Cerca de las 7:30 a.m. el helicóptero Chinook 12-08113 del ejército de EE. UU. se elevó partiendo de la terminal Base 2, en el aeropuerto Juan Santamaría, rumbo a Alto Telire, como parte de la misión humanitaria que realizaron esta semana en beneficio de 700 indígenas cabécares de la Alta Talamanca.
La visita política representaba el cierre de la operación encabezada por el Ministerio de Seguridad, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), el Cuerpo de Bomberos y oficiales del ejército de los Estados Unidos.
A inicios de semana, 46 especialistas entre médicos generales, odontólogos, farmacéuticos, asistentes dentales, y demás personal de apoyo, llegaron a la zona de Piedra Mesa utilizando tres helicópteros Blac Hawk.
Estas naves partieron del aeropuerto de Limón, como parte del operativo humanitario, también apoyado por los helicópteros del Servicio de Vigilancia Aérea del Ministerio de Seguridad.
En total, fueron seis aeronaves las que sirvieron de taxi aéreo para trasladar equipo, medicamentos y funcionarios a esta zona habitada por unos 1.500 cabécares.
Campamento. En Piedra Mesa, los funcionarios de ambos países levantaron tiendas de campaña, echaron a andar plantas eléctricas, abrieron cajas con medicamentos e instalaron un pequeño consultorio en la misma galera de dos niveles, que generalmente funciona como refugio para policías y médicos de la Caja que llegan cada tres meses a esta, una de las más inaccesibles del país.
Tan alejado es Alto Telire que a pie, un indígena tarda cerca de seis días en llegar hasta el Valle de la Estrella.
En ese lugar aguardaban ayer la llegada de autoridades del Estado, y del embajador de Estados Unidos, Stafford Fitzgerald Haney, quien para las 8 a.m. iba a bordo del helicóptero Chinook.
El valle central se miraba como un punto metálico atrapado en la lejanía, dando paso a una alucinante vegetación sobre los cerros de la cordillera volcánica central. Un oficial del ejército de Estados Unidos vigilaba a periodistas y funcionarios desde la boca posterior del helicóptero. La compuerta iba abierta, dejando ver los macisos extenderse mientras se perdían las estructuras metálicas y de concreto que dibujan las ciudades de San José y Cartago. Amarrado a una linga, también llamada línea de vida, el soldado come papas fritas.
Poco después, el armatoste se detuvo en el aire sobre la pequeña explanada, no mayor a una cancha de fútbol. Pronto bajaron funcionarios, periodistas y equipo de apoyo. Lo que parecía desde el aire un campo de refugiados por los uniformes de fatiga de los soldados y las tiendas levantadas en medio de la serpiente de piedra que resguarda al río Telire, era en realidad un campo de ayuda humanitaria para los costarricenses más aislados del país.
El estruendo del helicóptero tenía embelesados a los indígenas que, apostados sobre piedras, o bien con niños en brazos, miraban a la espera de ayuda.
Decenas de ojos de indígenas cabécares se clavan curiosos en esa gente de zapatos limpios y anteojos oscuros que llegaron como una estampida.
A la espera. Varios niños con uniformes de escuelas a las que nunca irán, miraban a esa gente que nunca o casi nunca habían estado allí. Los recillegados también miraban con ojos de asombro de la máquina que en otros tiempos sirvió para bajar soldados armados en otras latitudes.
Ernesto Morales, cacique cabécar de los pobladores de Alto Telire, repitió, como lo ha hecho por años, el pedido de ayuda para los pobladores, y agradeció la cruzada médica.
El embajador Haney escuchó las explicaciones de los médicos y miembros del Comando Sur que apoyaron las acciones, que finalizan hoy viernes, y aprovechó para reiterar que la cooperación de EE. UU. con Costa Rica no se limita al tema de la seguridad.
“Nosotros somos socios en muchas áreas con Costa Rica. Hablamos mucho de seguridad, pero también somos socios en el tema humanitario. Venimos a apoyar la labor que lleva años de hacer la Caja, para asegurar lor buenos servicios de salud”, dijo Haney.
El ministro de Seguridad, afirmó que intentarán hacer más incursiones en Alto Telire, al tiempo que reiteró su agradecimiento a la embajada por acoger el pedido de ayuda hecho en marzo.
Mata hizo referencia a los operativos de erradicación de marihuana que se hacen en la zona, y a la necesidad de maneter presencia médica y de seguridad en la zona, para evitar que los narcotraficantes se adueñen del lugar. Poco después, los helicópteros se iban de nuevo, dejando a los médicos en una tarea que no tiene fin.