San José
Meses de silencio quedaron atrás y José María Villalta finalmente conversó sobre el rumbo de la fracción del Frente Amplio (FA). Con total franqueza, el exdiputado y excandidato presidencial reconoció que su partido se equivocó al elegir a sus candidatos a diputados para los comicios del 2014.
Lo dijo avergonzado por el caso de acoso sexual que envolvió al exdiputado Ronal Vargas y por el caso de presunta violencia doméstica que salpica al legislador puntarenense Carlos Hernández.
Según Villalta, pese a esos hechos, la bancada más grande que ha tenido la izquierda desde la década de los años 80 lo ha hecho bien durante lo que va el actual periodo constitucional.
El delfín político de José Merino cree que la memoria de su mentor ha sido honrada, aunque aceptó que es difícil que el partido consiga más diputados como el fallecido líder frenteamplista.
En medio de críticas a un sector de la prensa y de más halagos que reclamos al Gobierno de Luis Guillermo Solís, Villalta confesó que evalúa una nueva candidatura presidencial.
Lea el extracto de la entrevista que ofreció a La Nación el viernes pasado.
-¿A qué se ha dedicado durante estos largos meses en que entró en un llamativo silencio?
-He estado muy cerca del partido, soy parte de la Comisión Política del Frente Amplio, he participado en la definición de las grandes líneas generales que el partido toma ante los problemas del país y me he mantenido cerca de la fracción legislativa en la medida de lo posible, aconsejando a los diputados, acompañándolos en algunas de la luchas que dan y he apoyado las negociaciones de proyectos de interés.
"En realidad he estado cercano y activo en relación con las labores del partido".
-¿Siente que su liderazgo dentro del partido se ha fortalecido desde que dejó de ser diputado en el 2014 y desde que condujo al FA durante la campaña política del 2014 como su candidato presidencial?
-Yo, es que pienso que he apoyado y he promovido que el FA desarrolle nuevos liderazgos. A mí me interesa muchísimo que el FA se fortalezca como un partido que no depende de una, dos o tres personas, sino que sea un partido con muchas figuras que puedan dar la cara, que puedan ejercer puestos de representación, que se fortalezca en esa pluralidad y diversidad de voces que queremos representar.
-Al estilo de Óscar Arias (el expresidente dijo que no aspiraría a la candidatura en el 2018 para dar paso a una renovación de liderazgos dentro de Liberación Nacional)...
-(Ríe) Bueno no... no creo que sea posible la comparación porque Óscar Arias nunca ha sido una figura que haya promovido esas cosas. Me parece que era más un show mediático, una estrategia para lanzar su candidatura que no funcionó. Él más bien ha sido siempre una figura que ha concentrado el poder y que ha polarizado.
-¿Cree que su fracción legislativa ha hecho lo propio para mantener el crecimiento en el caudal electoral que su partido tuvo en el 2014?
-El desempeño de nuestra fracción legislativa no es tan malo como lo pinta La Nación, pero tampoco es lo bueno que nos gustaría, o lo bueno que desearíamos de acuerdo con nuestras aspiraciones. Por supuesto que hay cosas que mejorar y nuestros diputados han dado luchas importantes, muchos de ellos han mantenido un papel coherente, destacado, pero, también es cierto que hay cosas que no han funcionado que no han salido bien y que pues debemos mejorar en el futuro a la hora de seleccionar las candidaturas a diputados y a la hora de capacitar y acompañar más a los representantes que elijamos.
"Yo creo que el FA ha jugado un papel muy importante de equilibrio en esta Asamblea Legislativa, no ha sido una fuerza de oposición visceral, higadosa, como yo veo lamentablemente a las fracciones del PLN y de la Unidad Social Cristiana y que no aceptan que perdieron momentáneamente el poder, que perdieron el Gobierno. Quieren seguir gobernando y no dejan que el Gobierno actual haga prácticamente nada. No ha sido ese nuestro papel pero tampoco somos aliados incondicionales o que callamos las cosas que están mal en este Gobierno. Muchas veces hemos logrado poner ese equilibrio y ha ayudado que salgan algunas reformas importantes como la procesal laboral o la ley de lucha contra el fraude fiscal".
-Pero más allá de lo que informan los medios, no se pueden tapar los escándalos por presunto acoso sexual y supuesta violencia doméstica en que han incurrido algunos miembros de la bancada del FA durante este periodo ¿Basta con un código de ética o una reforma estatutaria para corregir a sus militantes?
-Pues sí, aunque tenemos diputados muy destacados, es cierto que se han dado esos casos que son absolutamente vergonzosos. El caso de Ronal Vargas, el de Carlos Hernández. Son situaciones inaceptables para el FA y pues, ahí, hay que reconocer que fallamos en la elección de candidaturas a diputados. Le dimos énfasis a buscar gente que tuviera una trayectoria de lucha social, de acompañamiento a las comunidades, de coincidencia con los temas programáticos, pero fallamos en hacer un mejor filtro y una mejor selección porque de nada sirve alguien que comparta los principios del FA mientras, al mismo tiempo, le pega a la esposa.
"Nosotros necesitamos afinar y mejorar los mecanismos de selección de candidaturas para que no se nos filtren esos casos tan vergonzosos como el de Carlos Hernández y que eso no se repita. Me gustaría creer que estos casos de violencia doméstica son solo de la fracción del FA, porque querría decir que ese no es un mal tan extendido en Costa Rica. Pero me temo que no es así y que lo que pasa es que el FA ha puesto el dedo en la llaga y ha salido la pus. Otros la tienen tapada, no le han dado importancia al tema. Nosotros sí le hemos dado importancia al tema de la violencia doméstica y al tema de género y eso pues ha provocado que surjan estas contradicciones".
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-Dicen que hay una única vez para causar una buena primera impresión. Es la primera vez que la representación legislativa del FA crece exponencialmente ¿No cree que le agarró tarde al FA para escoger a las mejores personas y pensar en crecer en cantidad de diputados? Pareciera, por estos casos, que el partido no hizo lo propio para ganar credibilidad rumbo a las elecciones del 2018.
-Creo que nunca es tarde para mejorar las cosas. No todo lo que ha hecho nuestra fracción es tan malo como algunos lo quieren pintar. Tenemos también puntos altos en el desempeño, diputados que han destacado defendiendo con coherencia nuestros principios que han dad luchas importantes y que han demostrado gran habilidad en la negociación. A la hora de la hora, si hacemos el balance de forma fría, pues nos dirá que hay cosas que mejorar pero también cosas muy buenas. Yo estaría más preocupado si a nuestros diputados les hubieran sacado casos de corrupción, de traición a los principios que juramos defender. Pero, sin duda alguna, hay cosas que no han funcionado.
-¿Hay cambios estatutarios que el FA ya haya hecho para garantizarse una mejor elección de candidatos a diputados en el 2018?
-Efectivamente, en el congreso que realizamos hace un año se aprobaron varias reformas a los estatutos que buscan afinar el proceso de selección de candidaturas y expresamente se estableció por ejemplo que el partido no admitirá candidaturas de personas que tengan antecedentes de violencia doméstica y se afinó el procedimiento para evitar que se filtren casos como los que hemos tenido. Vamos a mejorar los mecanismos de formación y de selección de la militancia garantizando que toda la gente que se postule a cargos conozcan nuestros estatutos y para ser candidato que tenga un tiempo mínimo de haber estado participando en las instancias partidarias, mejoramos los mecanismos de representación de la juventud, de las mujeres, ya tenemos incorporadas la paridad horizontal y vertical de género. Ya está establecido que al menos en tres provincias las papeletas de candidatos a diputados deberán estar encabezadas por mujeres y en la próxima elección, las papeletas que no fueron encabezadas por mujeres deberán, forzosamente, estar lideradas por mujeres.
"Sobre todo hay una consciencia mayor de que historias como la de Carlos Hernández no se pueden repetir".
-En el campo ideológico también han saltado a la vista inconsistencias en su fracción, como el caso de Ligia Fallas...
-Aparte de ese caso ha habido bastante solidez y coherencia. La fracción es reconocida, dentro de la fragmentación que existe en la Asamblea y las divisiones que tienen todos los partidos, como una fracción bastante coherente y sólida, y ha sido una fracción clave en las negociaciones que se han dado en proyectos importantes, defendiendo los ideales de justicia social y de distribución de la riqueza, de protección a los derechos de los sectores más vulnerables de la población, pero demostrando también habilidad para negociar.
"Como en todas las fracciones, hay personas que asumen posturas disidentes de la mayoría o posturas más radicales y pues eso hay que respetarlo, pues es un reflejo de la diversidad, pero no he visto una fracción descolocada o que no logra ponerse de acuerdo".
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-¿Cree que la memoria y el legado de José Merino se han capitalizado y honrado bien hasta la fecha?
-Sin duda alguna es difícil llegarle a los talones a José Merino. Es difícil pretender que todos nuestros diputados van a ser como fue José Merino, pero sí creo que nuestra fracción hace un esfuerzo constante por mantenerse fiel a esos ideales y que en el balance general se ha logrado sin que eso implique que yo deje de reconocer que hay cosas que hay que mejorar.
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-¿Va a pelear por la candidatura presidencial para el 2018 dentro del FA?
-No he definido todavía cuál va a ser mi participación en el proceso electoral venidero. Tengo claro que voy a seguir siempre militando en el FA y buscando el fortalecimiento de nuestro partido. Creo que es lamentable que en otros partidos se siga con la tendencia de adelantar cada vez más la campaña electoral. Estamos llegando en Costa Rica a un escenario de campaña electoral permanente donde pasamos los cuatro en elecciones y eso no es conveniente ni para el Gobierno que fue elegido ni para los intereses del pueblo costarricense. Es prematuro todavía pronunciarse sobre candidaturas y el FA debe hacer un esfuerzo por desarrollar nuevos liderazgos.
"El año para la campaña electoral es el 2017. Aquí José María Figueres empezó en el 2015, y pues hay algunos que han pasado en campaña presidencial permanente desde el 2014, y a nadie le hace bien esa tendencia que se ha impulsado de forma irresponsable de adelantar las campañas electorales".
-¿Ha evaluado optar por la doble postulación a candidato a diputado y a candidato presidencial para el 2018?
–A mí nunca me ha gustado el tema de la doble postulación.
-¿Hay tendencias en el FA?
-En el FA hay diversidad, hay corrientes distintas de pensamiento. No he identificado todavía tendencias formalmente estructuradas, pero a mí sí me gustaría muchísimo que en el proceso de selección de candidaturas del 2017 surjan otras figuras que disputen las candidaturas. Eso, si se canaliza bien, nos fortalecería muchísimo y me gustaría por supuesto que las diputas por candidaturas no sean solo pleitos por puestos sino que estén fundamentadas en posiciones de principios y programa.
-¿Crecerá la izquierda en el 2018 o prevé un freno en el caudal electoral conseguido en el 2014 de acuerdo con las tendencias actuales y las actuaciones polémicas de sus diputados?
-Yo creo que el campo político para la izquierda costarricense va a seguir estando ahí y va a seguir creciendo mientras sigan creciendo las injusticias que nosotros denunciamos. No habrá campo para la izquierda cuando en este país se acaben las injusticias sociales, la explotación de los trabajadores, la destrucción de la naturaleza y la violación a los derechos humanos y tengamos una economía justa que satisfaga las necesidades de todas las personas. Ese día, probablemente, se acabará el espacio político para la izquierda.
"Ahora, la izquierda y el FA podrá crecer y podrá consolidarse en la medida en que logre presentarle al electorado costarricense una propuesta coherente y acorde con la realidad de nuestro país, con nuestra idiosincrasia y valores. Si la izquierda pretende copiar recetas de otros países, pues va a fracasar rotundamente. Por el contrario, si hace planteamientos acordes con la realidad de este país y de la situación concreta, pues su campo y su espacio para el crecimiento me parece que va a estar asegurado".
-¿Ve probable que el PAC y el FA le hagan frente a las próximas elecciones en una coalición, como ocurrió en varios cantones durante las pasadas elecciones municipales?
-Creo que las fuerzas políticas se han agrupado en dos bloques: uno que quiere reducir el Estado Social de Derecho, que abraza la receta neoliberal, y otro bloque progresista que quiere ampliar las conquistas sociales. Creo que los partidos tienen que plantearse seriamente la búsqueda de alianzas, de coaliciones, de formas de sumar fuerzas que, sin negar el multipartidismo que existe, nos permita tomar acuerdos y formar mayorías para tener gobiernos estables. Así se estructura la política en otros países y hacia eso deberíamos avanzar en Costa Rica.
"Con quién tendrán que ser las alianzas y las coaliciones, creo que lo que debe imperar son los aspectos programáticos. Por lo menos el FA va a trabajar duro para sumar fuerzas. En el caso del PAC, yo he encontrado mucho más disposición a buscar alianzas en su dirigencia de base en muchos cantones que en la mayoría de sus liderazgos nacionales. No descartamos ninguna posibilidad, siempre que esas alianzas giren en torno a agendas y no a la repartidera de puestas.
Luis Guillermo Solís siempre se resistió a formar una coalición con otras fuerzas y eso pues le ha pasado la factura a su gobierno y es una enseñanza para todos los que queremos impulsar transformaciones y hacer cambios en Costa Rica. Tuvo muchísimos votos, más que cualquier otro presidente electo, pero con una debilidad pasmosa en la Asamblea Legislativa y para gobernar. No es lo mismo captar votos en una elección que tener apoyos estables. Ganar unas elecciones es fácil si se compara con la dificultad que implica gobernar. El objetivo no debe ser ganar, sino, sumar el músculo necesario para gobernar".
-¿Es mejor la Asamblea Legislativa durante el actual periodo constitucional que lo que fue en el anterior?
-Para mí es difícil decirlo. Siempre se dice que la nueva Asamblea es peor que la anterior. Creo que esta Asamblea ha tenido sus puntos altos, pero también importantes deficiencias. Lo que sí estoy convencido es que no se puede relacionar la existencia de un creciente multipartidismo con los problemas para que no salgan las leyes. Cuando la Asamblea no logra ponerse de acuerdo es porque hay intransigencia, porque no se deponen los intereses personales, porque falta capacidad de diálogo y negociación y esa no es una condición inherente al multipartidismo. Creo que el multipartidismo le hace bien a la democracia y refleja la realidad de que vivimos cada vez en una sociedad más plural y más diversa y lo que hace falta es renovar los liderazgos y la capacidad de diálogo y negociación de las fuerzas políticas.
-¿Se dieron por aludidos en el FA cuando Óscar Arias criticó a los líderes de partidos políticos que no aceptaron visitarlo en su casa, entre ellos ustedes, según él, por mezquindad y cálculo político?
-Óscar Arias se ha caracterizado precisamente por una actitud absolutamente intransigente y prepotente que a menudo es la que ha bloqueado el diálogo en este país. Óscar Arias identifica ingobernabilidad con que no lo dejen hacer lo que él quiere. Dijo que sería candidato otra vez si lo dejaban hacer lo que él quisiera. Bueno, eso es si lo dejan hacer lo que le da la gana. Obviamente alguien que tiene esa mentalidad va a considerar que el país es ingobernable porque los demás no quieren hacer lo que a él le da la gana.
-Hace un año el FA, Acción Ciudadana (PAC) y la coalición sindical Patria Justa firmaron un acuerdo programático ¿Sirvió de algo ese pacto?
-Sirvió para poner sobre la mesa aspectos importantes, para orientar objetivos de la discusión fiscal que nuestra fracción comparte con la fracción del PAC, garantizar mejor progresividad y que la reforma fiscal ponga a pagar impuestos a los que más ingresos tienen. Algunos de los temas ahí planteados permitieron dinamizar a la Asamblea Legislativa y para formar alianzas coyunturales para impulsar algunos temas de la agenda. En otros aspectos, pues no ha pasado gran cosa.
-¿Dónde fracasó ese pacto?
-En impulsar una ley para mejorar los salarios en el sector privado, en apoyar el proyecto de Salario Mínimo Vital, ese proyecto no recibió el apoyo del Gobierno ni de la fracción del PAC, lamentablemente y más bien creo que lo quiere archivar la Comisión de Asuntos Económicos.
-Entonces ¿el PAC ha sido un socio bueno, regular o malo?
-Ni el Gobierno ni el PAC han buscado nunca ser nuestros socios. Esa es una leyenda urbana pues que algunos medios como La Nación han intentado difundirla, así como los partidos de oposición. Desde la segunda vuelta electoral del 2014 el actual Gobierno nunca buscó acercarse al FA para tener un acuerdo de asociación formal y de hecho si vemos la gestión de este gobierno no hay un solo ministro ni un solo cargo importante que sea del FA.
"Al contrario de otros partidos, como la Unidad Social Cristiana, que le aportó al presidente Solís más o menos la mitad de su Gabinete, otros vienen del PLN. Lo que ha habido entre nosotros y el Gobierno es coincidencia programática. Nuestra postura ha sido impulsar los temas en los que coincidimos, pero, también, cuando ha habido que denunciar los errores o incumplimientos de este Gobierno, lo hemos hecho, pero no lo hacemos con una actitud absolutamente destructiva, como sí lo han hecho la Unidad y Liberación que se han comportado como el marido despechado que intenta matar a la esposa porque lo dejó. No dejan que salga nada y todo lo bloquean porque perdieron el Gobierno".
-¿Cuáles han sido los mejores diputados del FA y del PAC en este periodo?
-El FA ha tenido varios diputados que han destacado. A mí me gusta muchísimo el trabajo que hace Edgardo Araya, no solo defendiendo los temas ambientales, sino que ha mostrado ser un diputado con mucha habilidad para conectar con las comunidades y mucha capacidad de negociación, pero también he visto cómo Patricia Mora ha ido creciendo como diputada y otros como Frank Camacho, como José Ramírez, han ido consolidándose también en su trabajo.
"En el caso del PAC, creo que el más destacado, sin duda alguna, para bien y para mal, ha sido Ottón Solís".
-¿Por qué para bien y para mal?
-Bueno, digo... es un diputado que destaca y descolla y cuando uno coincide con él se alegra aunque defienda con vehemencia los temas y cuando no coincidimos con don Ottón, eso lo convierte en un opositor de peso.
-¿Otros diputados más cercanos a los sectores progresistas, como Víctor Morales Zapata, no merecen su buena calificación?
-No merece ni siquiera que me refiera a ese tipo de gente.
-Un gobierno que no ha podido bajar el desempleo del 10%, que tiene un déficit fiscal de un 6% del producto interno bruto (PIB) y que aumenta en un 12% su presupuesto para el 2017 con respecto al 2016, aunque la inflación sea mucho más baja ¿es un buen Gobierno?
-Creo que para evaluar al Gobierno hay que incluir otras variables, efectivamente el Gobierno no ha logrado reducir el desempleo como hubiéramos esperado, y es cierto que los presupuestos se incrementan, aunque mucho de ese incremento tiene que ver con le problema inercial y el problema estructural y heredado del déficit fiscal. Pero, me parece que, por el contrario, también habría que agregar que el Gobierno ha logrado en ese contexto mantener una economía estable, contener la inflación, me parece que ha logrado frenar un poco la corrupción más gruesa y descarada con los contratos y concesiones del Estado y que ha logrado transparentar un poco los programas sociales y hacer una asignación más técnica y menos clientelista. Habría que poner todo eso en el balance. Es un Gobierno regular. Ha tenido aciertos, pero ha cometido errores muy graves. Del todo no ha logrado cumplir con las expectativas que generó en la población. Tal vez ese fue el error original.
"Es un Gobierno que trató de quedar bien con todo el mundo y al final no quedó bien con nadie. No definió su norte en claro, no definió qué cambios quería hacer y perdió los primeros dos años que eran claves para impulsar una reforma fiscal verdaderamente justa".
-¿Es acertado que el presidente crispe la relación con Brasil, el país más poderoso de Latinoamérica, al desairar a su mandatario en el seno de la Organización de Naciones Unidas?
-Los motivos de la acción del presidente Solís son absolutamente válidos. Lo que ocurrió en Brasil es un golpe de Estado disfrazado de legalidad. Es una destitución injustificada de una presidenta elegida constitucionalmente, en las urnas. No hay motivos reales de peso para destituir a Dilma Rousseff, ya esto lo ha dicho incluso el secretario general de la Organización de Estados Americanos.
"Por eso creo que el Gobierno de Costa Rica tiene motivos fundados para no reconocer al nuevo gobierno de Brasil y señalarlo así. Yo hubiera deseado una declaración más contundente desde el comienzo, desde el momento en que se concretó el golpe de Estado. No estoy seguro de que sea la mejor manera de plantear la discrepancia, hubiera preferido una declaración diplomática contundente desde un comienzo".
-¿A usted también, como a varios políticos del país, le preocupó ver a Solís saliendo de la plenaria de la ONU junto con los países eje de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)?
-Yo no veo que haya ningún tipo de alianza de este Gobierno con el ALBA ni con los países que usted menciona. Un Gobierno como el costarricense tiene que ser coherente y denunciar los golpes de Estado que se den en América Latina independientemente de quién los dé. Así como el Gobierno ha manifestado que debe respetarse el derecho del pueblo de Venezuela a hacer un referéndum revocatorio para decidir si quiere continuar o no con el presidente que tiene, pues así debe manifestarse también sobre que pasó en Brasil. No son temas comparables. Lo serían si el Gobierno de Venezuela impidiera que se haga un referéndum revocatorio o impidiera que haya elecciones. Costa Rica debe ser firme y denunciar ese tipo de conductas antidemocráticas en cualquier país donde se den. Costa Rica siempre mostrar la misma postura a favor de los principios democráticos.
-Sigamos hablando de los vecinos del Barrio: Nicaragua. A su partido se le ha vinculado con el Frente Sandinista y varios diputados de su actual fracción han conmemorado allá el triunfo de la Revolución Sandinista ¿le preocupa a usted la acumulación de poder en manos de Daniel Ortega?
-Veo con preocupación lo que está pasando en Nicaragua. No me gusta la tendencia hacia la concentración del poder que veo. Por otra parte, creo que cualquier partido en América Latina debe tener la coherencia para criticar y señalar lo que está mal en Nicaragua o en cualquier otro país sin ningún temor. Me preocupa muchísimo que se les quiten espacios a las organizaciones que defienden los derechos humanos, el canal interoceánico, que es un desastre ambiental, un proyecto devastador del ambiente y de los derechos de las comunidades campesinas. Me preocupa el uso del conflicto fronterizo con Costa Rica como arma para distraer la atención de los problemas internos.
"Hay muchas cosas que están mal en Nicaragua. Pero eso no quiere decir que uno no pueda celebrar el aniversario de la Revolución Sandinista que es un logro de nuestros pueblos que trasciende las acciones del actual Gobierno de Nicaragua. Hubo costarricenses que dieron su vida por la revolución en Nicaragua ¿cómo no conmemorar esa fecha? Pero sí me parece que el FA y cualquier partido costarricense, debe tener la coherencia para señalar y ser crítico con lo que está mal sin tener ningún temor a decirlo".
-¿Llegó el momento para que el país vaya a una Asamblea Constituyente?
-Creo que debería promoverse en otras condiciones en las que haya mayor consenso sobre el modelo de Estado que debe salir de esa Constituyente, no veo las condiciones dadas en Costa Rica. Por supuesto que la Constitución necesita ajustes pero me preocuparía muchísimo ir a una Constituyente en la cual, más bien, se deterioren las conquistas que hemos obtenido los sectores populares de este país: los derechos fundamentales, económicos, sociales, ambientales. Yo veo un escenario donde más bien algunos quieren recortar derechos de los trabajadores, reducir la protección del ambiente y reducir los mecanismos de pesos y contrapesos que existen en el Estado con una pretendida apelación a la eficiencia y la celeridad que puede conducir hacia prácticas autoritarias.