El ministro de Relaciones Exteriores, Manuel González, tuvo sobre sus hombros la carga de organizar la III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamerica-nos y Caribeños (Celac).
Ahí se dieron cita delegaciones de 33 países para acuerpar el diálogo entre Estados Unidos y Cuba, entre otros temas.
En entrevista con La Nación , el canciller hizo un balance de la cita, del temor del venezolano Nicolás Maduro por un supuesto atentado y del engaño del nicaragüense Daniel Ortega de colar a políticos independentistas puertorriqueños.
También comentó la destitución del embajador tico en Corea, por publicar comentarios contra de la procuradora general. Este es un extracto del diálogo.
¿Cómo queda la Celac después de esta tercera reunión?
Yo soy impaciente en los resultados, aunque en esto hay que tener calma. La Celac maneja 22 temas y, si uno se descuida, iría por 100. Hay que concentrarse en cuatro o cinco grandes temas.
Tratamos de concentrarnos en objetivos medibles en el tiempo, más planes que acción, y resultados frente a un propósito. No se pueden esperar resultados inmediatos de un mecanismo eminentemente de diálogo político. Si no se tiene cuidado, no va a crecer.
¿Cómo evitar el agotamiento, con ritmo u objetivos?
Por ahí anda el asunto. Si se socan mucho las tuercas, se puede trasroscar. Tiene que haber un balance, no todos los países pensamos igual. Se trata de encontrar problemas comunes. Es muy fácil criticar un organismo y decir que no sirve para nada. Esta es apenas la tercera cumbre.
¿Cómo queda Costa Rica luego de alojar la cumbre?
Para Costa Rica fue muy exitosa. Dentro de un marco de austeridad, se hizo con mucha dignidad. Hubo una proyección a mediano y largo plazos que tenemos que aprovechar, frente a socios extrarregionales: China, Rusia, India y la Unión Europea.
En lo administrativo, ¿cómo va la liquidación de la cumbre?
No he tenido tiempo de verlas. Se trabaja con un sistema de adelantos, contra el éxito de lo entregado se cancela el resto. Salvo los hoteles, que se debían pagar de inmediato.
Tengo interés de que esa liquidación quede lista muy pronto, hacer una conferencia y que haya absoluta transparencia al respecto. Fueron casi cien contrataciones, desde el ICE, Sinart, Pedregal, hoteles, comida, todo eso. Hubo mucho voluntariado, 200 personas, 200 boy scouts, 200 edecanes.
¿Se logró determinar si la amenaza a Nicolás Maduro fue real?
Fue comunicado por la avanzada de seguridad venezolana aquí. De lo que fui notificado, no se detectó ni se logró comprobar ningún grupo de esa naturaleza. En materia de terrorismo, Costa Rica se ha visto exenta. No somos inmunes, pero no se logró determinar que hubiera un grupo.
En cuanto a Ortega, ¿tenían una alerta de boicot?
No, no se conocía. Ellos revisaron el sistema de acreditación, los cuartos del hotel, entradas, salidas, empleados. En todo lo que pidieron se les trató de complacer. Que hicieran preguntas sobre el sistema de acreditación, no puede uno concluir que estuvieran planeando algo.
¿Se puede hablar de una vulneración al sistema?
El sistema de acreditaciones fue riguroso. Había varios dispositivos para evitar falsificaciones. Se pusieron tiempos máximos para que la gente se acreditara, para tener certeza de quiénes venían, cuántos, a quiénes había que dar servicio especial.
Siempre hay una minoría que no los respeta y uno no puede decirles que ya no vengan. Es un país que asume la responsabilidad por quienes esté acreditando.
No podemos presumir que todas las personas son exentas de problemas, porque todos se revisan, pero hay un paso adelantado cuando es un país el que los acredita dentro de su delegación.
¿Se partió de una confianza, por ser el Gobierno nica el que acreditó?
No hay un límite en cuanto a los funcionarios que pueden acreditarse. Todo eso se trata de revisar, de filtrar, porque siempre puede haber alguien que con un carné de periodista y es un activista que viene a hacer problemas. Dichosamente, no se aprovechó la ocasión para hacer huelgas y manifestaciones, pegar gritos y todo eso.
¿Qué se revisó de cada persona ahí presente?
Lo mínimo son los antecedentes penales, órdenes de captura. No estuve involucrado. La Cancillería pasa información a la DIS.
¿Siente que el engaño de Ortega vulneró la seguridad?
Jamás. Se hizo buen trabajo; hubo que procesar información de miles de personas, miles. Se supone que los Gobiernos están comprometidos con el sistema,
¿Cómo lee lo de Ortega?
Hay que tener un mínimo de respeto al anfitrión. Hay que considerar las consecuencias internas en su país. Imagínese lo mismo hecho por el presidente Solís. El pueblo se sentiría irrespetado.
Un embajador hace un comentario contra la procuradora, luego dice que no, luego que sí...
Lo principal es que hace una manifestación, que yo sabía (el jueves). Él me lo había aceptado, que era de él, escrito y retirado por él, inapropiado para una persona con investidura diferente a cualquier ciudadano. Al asumir un cargo público, se sigue la política del Gobierno; cuando no es así, pues mejor se va.
A todos los embajadores se les da los cursos de inducción necesarios, charlas de política exterior, comercial, administración y adicionalmente pedí que se enviara una circular a todos para recordarles su deber de actuar con prudencia, con buen juicio. Más guerra avisada no hay. Yo me siento tranquilo de la preparación y la advertencia que se le dio a los embajadores.
Dos se salieron del canasto.
Dos se salieron y eso tiene que tener consecuencias. Yo no puedo ser un policía ni el presidente. Igual que los nombramos, de buena fe, incurren en situaciones que no corresponden y lo que procede es removerlos.
Que quede claro el mensaje, para mis subalternos y para mis superiores, yo no vengo a taparle cosas a nadie, ni tampoco le pido a nadie que me tape cosas. Tratamos de actuar con transparencia.
¿Por qué se nombró a Roberto Zamora como embajador?
Fue sugerencia del presidente, que lo conocía. Yo no lo conocía de antes. Conversé con él, vi su hoja de vida. Si otras personas habían hecho esa valoración, no veía razón para obstaculizarlo. La confianza es fundamental para cualquier decisión.
Él no es embajador de carrera. ¿Eso les hace pensar que es mejor buscar los de carrera?
Hay cosas deseables o preferibles, como dicen los anuncios. Uno nombraría siempre a los mismos. El mensaje del presidente es dar oportunidad a gente joven. Los de carrera tienen más experiencia, pero tampoco es garantía de que sean mejores.