Frente a los líderes de los 193 Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente Luis Guillermo Solís hizo ayer un llamado a enfrentar los conflictos armados para lograr la paz en el mundo.
En su intervención ante la 69.ª Asamblea General de la ONU, el mandatario desterró toda alusión al conflicto fronterizo con Nicaragua y se centró en pedir acciones para detener las guerras.
Más tarde, en conferencia de prensa desde Nueva York, el gobernante dijo a La Nación que él no va a solucionar “los problemas con nadie, ni con Nicaragua ni con Daniel Ortega (presidente nicaragüense)”. Agregó que ese lío se resolverá en la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, Holanda.
El conflicto con el gobierno de Ortega ha sido el centro de la política exterior costarricense en sus intervenciones ante los foros internacionales, desde la invasión de la isla Calero, en octubre del 2010.
De hecho, el último discurso ante el foro de la ONU, en setiembre del 2013, la entonces presidenta Laura Chinchilla alertó sobre la carrera armamentista de Managua.
Preparar la paz. Solís dijo que el país no puede guardar silencio ante los conflictos mundiales. Por eso, pidió a los miembros del foro multilateral apoyar, en octubre, la reelección de Costa Rica en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En la intervención, Solís aseguró que Costa Rica repudia los ataques del grupo palestino Hamás contra Israel y el uso de armas altamente destructivas de los israelíes en Gaza.
Además, rechazó, desde el podio verde del salón de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, el uso de armas explosivas y municiones en racimo en población civil en Siria, Gaza y Ucrania, así como de las armas nucleares.
“Ningún Estado debe desarrollar o poseer armas nucleares. Costa Rica está lista para negociar un nuevo instrumento jurídicamente vinculante para el desarme nuclear”, dijo el mandatario.
Más acción. Precisamente para procurar soluciones fuertes contra los conflictos globales, Luis Guillermo Solís aseguró que el Consejo de Seguridad de la ONU debe mutar de la mentalidad de reacción hacia la acción, para ser “vigilante, estratégico y proactivo”.
El mandatario pidió a los miembros de ese consejo no utilizar el derecho del veto para atender situaciones de genocidio, crímenes de lesa humanidad y de guerra, así como violaciones masivas de los derechos humanos.
A pesar de sus reclamos por la inacción para detener las guerras, sobre todo en conflictos previsibles, Solís reiteró un voto de confianza a la ONU, pero si cumple con la labor para la que se creó.