La Iglesia católica evitó este 2 de agosto polemizar con el Gobierno por el apoyo de Casa Presidencial a los proyectos para legalizar la fecundación in vitro y las uniones de personas del mismo sexo (sociedades de convivencia).
En lugar de ello, los obispos lograron poner a los presidentes de los tres poderes de la República a “consagrar” sus instituciones según la creencia católica y a pedir perdón por las “transgresiones” que hayan ocurrido en el pasado.
Así ocurrió durante la misa celebrada este viernes en Cartago en honor de la Virgen de los Ángeles, acto en el cual tradicionalmente se reúnen las máximas autoridades de la Iglesia católica con los jerarcas del Estado.
El día anterior, durante la ceremonia de vestición de la Virgen, el obispo de Cartago, José Francisco Ulloa, llamó a los feligreses a cerrar filas contra los “horrores” de la fecundación in vitro o las sociedades de convivencia .
Ayer, sin embargo, el asunto no fue mencionado en los actos públicos pese a que, tres días antes, el Gobierno convocó proyectos de ley relacionados con ambos temas en la agenda de la Asamblea Legislativa.
Este 2 de agosto, se encargó de la homilía el obispo de San Isidro de El General, Guillermo Loría. Él lanzó un mensaje en pos de “retomar el rumbo correcto que es Jesús y sus enseñanzas”.
Loría solo llamó a recuperar la identidad cristiana “en una sociedad cada vez más secularizada, más indiferente, más pluralista”.
Después de ello, ocurrió algo inusual: uno por uno, los presidentes de los supremos poderes hicieron una declaración de consagración. Primero, la presidenta Laura Chinchilla; segundo, Luis Fernando Mendoza, presidente de la Asamblea; y tercero, Zarela Villanueva, presidenta de la Corte Suprema de Justicia. Los tres leyeron un mismo texto, el cual solo variaba en las instituciones.
“Hago acto de consagración de mi persona, de mi familia y del Gobierno de la República de Costa Rica al amor y protección de Dios todopoderoso a través de la intercesión de María nuestra señora, la reina de los Ángeles. Pongo en sus manos amorosas mi Gobierno, con todos sus funcionarios, empleados y ciudadanos que están bajo mi responsabilidad”, leyó Chinchilla.
“Al hacer esta consagración, le pido perdón a Dios por todas las transgresiones que se hayan hecho en el pasado en nuestra patria y por todas aquellas decisiones que se hayan tomado estando en contra de sus mandamientos”, continuó.
Mendoza incluyó en su declaración a los diputados y Villanueva a jueces, fiscales y defensores.
Ya en su discurso, Chinchilla pidió a la Virgen “comprensión por los errores cometidos” y le agradeció por dar serenidad en medio “del escepticismo y de la frustración”.
Carlos Roverssi, ministro de Comunicación, dijo que fue una sorpresa ver que los presidentes de los tres poderes hicieron la misma declaración. “Nosotros no tuvimos nada que ver. (...) No tenemos ningún problema en pedir perdón, somos seres humanos, cometemos errores”.
“Lo recogemos como tal, como la necesidad de generar un sentimiento de mayor espiritualidad alrededor de los grandes temas que vive el país”, agregó Roverssi.
Mantienen posición. Sobre los proyectos polémicos, advirtió que el Gobierno mantendrá sus posiciones en defensa del Estado social de derecho.
José Francisco Ulloa admitió que no quisieron provocar polémica el jueves. “Se quiso dar más bien algo más positivo para tratar de buscar un diálogo”.
Sobre la declaración de consagración, relató que los obispos de la Conferencia Episcopal solicitaron su redacción a monseñor Victorino Girardi, obispo de Tilarán: “Queremos, por el año de la fe, hacer un acto de consagración a la Virgen de Costa Rica. Y creo que realmente es muy significativo”, dijo.
Óscar Fernández, obispo de Puntarenas y presidente de la Conferencia Episcopal, pidió perdón a Dios por los pecados y violaciones que se hayan cometido contra el bien común.
En Costa Rica, un país que se declara católico por Constitución, un 57% de la población profesa esa religión según Unimer. En 1999, esa cifra era de un 73%. El país, además, discute la opción de convertirse en Estado laico (sin religión).
Carmen Muñoz, diputada del PAC y defensora del Estado laico, consideró inadmisible que los presidentes de los supremos poderes hablaran en nombre de otros. Puso el ejemplo del Congreso, donde no todos los diputados son creyentes.
Muñoz calificó el acto de contrario al Estado democrático y al respecto por la diversidad religiosa y política.