezar, debe activarse un programa vigoroso de administración de la demanda de energía, para eliminar el desperdicio que es al menos el 20%. Eso permite ir contra el pico de la energía, bajar importaciones de diésel y así bajar el factor térmico e influir en las tarifas. Podría pararse la importación de electrodomésticos e iluminación no eficientes y hacer lo mismo con plantas y procesos industriales. Lo primero en energía es cortar el desperdicio. Si por encima de eso aprovechamos avances tecnológico y la generación fotovoltaica (solar) para convertir cada techo en una miniplanta, damos otro gran paso y podemos mejorar el ingreso familiar, cortar el pico de demanda y tener una oferta más variada.
Habiendo sido cuestionado por lo judicial, ¿está usted legitimado para que le crean sus propuestas?
A mí nunca me llamó la Fiscalía a declarar, pero mire, todos vamos por la vida y en algún momento cometemos algún error. Si por eso nos vamos a descalificar de tener opinión y contribuir, muy triste y muy pequeña va a quedar la sociedad. Aquí más que fijarse en el mensajero hay que fijarse en el mensaje.
¿Por qué quitó los trenes?
Porque ser gobierno es tomar decisiones. En aquel momento, las pérdidas del Incofer eran parte importante del déficit y teníamos nuevos programas que queríamos iniciar. En aquel momento, el 3% de los costarricenses estaba usando los trenes . Por tanto, el cierre de operaciones convenía a todas luces. Claro, nunca nos pasó por la cabeza que fuéramos a vender la vía, que era su activo más valioso.
¿Qué haría ahora?
Hoy en día el ferrocarril está teniendo pérdidas importantes. Hace falta una proyecto de inversión que aproveche capacidad ociosa en fábricas internacionales que construyen trenes de riel ligero de alta velocidad y que aproveche tasas de interés muy bajas internacionales para levantar sobre la misma vía de 14 metros un ferrocarril rápido. Todo lo demás es jugar de casita.
¿Cómo sería ese tren?
Que vaya en primera etapa desde Alajuela. Tendría entrada al aeropuerto, pasaría por Heredia, se metería en Tibás de manera subterránea gracias a las máquinas excavadoras que tiene el ICE, pasa por debajo de la ciudad, con paradas a superficie, llegaría a las universidades y sigue a Tres Ríos, Cartago y Paraíso. En una segunda etapa se puede llevar hasta San Ramón. Eso es lo que hace falta.
¿Ahora quitaría el tren actual?
Mire, es una decisión entre lo malo y lo peor. Lo que tenemos es malo, pero quitarlo quizás sería lo peor. Para mí el dilema es ir adelante con sistemas de transporte moderno. Nos permitiría también montar tres ejes de transporte eléctrico; uno de Desamparados a Tibás, otro de Alajuelita a Moravia y otro de Pavas a Curridabat, formando una triple estrella sobre el sistema rápido de riel ligero.
¿Tan claro lo tiene?
Lo tengo pensado, como tengo pensado muchas otras cosas.
¿Hay plata para eso?
Los fondos de pensiones tienen más de ¢11.000 millones que se siguen invirtiendo en bonos del Estado a rendimientos ínfimos.