Eduardo Trejos Lalli asumirá la embajada de Costa Rica en Nicaragua con la convicción de que es el momento de iniciar un proceso de reencuentro con el gobierno de Daniel Ortega, en busca de un restablecimiento de relaciones plenas.
Aunque está consciente de que la confianza no se reconstruirá de la noche a la mañana, el diplomático alega que el lazo entre ambos países no se debe basar solo en desencuentros.
Trejos Lalli, de 43 años, tiene planeado instalarse en Managua la tercera semana de setiembre luego de ser nombrado 1.° agosto. Él sustituirá a Javier Sancho, quien dejó el cargo para acogerse a su jubilación el 15 de julio.
Este será su primer cargo en el Servicio Exterior costarricense, aunque es el tercero que le otorga el presidente de la República, Luis Guillermo Solís.
Inicialmente, Solís lo designó como director ejecutivo de Comisión de Transmisión del Mando Presidencial, del 8 de mayo del 2014. Posteriormente, ya en el poder, Solís lo nombró viceministro administrativo de Relaciones Exteriores, cargo en el que estuvo hasta que se le nombró de embajador. Ambos se conocieron en la Comisión de Relaciones Exteriores del Partido Acción Ciudadana (PAC), en el año 2006.
A continuación un extracto de la entrevista con Trejos Lalli:
-¿El canciller Manuel González le encomendó alguna tarea en específico?
Hay varios temas en la agenda, hay una relación casi cotidiana en materia comercial, de seguridad, de lucha contra el narcotráfico. Tenemos un consulado que tiene la mayor cantidad de trámites que se realiza mensualmente y tenemos un proyecto para desarrollar un call center y tener un mayor control y registro de las citas que se dan diariamente. Es un proyecto que ya el Canciller firmó la semana pasada, que ahora estamos a tres semanas de un proceso de capacitación e implementación que esperaríamos tener para la primera semana de octubre, si no hay problemas.
-¿La idea es desaparecer las filas de los consulados?
Exactamente. En este momento, tanto en temporada baja como alta, se da una enorme aglomeración de gente en el consulado. Ahí tenemos gente desde el día anterior haciendo fila, tenemos todo lo que eso conlleva: venta de campos, gente teniendo que dormir en condiciones deplorables en la acera del consulado, por lo que el call center llevaría a generarnos un control sobre eso.
-Cuando don Javier Sancho, su antecesor, asumió el cargo, el entonces canciller Enrique Castillo le solicitó repeler las campañas que el Gobierno de Daniel Ortega orquesta contra Costa Rica en la opinión pública nicaraguense. ¿Esa consigna se mantiene?
La tarea que tenemos todos es defender el interés nacional del país y tener un detalle cotidiano del destino donde hemos sido encomendados. Lo que tenemos que hacer es un control de la información que se procesa en los diferentes canales y lo que se dice. Eso puede ser desde un programa cómico hasta una declaración de un periodista independiente, es todo el amalgama, es mucho más compleja la realidad costarricense en Nicaragua.
-¿Usted va a salir en los medios a replicar? ¿Va a tener una presencia más fuerte?
Tiene que haber un contacto directo de Costa Rica con las diferentes organizaciones políticas, sociales, económicas que están vinculadas cotidianamente con nuestro país, desde las actividades gubernamentales hasta la promoción de los intereses, por ejemplo, de los menores con el Instituto de la Familia, la protección de los presos costarricenses en Nicaragua, de los intereses comerciales que tenemos vinculados no solo hacia Nicaragua, sino hacia el norte de Centroaméricana, donde tenemos que generar un proceso más fluido para que esos intereses no se vean afectados. Por eso, es tan importante la apertura del puesto fronterizo en Tablillas, por ejemplo.
-¿Cómo contrarrestar esas campañas?
Don Javier era muy cuidadoso en las declaraciones que él hacía. Nosotros tenemos un impedimento de pronunciarnos en materia de política interna de los países en los que somos acreditados. Eso está desde la Convención de Viena. Nosotros lo que tenemos que salvaguardas es que los intereses que nosotros defendemos, sea de soberanía territorial o marítima, sean plenamente comprendidos por la población nicaragüense o las entidades que estén a cargo. ¿Eso cómo es? Puede ser desde artículos en la prensa, a través de reuniones con los diferentes sectores involucrados, con formadores de opinión. Hay muchos mecanismos, vamos a abrir una página en Facebook para tener un contacto directo con la población y buscaremos también otros mecanismos de información donde podamos nosotros dar la versión de lo que le está pasando a nuestro país.
-¿Pero esa no es la prioridad o sí?
Hay muchos temas, tenemos pendientes también los temas en La Haya. Nosotros tenemos que ser una embajada que esté al tanto. Si bien no estamos involucrados directamente involucrados en los temas en La Haya, tenemos que estar informados de eso. Tenemos que saber y generar la información que sea conveniente para los intereses de Costa Rica, para el apoyo jurídico que requerimos, la información que legalmente podamos proveer, además de todos los temas que acarrea tener un proceso con un país limítrofe por siempre, que es el tema de la seguridad de las fronteras, del comercio, el tema de los intereses de los costarricenses en Nicaragua y también de un montón de nicaragüenses que están en Costa Rica.
-¿Qué puede esperar de usted la ciudadanía costarricense?
Un compromiso al ciento por ciento con las instrucciones que me han dado el señor presidente y el canciller. Es una embajada y un consulado que todos los días tiene un tema que resolver, desde la atención consular hasta los imprevistos de algún turista o de alguna información que se requiera a través de las entidades como Procomer, Comex, ICT y el mejoramiento de una frontera que es muy larga y muy compleja.
-¿Cambiará algo de que lo venía haciendo el embajador Sancho?
La ventaja de la Cancillería es que tenemos políticas de Estado, independientemente de las administraciones o de las personas. Don Javier hizo una excelente labor hasta que se jubiló. Yo construí con él el proyecto del call center, por ejemplo, entonces evidentemente es una construcción de interés nacional y no es ni de un embajador, ni de una administración, no tiene que haber cambios. Si hubiera cambios radicales en la conducción de nuestras relaciones bilaterales, porque cambia una persona, es porque estamos haciendo algo malo.
-¿Cuándo cree que es el momento oportuno de retomar las relaciones plenas con Nicaragua?
Tenemos que hacer una construcción de confianzas, hemos pasado mucho tiempo ligados a conflictos. Yo creo que las relaciones con un país limítrofe, con tantas vinculaciones de diferentes formas, merece variar el escenario de una situación solo de conflicto a algunos otros niveles de construcción y hay mucho temas en los que se puede trabajar.
-¿En cuáles?
Ya tenemos el ejemplo del ministro de Seguridad (Gustavo Mata) yendo a una reunión de primer nivel en Managua para hacer las coordinaciones. Así, hay diferentes entidades que se deben vincular en migración, comercio, turismo y en temas de mejora en la infraestructura para la gente que transita por la frontera.
-Al igual que se retomó las negociaciones en materia de seguridad, ¿se deben retomar las mesas de negociación en otros temas como migración, comercio y turismo?
Yo creo que tenemos que iniciar un proceso de reencuentro, ¿qué nivel?, en este momento Nicaragua tiene la presidencia del Sica (Sistema de la Integración Centroamericana). Ellos tienen que generar una agenda de trabajo, tenemos que estudiar esa agenda de trabajo. Ellos tendrán sus intereses y nosotros los nuestros, es una agenda más complementaria porque es con los demás países miembros, pero creo que ese es el mecanismo para hacer el inicio de este reencuentro.
-¿Qué le hace creer que es el momento para construir la confianza?
En una relación tan compleja, no podemos estar solamente guiados por los desencuentros, tenemos también que generar procesos de encuentro en la medida de las posibilidades.
-¿Y en el plano diplomático, político?
Tenemos plenas relaciones, tenemos embajadas en los dos lados, tenemos conversaciones prácticamente semanales entre las cancillerías, intercambio de notas, es decir, la relación diplomática está en un nivel normalmente frío por los problemas que hemos tenido cuando hemos sentido que se nos ha cercenado nuestra soberanía.
-¿Pero es el momento de que las relaciones dejen de estar normalmente frías?
No, va estar frío porque todavía tenemos juicios pendientes y hay que hacer la construcción de confianzas, eso no pasa de una relación que ha estado tensa y fría a hermandad, cordialidad y cariño de un momento a otro. Todo eso es un proceso, de ver señales y de construir acuerdos que vayan generando en un nivel básico, un incremento y, si evidentemente eso no sucede, entonces diay se permanece en la situación que se ha estado.
-Mientras tanto, ¿cómo mantener una relación amigable?
Hay que hacer señales hacia la gente. Por ejemplo, el call center es una señal hacia el gobierno de Nicaragua que queremos tratar a sus ciudadanos, que quieren ingresar de manera legal al país, de una manera digna. Eso para mí es una señal. ¿Cómo lo interpretará el gobierno de Nicaragua?, no lo sé, pero eso es lo que tenemos que hacer, igual que ellos tuvieron señales con lo que sucedió con el naufragio, esa es otra señal y queremos seguir incrementando señales. El acuerdo en materia de lácteos es otra señal y pueden haber otras señales. Pueden haber puntos de encuentro, lo que nos interesa es que los ciudadanos de ambos países tengan las facilidades que merecen el tipo de relación que tenemos con un país limítrofe.
-¿Es la embajada en Nicaragua el primero frente de defensa?
Hay muchos frentes para la defensa del interés nacional, la embajada en Managua es uno. Dependiendo para qué, es el primero.
-¿Cómo respecto a los casos en La Haya, qué se puede hacer desde la embajada?
Yo tengo una labor de información diaria al canciller sobre todo lo que sea políticamente considerable para que él tome decisiones, para que esté bien informado, sepa qué es lo que sucede allá y qué es lo que nosotros estamos haciendo en todos los frentes.
-¿Qué instrucciones ha recibido sobre la remilitarización de Nicaragua, especialmente tras la compra de los tanques rusos?
No he recibido instrucciones especiales sobre el tema, probablemente porque no he llegado a la embajada a instalarme. Evidentemente, el tema de compra de armamento para nosotros se aleja mucho de nuestra realidad, es una realidad que no tenemos y por eso nos sorprende la compra de armamento militar no solo en Nicaragua, sino en el resto de Centroamérica y en el mundo. Somos abanderados de la desmilitarización y de que los recursos que se destinan para armas se destinen para otras cosas, pero cada país es soberano para hacer, en función de sus intereses, lo que ellos consideren necesario.
-¿Cuál es su experiencia en Nicaragua, cuán al tanto está de cómo opera ese país?
Yo fui consultor de la OEA (Organización de Estados Americanos) para el proyecto de procuenca del Río San Juan, fue en el 2000, fue un trabajo de armonización legal de cara a tratar de conservar el recurso hídrico y forestal de las dos vertientes del San Juan.
-¿No llega con un desconocimiento?
No, no, no, yo soy relacionista internacional, trabajé en la Cancillería en 1998, era asesor del exvicecanciller y me tocó trabajar en Nicaragua en ese momento cuando comenzó el conflicto de navegación.
-¿Es su primer cargo en el servicio exterior?
Sí, no soy diplomático de carrera.
-¿Cuál es su relación con el presidente Solís? Usted formó parte de la Comisión de Traspaso de Poderes, él también lo nombró como viceministro de Relaciones Exteriores y ahora como embajador. ¿Habían trabajado juntos en el pasado?
Sí, yo era el secretario de la comisión de relaciones internacionales del Partido Acción Ciudadana (PAC) que posteriormente don Luis Guillermo Solís se integró a esa comisión por su experiencia en temas internacionales, así que, desde el 2006, básicamente trabajamos en temas de manera conjunta.
-¿También trabajó en la fracción del PAC?
Fui jefe de asesores, trabaje por 10 años en la Asamblea Legislativa en diferentes momentos.
-¿Su inexperiencia en el Servicio Exterior cuánto puede pesar?
Inexperiencia no creo, tengo una experiencia política amplia, dependiendo del destino uno está relativamente capacitado para aprender lo que tiene que aprender de un destino y estar informando de manera adecuada tanto al canciller como al presidente. Es un destino con una enorme responsabilidad y creo estar perfectamente capacitado.