
Grietas internas en los partidos Liberación Nacional (PLN) y Unidad Social Cristiana (PUSC) le pasan factura a la alianza opositora que controla el Directorio de la Asamblea Legislativa.
La cohesión del bloque se ve amenazada ante el surgimiento de recelos por la agenda de proyectos pactada el 1.° de mayo, así como sospechas de que algunos no la apoyarían para evitar conflictos de cara a las elecciones nacionales del 2018.
En el PLN, hay señas de descontento por la firma apresurada del acuerdo propuesto por el PUSC, el cual da prioridad al recorte de privilegios públicos y la mejora en la recaudación por encima de subir impuestos, como quiere el Gobierno.
Así lo reconocen los diputados verdiblancos Danny Hayling y Ronny Monge. Para ellos, hay que cuidar la confianza de los partidos en estos primeros días de “matrimonio”.
“A la carrera, es muy fácil firmar algunos convenios, que después cuesta mucho hacerlos propios. Lógicamente, lo que no queremos es que le achaquen toda la responsabilidad fiscal al PLN”, dijo Hayling.
La diputada Sandra Piszk fue la primera en expresar descontento por el apoyo del PLN al proyecto de Ley de Racionalización del Gasto Público. Ella alertó de que el expediente (19.923) incluía un capítulo de responsabilidad fiscal de los libertarios que ya había sido desechado.
Alegó, además, que el capítulo de límites a los pluses salariales de los empleados públicos provenía de un proyecto que ella misma había presentado y que ya había sido discutido con sindicatos y autoridades judiciales en la Comisión de Sociales, lo que facilitaría su votación.
Hayling, además, reconoció que la presión de los sindicatos en los últimos días, sobre la iniciativa de recortes, genera temor en varios liberacionistas que tienen “planes para las elecciones del 2018” y no quieren “ser la fracción que asuma los platos rotos de una irresponsabilidad por parte del Ejecutivo”.
Para Monge, hay desconfianza entre “dos sectores antagónicos”, en donde uno apoya el incremento de impuestos, y otro, la contención del gasto, sin intentar lazos de confianza para avanzar en ambos temas de forma conjunta. “No es que los empleados públicos sean los responsables del déficit fiscal. Mucho más tienen que ver los evasores, los elusores y la clase política en cómo ha gastado el dinero. Más allá de eso, los diagnósticos nos lo dicen: hay una realidad de déficit fiscal que nos toca remediar”, apuntó.
Para la socialcristiana Rosibel Ramos, temas como los que preocupan a Piszk ya han sido conversados en el bloque opositor y “no deberían salir a la luz pública”.
Al igual que el bloque Frente Amplio-PAC, los opositores ahora llaman a su documento del 1.° de mayo “una referencia” para empezar a negociar. “Es un texto de consulta, para sentarnos a hablar. Si estos proyectos no se hubieran presentado, no hubiéramos abierto la puerta para entrar a este diálogo”, adujo Ramos.
En el PUSC, un diputado también salió a criticar el acuerdo de contención de gasto, luego de haberlo firmado junto a legisladores de siete partidos. Se trata de Humberto Vargas, quien dijo que en el PLN y en su partido hay “fascistas y vendepatrias”.
Al respecto, la jefa de fracción de Liberación, Maureen Clarke, dijo que el diputado del PUSC casi nunca está en el Congreso y que, tal vez por eso, no sabe cómo se dan las negociaciones.
“Es muy lamentable que las diferencias que tienen las fracciones, en este caso la de él, las extrapole a otras como el PLN. No tenemos nada que ver con la división interna de ellos, además de que hay algunos haciendo campaña, eso es evidente”, expresó la legisladora verdiblanca.
En el PUSC, por otra parte, ven con mucha atención los atrincheramientos en el PLN, herencia de las fuertes discusiones de la antesala del 1.º de mayo.
El bloque de oposición también lo integran el Movimiento Libertario, Renovación Costarricense, Alianza Demócrata Cristiana, Restauración Nacional y Accesibilidad Sin Exclusión (PASE). Entre todos, suman 34 votos, cuatro menos de los necesarios para dar vía rápida a los proyectos de su interés.
Sin diálogo. La jefa del PLN lamentó que surjan ataques personales y a proyectos, tanto en su agrupación como en el PUSC, sin que la alianza opositora se haya sentado a analizar las propuestas luego del 1.º de mayo.
“Fue el PUSC el que, a última hora, porque originalmente no querían formar parte de la alianza, decidió entrar y su petición expresa fue que vinieran los dos expedientes: 19.922 (para regular las pensiones de lujo) y 19.923 (el de racionalización del gasto público)” , comentó Clarke.
La jefa verdiblanca dijo que se llevó una sorpresa cuando, ya firmado el acuerdo opositor, leyó los proyectos y se encontró con que eran un rejuntado de iniciativas que, en algunos casos, habían sido presentadas por el PLN y ya habían avanzado mucho.
“No nos hemos podido ni reunir después de las negociaciones de la alianza; en el momento en que lo hagamos, vamos a definir la moción de vía rápida, qué incluiría y cuál sería la estrategia, y eso no es como de la noche a la mañana”, explicó Clarke.