El académico Luis Guillermo Solís Rivera, de 56 años, recibe hoy la administración de un país que, si bien goza de una inflación controlada, mantiene una quinta parte de la población en pobreza y encara la amenaza de un creciente déficit fiscal.
El historiador y politólogo hereda, además, un crecimiento económico moderado y una tasa de desempleo del 8,3%, cifra un poco mayor a la que encontró su antecesora, Laura Chinchilla.
En palabras de él, recibe una “finca encharralada” y pone énfasis en las diferencias socioeconómicas que viven los diversos estratos de la población.
“Cuando miro la situación del país, pienso que no debimos haber llegado a donde estamos. Se pudieron haber hecho cosas, a lo largo de las últimas décadas, que impidieran que se deteriorara tanto la obra social, que se deteriorara en el sentido de la inclusión, que fue la base de la nacionalidad costarricense”, afirmó el hombre, quien hoy jurará como el mandatario número 47 del país.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el nivel de desigualdad no varía desde hace una década.
Solís, entonces, lanza su derrotero: “No hay contradicción entre solidaridad y producción, entre generación de riqueza y distribución justa. Eso se puede lograr y se ha logrado sin socavar libertad y sin deteriorar la democracia. Los peores enemigos de la democracia son el hambre, la pobreza y la desigualdad”.
Tendrá 1.460 días para hacer su tarea, luego de haber ganado la segunda ronda electoral, del 6 de abril, con 1,3 millones de votos, el mayor apoyo que ha recibido un presidente de la República.
Aunque sostiene que han ocurrido hechos positivos, dice que su misión es “revertir muchas de las malas cosas” que se produjeron en los últimos gobiernos.
Panorama. La pobreza no baja significativamente desde hace más de una década. De acuerdo con el INEC, hoy, esa condición cubre al 20,7% de los habitantes.
Unas 285.000 familias son pobres. Las que están en zonas urbanas viven con un poco más de ¢100.000 al mes y las que están en áreas rurales con ¢77.000.
El desempleo golpea, sobre todo, al estrato económico más bajo, donde cerca de un 25% de la gente carece de trabajo, mientras que en el más alto, un 2%.
En cuanto a las finanzas públicas, el déficit del Gobierno Central equivalió, el año pasado, a un 5,4% del producto interno bruto (PIB), lo que puede presionar al alza la inflación y las tasas de interés.
Hoy, la inflación interanual (últimos 12 meses) está en 3,68%, el resultado más bajo desde 1971. La tasa básica registra una tendencia al alza. Hoy amanece en 6,80%.
El Gobierno saliente estimó que este año el déficit será de un 6% del PIB y, si no se toman medidas, podría alcanzar el 8% en cinco años.
La deuda pública ya excedió el 50% del PIB y podría ascender a casi un 60% en el 2019, mientras que el precio del dólar subió.
Helio Fallas, quien hoy asumirá como primer vicepresidente y ministro de Hacienda, anunció que quieren bajar el déficit fiscal en un punto, en el primer año de gestión.
Solís advierte de que la tarea debe ser un proceso continuo, en el que se integren los sectores políticos, económicos y sociales.
“Espero no defraudarlos y me estoy preparando para ser un presidente responsable y un presidente comprometido con el voto de su pueblo. Me siento como un novio que está a punto de entrar a la iglesia. Siento una mezcla de ilusión y de miedo, pero es un miedo que es natural”, añade, quien, este mediodía, será el presidente.